Tras la dana en Picanya, vi el amor de Dios reflejado en muchos
Estábamos sin luz, sin cobertura y sin poder hacer mucho más. Mi hija propuso leer un salmo y orar por esos vecinos que al final sabemos que se salvaron.
18 DE DICIEMBRE DE 2024 · 12:00
Hemos vivido algo que nunca hubiéramos imaginado. Ese día no cayó del cielo nada de agua, vino toda por el suelo. Vivo en un unifamiliar y cuando nos dimos cuenta, estábamos inundados, el garaje hasta el techo y la primera planta unos 70 cm.
Reventaron las puertas del garaje y la terraza se hinchó como un globo. Sacamos los coches pero también se los llevó el agua. Intentamos salvar lo que se pudiera, pensando que el agua no iba a llegar demasiado alto, hasta que nos encontramos en la buhardilla intentado llamar al “112” porque unos vecinos estaban en el parque de enfrente subidos a un árbol. Pero los servicios de emergencia estaban colapsados y no había casi cobertura.
Fueron momentos angustiosos, vividos como si fuera una película. En ese momento nos encontrábamos en casa mis hijos y yo, mi marido había ido a Valencia y no pudo regresar. Cuando estábamos ahí, sin luz, sin cobertura y sin poder hacer mucho más, mi hija propuso leer un salmo de la Biblia y orar por esos vecinos que al final sabemos que se salvaron, pero que aún no hemos podido conocer.
Al día siguiente todo era lodo, montañas de coches destruidos y devastación, salíamos a la calle sin saber qué hacer y por dónde empezar. Pensábamos que vendrían autoridades, ejercito, etc. para organizar y ayudar pero hasta el tercer día no apareció nadie, por lo que tuvimos que organizarnos los vecinos.
Estuvimos sin agua, luz y gas varios días, pudimos salir a adelante gracias a muchos hermanos en la fe y amigos que, desde el primer día, vinieron a ayudarnos. traían café todas las mañanas, comida, herramientas, mensajes de ánimo, oraciones, y quitaron barro. También gracias a personas hasta entonces desconocidas, que nos ayudaron sin tener ninguna obligación ni vinculación. Algunos pudimos tenerlos alojados con nosotros. ¡Cuánta generosidad! Estaré siempre agradecida.
Viendo tanta devastación producida por la naturaleza yo pensaba ¿cómo trasmitir que el Señor estaba ahí? Oí una frase que me ayudó: “Dios no produce las catástrofes sino está con nosotros en medio de ellas”.
Nosotros pudimos comprobar esto, por medio de tantas manos, pies y corazones que nos mostraron su amor. El origen del amor sabemos que es Dios mismo. Dios es amor y como criaturas suyas podemos reflejarlo. Un amor que entrega sin esperar nada a cambio.
Susana Pérez, vecina de Picanya (Valencia).
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