‘Venid conmigo, siervos fieles…’: en recuerdo de Juan y Charo Frey
Juan y Charo Frey partieron a la presencia del Señor el 6 de noviembre tras servirle más de cinco décadas.
07 DE NOVIEMBRE DE 2024 · 19:39
He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.
2 Timoteo 4:7
Cuando llevas muchos años de creyente y provienes de una familia desestructurada, hay personas que cambian tu vida para siempre y que quedan grabadas con un sello que va mucho más allá de los lazos de sangre.
Dios usa a algunas personas que no solo cambian vidas, sino comunidades e incluso ciudades. Seguro que todos conocéis a algunos así.
Yo conocía a dos personas que encajaban en esa descripción y a las que puedo aplicar esos versículos de 2 Timoteo 4 de una manera maravillosa. Es la foto de mi bautismo, quien lee la Biblia es mi también amado Federico Dindinger, también con el Señor. Pero el escogido para bautizarme y también para casarme no podía ser otro que mi padre… Juan Frey.
Juan y Charo no eran de mi sangre, pero eran de mi corazón. No me vieron nacer físicamente, pero sí espiritualmente. Me acompañaron, enseñaron, educaron en el Señor, me cuidaron, abrazaron, jugaron conmigo e incluso me riñeron cuando hizo falta. En mi vida, mi padre carnal era una presencia inexistente o, peor, terrible. Y Dios, en su gracia, me dio el tremendo privilegio de poder pasar mucho, mucho, mucho tiempo con estas dos personas. Un matrimonio cuyo hijo mayor es, para mí, un hermano… ha sido mi amigo durante muchos años… que vivieron juntos para el Señor, trabajaron hasta límites increíbles, sentaron bases espirituales en muchísimas personas que cambiarán para siempre la historia espiritual de Zaragoza.
Ayer se fueron Juan y Charo Frey… El Señor se los llevó juntos, como habían vivido siempre… No es posible hablar de Juan sin Charo, ni de Charo sin Juan… eran una unidad indivisible.
Queda un agujero en mi alma de esos que solo se llenarán cuando me encuentre de nuevo con ellos en el cielo… porque en todos mis años de vida, nunca he conocido a nadie como Juan. Porque creo que pocas personas podrían afirmar de sí mismas lo que Pablo dice en 1 Corintios 11:1. Y estoy seguro de que Juan, con su humildad y mansedumbre tan especiales, jamás lo habría dicho de sí. Pero yo puedo declararlo por él: Me encantaría ser un imitador suyo, como él lo era de Cristo. Sin embargo, él no sería quien era si Charo no estuviera a su lado. Charo, una de mis sonrisas favoritas… Tengo mil recuerdos de ella, pero uno en especial lo guardaré en mi corazón toda mi vida, hasta que podamos volver a vernos.
Gloria a Dios por el servicio que Juan y Charo llevaron a cabo para él. Gracias al Señor porque a mí me regaló la posibilidad de compartir tanto y tanto tiempo con personas de esas que puedes contar con los dedos de la mano.
Si en tu vida hay alguien así, dale gracias a Dios por ello.
Hasta pronto, Charo…
Hasta pronto, papá…
Juan y Charo Frey sirvieron al Señor durante más de 50 años, involucrados en la obra evangélica en Zaragoza y, desde allí, bendiciendo a toda España con su ministerio. Partieron al cielo el 6 de noviembre repentinamente a causa de un accidente de tráfico en Canadá, su tierra natal. Dejan cuatro hijos y nietos.
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