¿Cómo podemos desarrollar iglesias sanas y difundir el Evangelio en el contexto secularizado actual?

Somos “usuarios” de la fe cristiana y, por tanto, podemos recomendar el Evangelio a las personas que han llegado a confiar en nosotros al vernos vivir como cristianos de forma visible y tangible. Por David Brown.

  · Traducido por Rosa Gubianas

16 DE JULIO DE 2024 · 17:50

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Imagen de Etactics Inc., Unsplash.

La secularización expresa la tendencia de los individuos a prescindir de toda referencia obligatoria a cualquier afiliación religiosa. Se trata de una tendencia profunda en la que se observa el debilitamiento del lugar de la religión tanto en las costumbres sociales como en las instituciones públicas.

La secularización es, pues, un fenómeno sociológico. Se puede observar y analizar para intentar comprender sus orígenes y su evolución.

Por eso prefiero la palabra “secularización” a la palabra “laico”, porque se trata de un proceso que se desarrolla en Europa desde hace generaciones.

Luego, con el paso de los años, la comprensión filosófica de la relación entre la religión y el Estado se traduce cada vez más en términos jurídicos a través del proceso político. Se promulgan leyes para establecer la forma en que esta situación debe vivirse en la práctica.

La comprensión filosófica de la relación entre la religión y el estado se traduce en leyes.

Cada país europeo tiene su propia historia, lo que significa que esto se resuelve de distintas maneras. En Francia, un paso importante fue la separación de las iglesias y el estado en 1905, cada vez más llamada “laicidad”. La palabra nunca ha sido definida por los legisladores, pero tiene la ventaja de permitir distinguir fácilmente entre el proceso de “secularización”, puramente sociológico y observable, y la aplicación política de la situación.

Las palabras pueden ser resbaladizas y me parece que el posible equivalente inglés de laïcitésecularism (que proviene de un trasfondo político, jurídico y filosófico diferente) y sobre todo por su sufijo “-ism”, incita a la gente (y a menudo a los cristianos) a verlo en términos de una ideología que se les impone.

¿Cómo podemos delimitar una cultura secularizada?

En primer lugar, podemos recurrir a las cifras. La secularización suele relacionarse con el porcentaje de una población que se identifica como atea, agnóstica o sin afiliación religiosa.

- El 53 % de los británicos se identificaban como no religiosos en 2022.i

- En Francia, en 2021, el 51 % de los encuestados respondieron “no” a la pregunta de si creían personalmente en Dios.ii

Sin embargo, ésta no es toda la historia. Charles Taylor relata el proceso en su obra magna, A Secular Ageiii (¡874 páginas!). Describe el proceso de secularización en tres etapas.

- Etapa 1: la retirada de la práctica religiosa de la vida pública al ámbito privado.

- Etapa 2: la disminución de la participación en prácticas religiosas o el declive de las creencias religiosas de los individuos.

- Etapa 3: un cambio en la cultura por el que la fe se convierte en una posibilidad humana entre otras.

Este proceso tiene enormes consecuencias para el modo de vida de los individuos. El rechazo de Dios lleva a las personas a tener un nuevo sentido del “yo”, que Charles Taylor denomina “el yo amortiguado”.

En otras palabras, son impermeables al “mundo encantado” que contiene a Dios, ángeles y demonios, o a cualquier cosa fuera del nivel humano de existencia. Por el contrario, son moldeados y dirigidos por sus propios valores personales internos, expresando afirmaciones como “Sé tú mismo” o “Esa es mi verdad” o “Sigue a tu corazón, él conoce el camino”.

En resumen, el individuo ha sustituido a Dios como fuente de autoridad y se convierte en Homo Deus, un Dios en sí mismo.

Desventajas

En primer lugar, es difícil cargar con la responsabilidad de decidir cuál es la auténtica identidad de cada uno. Hoy en día, la gente suele sentirse frágil y vulnerable. Quieren evitar escuchar ideas que parecen intimidatorias.

A menudo se percibe a los cristianos como activistas que pretenden imponer a los demás sus ideas peligrosas, irrespetuosas e intolerantes.

Como resultado, incluso las universidades ofrecen “espacios seguros” y emiten “avisos de alerta” para proteger a los estudiantes de que se cuestione su “identidad”. Esto supone un reto para nuestra evangelización, porque a menudo se percibe a los cristianos como activistas que pretenden imponer a los demás sus ideas peligrosas, irrespetuosas e intolerantes.

En segundo lugar, ¿cómo se las arreglan las personas cuando tienen dificultades para vivir su ideal de ser auténticamente ellas mismas? En la sociedad secularizada actual parece haber tres estrategias posibles.

i. Proteger sus “derechos” perteneciendo a un grupo militante (por ejemplo, LGTBIQA+).

ii. Buscar ayuda y consejo externos del ejército de terapeutas disponibles hoy en día, como psicólogos, coachs, especialistas en el desarrollo personal, etc.

iii. Considerarse víctima de las circunstancias. Esta es la narrativa de lo que a veces se denomina filosofía woke, que considera que los problemas de un individuo tienen más que ver con las estructuras sociales y los supuestos culturales que con factores psicológicos.

En tercer lugar, Charles Taylor afirma que lo que él llama “la perspectiva cerrada del marco inminente” de la existencia secular (porque descarta cualquier cosa fuera de la condición humana) nunca ha resultado satisfactoria, ya que la gente anhela algo trascendente.

Hay un afán de sentido por encima de su existencia cotidiana y plana. Puede haber un rechazo (o más a menudo una ignorancia) del cristianismo histórico, pero persiste un hambre espiritual difusa, un anhelo de algo más grande, más espléndido, más profundo y más salvaje que “nuestro insignificante círculo de la vida”.

Hay un deseo de algo sublime que irrumpa en nuestra “membrana de ensimismamiento”.iv

Contextualización

El artículo 10, “Evangelización y cultura”, del Pacto de Lausana, afirma que “el desarrollo de estrategias para la evangelización mundial exige métodos pioneros imaginativos. Bajo Dios, el resultado será el surgimiento de iglesias profundamente arraigadas en Cristo y estrechamente relacionadas con su cultura”.

Nuestro reto es construir iglesias, aprendiendo a vivir nuestras vidas de forma auténtica y profundamente plausible en un contexto secularizado.

Nuestro reto es construir iglesias como comunidades aprendiendo a vivir nuestras vidas con autenticidad y de una manera que sea profundamente plausible en un contexto secularizado. De hecho, la verosimilitud de nuestras creencias es el mayor reto al que nos enfrentamos en una sociedad secularizada. Para la mayoría de la gente, la fe cristiana no es plausible, es decir, es invisible, no se tiene en cuenta, ni siquiera se considera una opción.

Gran parte de nuestra apologética responde a la cuestión de la credibilidad de lo que creemos (“¿Es verdad?”), pero la gente no se hace ese tipo de preguntas. Tenemos que hacer que el Evangelio sea visible y tangible.

Y tenemos que ser plenamente conscientes de que el único contacto que la gente tiene con el cristianismo es su trato con los cristianos que conoce en su vida cotidiana (como la familia, los colegas, el vecindario o los amigos).

Esto tiene enormes implicaciones para nuestras iglesias. ¿Cómo pueden las mismas preparar a sus miembros para vivir su fe de forma auténtica y llevar el Evangelio a sus redes relacionales?

Esta infografía de una iglesia sana es una herramienta práctica para ilustrar el camino a seguir en nuestro contexto europeo:

¿Cómo podemos desarrollar iglesias sanas y difundir el Evangelio en el contexto secularizado actual?

En el mundo secularizado de hoy, las iglesias necesitan volver a centrarse en lo absolutamente esencial. Una iglesia sana se centra en el Evangelio y es un lugar donde los cristianos aprenden a amar a Dios y a amar a las personas, en su contexto cultural.

Nos reunimos como iglesia congregada para preparar a cada cristiano a vivir como sal y luz durante toda la semana en la iglesia dispersa. Hebreos 10.24-25 nos anima a reunirnos para "estimularnos unos a otros al amor y a las buenas obras". ¡Esto es muy importante!

El evangelismo actualmente implica, sobre todo, construir relaciones de amor en nuestro entorno cotidiano. La forma en que la gente toma decisiones hoy en día, por ejemplo, antes de hacer una compra, es mirando las evaluaciones de otros usuarios.

Nosotros somos “usuarios” de la fe cristiana y, por tanto, podemos recomendar el Evangelio a las personas que han llegado a confiar en nosotros al vernos vivir como cristianos de forma visible y tangible. ¡Así es como el cristianismo se hace plausible!

En la iglesia reunida, mientras alabamos a Dios y escuchamos la exposición de su Palabra, nos animamos recordando que Jesús es nuestra especificidad y que no hay nada mejor que el Evangelio.

Los pastores y los líderes deben utilizar cada domingo nuestro tiempo juntos para preparar a los “mensajeros” del Evangelio a vivir su vida diaria con alegre confianza.

Pero estoy convencido de que los pastores y los líderes también deberían utilizar parte de nuestro tiempo juntos los domingos para preparar a los “mensajeros” del Evangelio a vivir su vida cotidiana con alegre confianza. Esto significa aprovechar al máximo el tiempo que pasamos unidos para ayudar a los cristianos a comprender el mundo actual, ya se trate de las cuestiones cruciales de la sociedad o simplemente del asombro ante las formas en que vemos la trascendencia a nuestro alrededor.

Puede encontrar más información sobre el desarrollo de una iglesia sana en nuestro clima secularizado en mi libro Re-Connect Your Church, publicado por IVP (Reino Unido).

 

David Brown es pastor en París y coordinador de la Red de Revitalización de Iglesias del ELF.


 

Notas

i Hannah Waite. "Los Nones: ¿Quiénes son y en qué creen?". Theos. 11 de noviembre de 2022.

ii Joanna York y Hannah Thompson. "Menos de la mitad de la gente cree en Dios en 2021, según una encuesta francesa". The Connexion. 23 de septiembre de 2021.

iii Harvard University Press, 2007.

iv Las palabras entrecomilladas de este párrafo proceden de "Una era secular", páginas 338 y 711.

 

 

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