Los evangélicos y el nacionalismo o el populismo en el cambiante panorama político europeo

¿Cómo pueden o deben responder las iglesias al auge del nacionalismo en general y, en concreto, a la forma en que desempeña un papel clave en los movimientos populistas?

  · Traducido por Rosa Gubianas

01 DE JULIO DE 2024 · 13:23

Residentes en Ámsterdam depositan su voto en unas urnas instaladas en el edificio de una iglesia. / <a target="_blank" href="https://www.flickr.com/photos/european_parliament/albums/">Parlamento Europeo</a>, Flickr CC.,
Residentes en Ámsterdam depositan su voto en unas urnas instaladas en el edificio de una iglesia. / Parlamento Europeo, Flickr CC.

Las elecciones al Parlamento Europeo han marcado sin duda un cambio en el panorama político de todo el continente.

Las encuestas de opinión constatan el éxito de los movimientos políticos de derechas en todos los ámbitos.

Además de los partidos tradicionales de derechas (conservadores, liberales), han surgido nuevas formaciones y alianzas políticas que están transformando el panorama político y el lenguaje que utilizamos para describirlo.

En los medios de comunicación, estos partidos suelen denominarse colectivamente “de extrema derecha” o “populistas”, “patrióticos” o “nacionalistas”. Sin embargo, todos tienen en común que se centran en la soberanía y los intereses económicos de su propia nación y en la seguridad y la identidad cultural de su población nativa, por encima y en contra de la inmigración, la multiculturalidad, el liberalismo del libre comercio, las fronteras abiertas y la globalización.

Este artículo tratará de explorar las dimensiones de este nuevo panorama político nacionalista y concluirá sugiriendo cómo responder a él desde una perspectiva cristiana evangélica y misionera.

Nacionalismo

El nacionalismo es un fuerte sentimiento de pertenencia a un determinado pueblo en un determinado país, un apego a su historia y a sus instituciones nacionales, así como a lo que considera la identidad colectiva de este pueblo y de este país.

Este sentimiento de pertenencia se refiere sobre todo a la nación en el sentido de pueblo, de población étnica, pero no es lo mismo que el Estado-nación moderno.

En el pasado, gran parte de Europa estaba formada por reinos e imperios multiétnicos y multiculturales: Sacro Romano, Austrohúngaro, Otomano, Ruso.

Sin embargo, durante los últimos siglos ha habido una tendencia definida a que cada nación (pueblo) se esfuerce por ser independiente y tener su propio Estado-nación.

Algunos estados corresponden a una sola nación o pueblo étnico, mientras que otros pueden incluir importantes minorías étnicas que pueden luchar por la autonomía o incluso la independencia.

Esta es una de las razones por las que existe tanto recelo hacia la idea de una Unión Europea federal. Las naciones (los pueblos) han luchado tanto por conquistar su soberanía que son muy reacias, por no decir otra cosa, a aceptar una nueva capa supranacional de gobierno “por encima” de ellas.

Las naciones (los pueblos) han luchado tanto por conquistar su soberanía que son muy reacias, por no decir otra cosa, a aceptar una nueva capa supranacional de gobierno “por encima” de ellas.[/destscate]Así pues, la identidad nacional es una característica dominante de Europa. Pero, ¿qué es exactamente? Quizá la definición más perspicaz sea la del científico social escocés Anthony Smith, que afirma:

La doctrina central del nacionalismo es muy abstracta. Dice que el mundo está dividido en naciones y que cada una tiene su carácter, su destino, su historia. Dice que la gente pertenece o debería pertenecer a una nación, que las naciones deberían ser libres y expresarse plenamente y que un mundo de paz y justicia es el que se funda en naciones libres.

Lo que ha sucedido es que, en cada caso, esta doctrina se ha vinculado con otras ideas de naciones particulares, comunidades étnicas particulares, comunidades políticas particulares, que cambian el tenor y el tono de esa doctrina central.

Por ejemplo, en Polonia tenían la idea de que Polonia era un Cristo crucificado, que tenía que resucitar. Esto no forma parte de la doctrina del nacionalismo. Algunos nacionalismos pueden ser liberales o burgueses, en Chequia, por ejemplo.

Otros nacionalismos pueden ser antiimperialistas, anticoloniales, o tal vez nacionalismos obreros o campesinos, dependiendo de la situación de ese grupo en particular..." i

La definición de Smith es útil porque pone de relieve que el nacionalismo es plural por naturaleza y puede fusionarse con objetivos políticos diversos e incluso contrapuestos.

Populismo y nacionalismo

Otro concepto político estrechamente relacionado con el nacionalismo es el populismo. El término deriva del latín populus, 'pueblo'.

En pocas palabras, este término se refiere a los líderes políticos que afirman expresar “la voluntad del pueblo” y que pretenden defenderla frente a las fuerzas contrarias. En un sentido más amplio, se refiere a los movimientos y partidos en torno a tales líderes.

Cabe señalar que “populismo”, al igual que “nacionalismo”, suele utilizarse de forma peyorativa. Lo mismo ocurre con las etiquetas “ultra derecha” o “extrema derecha”.

Los propios movimientos prefieren identificarse como patrióticos, soberanistas, antiausteridad, antiliberales o posliberales, demócratas, "partido de la libertad", etc.

Dos oposiciones

El populismo puede caracterizarse por dos oposiciones. En primer lugar, una oposición "vertical" del "pueblo" contra las élites que no defienden sus intereses. Pueden ser los tecnócratas de la UE, o el gobierno actual, o las instituciones financieras, o las empresas multinacionales, o todos ellos juntos.

Y, en segundo lugar, una oposición "horizontal" de los autóctonos contra los recién llegados que amenazan su posición económica y la sociedad a la que están vinculados; los inmigrantes y las crecientes comunidades de inmigrantes, especialmente los musulmanes entre ellos. 

Movimientos populistas - izquierda y derecha

Como resultado de estas oposiciones, los líderes populistas y sus votantes tienden a ser...

- A favor de la democracia directa (referendos)

- Intolerantes con los partidos políticos del otro extremo del espectro (dicen que no representan "al pueblo")

- A favor de un Estado fuerte, incluso de una forma de gobierno autoritaria

- Euroescépticos y contrarios al funcionamiento actual de la UE

- En contra de la globalización económica y la apertura de fronteras (la UE se considera un agente de ello)

Aunque el populismo suele relacionarse con movimientos de derechas, también existen formas de populismo de izquierdas, por ejemplo, Sumar (antes Podemos) en España y La France Insoumise en Francia.

Diferentes y coincidentes

¿Cuál es la relación entre populismo y nacionalismo?

En los círculos progresistas y de izquierdas, así como en los medios de comunicación, ambos se presentan a menudo como idénticos y se etiquetan colectivamente como "ultraderecha" o "extrema derecha", pero esto es una simplificación excesiva de una realidad mucho más complicada.

Los partidos políticos de derechas suelen hacer hincapié en la identidad nacional y aspiran al máximo de soberanía económica nacional.

Sin embargo, no todos estos partidos son populistas. Un programa político del tipo "mi nación primero" no es necesariamente antielitista, contrario a la democracia representativa y partidario de un régimen autocrático.

Ser patriota no significa automáticamente estar en contra de la inmigración y de permitir que las comunidades no autóctonas se expresen en la sociedad.

[destacate]Ser patriota no significa automáticamente estar en contra de la inmigración; no todos los líderes políticos patriotas están en contra de la idea de la integración europea. Del mismo modo, los movimientos populistas no son por definición nacionalistas.

 Del mismo modo, no todos los líderes políticos patriotas están en contra de la idea de la integración europea e incluso de la Unión Europea, siempre que se mantenga la soberanía nacional.

Igualmente, los movimientos populistas no son por definición nacionalistas. El populismo de izquierdas tiene una agenda principalmente económica. Está en contra de las medidas de austeridad y del libre mercado sin fronteras del neoliberalismo.

También expresa una especie de nacionalismo económico frente a las políticas supranacionales impuestas por la UE y el BCE.

El periodista alemán Matthias Krupa habla de un emergente "nacionalismo de izquierdas" que "condena a la UE como la fría perpetradora de un neoliberalismo sin fin".ii Pero estos partidos no están en absoluto apegados a la identidad nacional, ni a la cultura tradicional de la nación.

Sin embargo, los movimientos populistas de derechas son invariablemente nacionalistas. Cuando hablan del "pueblo" se refieren a la población autóctona.

Aprovechando los sentimientos de "nosotros" contra "ellos", exigiendo la protección de la economía nacional y presentando a la élite gobernante, así como a los inmigrantes recién llegados, como amenazas a la seguridad económica y cultural del "pueblo", fomentan un nacionalismo exclusivo, cuando no militante.

De izquierda vs derecha a GAL vs TAN

Con respecto al cambiante panorama político, ahora se ha puesto de moda complementar la tradicional escala izquierda-derecha con una nueva escala denominada GAL-TAN.

Las mayúsculas significan Verde-Alternativo-Libertario (GAL, en inglés) y Tradicional-Autoritario-Nacionalista (TAN, en inglés), respectivamente. El modelo tradicional de derecha/izquierda se basa en diferentes puntos de vista sobre cuestiones sociales y económicas.

Siguiendo este modelo, a algunos partidos se les podía llamar más o menos de izquierdas (izquierda radical, o izquierda moderada, o socialdemócrata, o centro-izquierda), mientras que a otros se les etiquetaba más o menos de derechas (centro-derecha, derecha moderada, derecha liberal, extrema derecha).

Ahora se ha puesto de moda complementar la escala tradicional izquierda-derecha con una nueva escala denominada GAL-TAN: Verde-Alternativo-Libertario y Tradicional-Autoritario-Nacionalista, respectivamente.

 Un nuevo modelo es útil por dos razones. En primer lugar, los movimientos moderados de derechas y moderados de izquierdas se han ido pareciendo cada vez más entre sí con respecto a las cuestiones sociales y económicas que los dividían en el pasado, hasta el punto de que sería mejor calificarlos conjuntamente de centristas.

En segundo lugar, nuevos temas dominan ahora el debate político y las intenciones de los votantes, como el medio ambiente, la integración europea, la inmigración, la burocracia, la legislación sobre ética médica, el género, la discriminación, la multiculturalidad, etcétera.

Podemos observar un cierto grado de combinación de determinadas cuestiones. Por un lado, hay un grupo de desafíos medioambientales "verdes", alternativas a la economía consumista y valores culturales y modos de vida liberales (si no libertarios) (de ahí el acrónimo GAL).

Y, por otro lado, un grupo de apego a los valores tradicionales, un énfasis en la Autoridad del Estado y sus instituciones, en particular la policía, a menudo vinculado con un llamamiento a un liderazgo político fuerte y una orientación Nacional (de ahí el acrónimo TAN).

La principal cuestión que divide a estos dos tipos de movimientos es la inmigración. Los partidos TAN son fuertemente contrarios a la inmigración.

A medida que la gente se ha ido movilizando en torno a los nuevos problemas, han surgido nuevos movimientos políticos, partidos y agrupaciones, y algunos partidos mayoritarios han cambiado su política y se han posicionado para ser más GAL o más TAN.iii

Aunque el nacionalismo suele estar vinculado a los partidos con un programa de tipo TAN, también puede estar presente en los partidos populistas de izquierdas, especialmente los que critican el programa económico de la UE.

No obstante, el nacionalismo está ausente en la mayoría de los movimientos "progresistas" y "liberales" con un programa político de tipo GAL.

Diferentes concepciones de lo que es una nación

En el centro de la cuestión están las diferentes concepciones de lo que es una nación y lo que significa la nacionalidad.

En una entrevista reciente, el politólogo holandés Eric Hendriks explicaba esta distinción con los ejemplos de Hungría y los Países Bajos.

Los conservadores, sobre todo aquí en Hungría, tienen una concepción de la nación diferente, más romántica, que los círculos liberales de izquierda de los Países Bajos, en los que el neerlandés se reduce a menudo a una cuestión de registro burocrático-legal.

En el ideal liberal de izquierda, la nación es un campo abierto de individuos dentro de un marco jurídico "neutral". (Aquí en Hungría) en cambio, existe la noción romántica de nación, que fundamenta la nación en un destino cultural o etnohistórico.

Esta concepción se desarrolló en el periodo romántico y solía ser común en toda Europa. Los conservadores húngaros consideran que su nación está formada por importantes unidades históricas: desde los magiares hasta otras etnias, culturas y grupos religiosos.iv

Hendriks continúa explicando por qué los liberales de izquierda quieren despojar al concepto de nación de su profundo arraigo en un pueblo histórico y una cultura compartida y reducirlo en su lugar a una categoría legal y oficial.

Su argumento es: si tienes pasaporte holandés, eres holandés. Esto permite a los nuevos neerlandeses convertirse inmediatamente en neerlandeses de pleno derecho, es decir, pertenecer por completo a un nivel abstracto.

La ventaja del punto de vista liberal es que es completamente abierto e inclusivo.

Deja el mayor espacio posible para el pluralismo religioso y (sub)cultural en la sociedad. En este marco, lo que mantiene unido al Estado-nación no debería ser más que lo legal y moralmente necesario para mantener el campo de juego abierto y tolerante.

Pero entonces Hendriks se pregunta: ¿es realmente la ciudadanía holandesa sólo una categoría jurídico-burocrática, un pasaporte, un marco formal según el modelo liberal de izquierdas? ¿O es una práctica cívico-republicana con deberes y un ethos compartido, una unidad existencial, una comunidad de destino que se extiende a través de los tiempos, como sostienen los conservadores?

Hendriks concluye diciendo que "cada uno de los dos modelos y las diversas formas intermedias -más o menos culturalistas, más o menos exigentes, más sustanciales o más legales, más románticas o más liberales- tienen problemas. Y ninguno es aplicable por igual en todos los países".v

Posición de los cristianos

Por último, ¿cuál es la posición de los cristianos ante el nacionalismo, especialmente el de los partidos populistas?

Dos voces

En la Iglesia en general se oyen dos voces. Por un lado, está el discurso oficial de los líderes eclesiásticos.

En Europa Occidental, suelen denunciar el nacionalismo y los partidos populistas, hacer un llamamiento a la hospitalidad hacia los inmigrantes y subrayar el valor de la integración europea. Las organizaciones misioneras y humanitarias cristianas suelen adoptar el mismo enfoque.

Por otra parte, muchos miembros de la Iglesia votan a políticos populistas o de extrema derecha que adoptan una postura firme contra la inmigración y defienden los valores culturales tradicionales.

En la Iglesia en general, podemos escuchar dos voces: el discurso oficial de los líderes eclesiásticos que generalmente denuncian el nacionalismo y los partidos populistas y muchos miembros de la Iglesia que votan a políticos populistas o de extrema derecha que defienden los valores culturales tradicionales.

 El Frente Nacional (FN) francés es un buen ejemplo. El sociólogo Pascal Perrineau ha demostrado que el FN ha penetrado ampliamente en la población nominalmente católica para la que "cristianismo" es lo mismo que cultura tradicional, pero que la categoría de católicos practicantes se ha resistido por el momento en gran medida a votar al FN.vi

Los últimos indicios de las encuestas apuntan a que cada vez más cristianos practicantes en Francia apoyan al FN o a otro movimiento de tipo TAN. Podemos suponer que otros países muestran tendencias similares, por lo que respecta a los católicos.

No disponemos de cifras sobre los cristianos protestantes y evangélicos que votan a esos partidos, pero hay indicios suficientes para pensar que pueden ir en la misma dirección.

Dos motivaciones

En cuanto a las razones por las que tanto los cristianos nominales como los practicantes votan a partidos con un programa de tipo TAN, sean populistas o no, podemos observar dos motivaciones. La principal es que están de acuerdo con el análisis de la situación actual y las soluciones propuestas por estos partidos.

En segundo lugar, los cristianos que votan a estos partidos se sienten atraídos por su postura positiva hacia el patrimonio cultural cristiano.

A muchos cristianos les preocupa el declive del cristianismo como religión y la desaparición del carácter "cristiano" de la sociedad en la que han crecido.

Esto explica por qué se sienten atraídos por líderes políticos que parecen defender valores tradicionales basados en la enseñanza moral cristiana.

Instrumentalización de la “identidad cultural cristiana”

Sin embargo, hay que señalar que, aunque algunos de estos líderes de partido son miembros de la Iglesia, muchos no lo son. Tampoco todos adoptan la misma postura que los evangélicos y otros cristianos conservadores en cuestiones éticas como el aborto, el final de la vida, la familia, el matrimonio entre personas del mismo sexo, el género, la bioingeniería, la adopción, etcétera. A menudo se encuentran en desacuerdo con los líderes de la Iglesia.

Además, estos líderes y sus movimientos se oponen a los signos del islam en la esfera pública, como los minaretes y las llamadas a la oración, la oración en el lugar de trabajo, servir carne halal en las escuelas públicas, llevar vestimentas que muestren la afiliación religiosa, como el uso del burka o de velos en la cabeza, etcétera.

Así, el énfasis en la identidad cultural "cristiana" de la población autóctona se combina con una oposición a la cultura y la religión de las personas de origen no europeo.

Como señala el sociólogo francés Olivier Roy, los líderes de estos movimientos "instrumentalizan el cristianismo con fines políticos". Para ellos, "la religión es ante todo un marcador de identidad, que les permite distinguir entre los buenos "nosotros" y los malos "ellos".

La pretensión de defender la identidad cristiana de una nación tiene el doble propósito de construir la nostalgia de un pasado nacional dorado y de rechazar el islam al hacer de esta religión una cultura “intrínsecamente extranjera".vii

Respuesta de las Iglesias

¿Cómo pueden o deben responder las Iglesias al auge del nacionalismo en general y en particular a la forma en que desempeña un papel clave en los movimientos populistas?

He aquí seis puntos para la reflexión y la acción:

1. Hacer hincapié en los valores sociales bíblicos

La dignidad de cada ser humano como creado a imagen de Dios, la solidaridad entre ricos y pobres, la hospitalidad hacia los refugiados y solicitantes de asilo, hacia las personas que huyen de la opresión, la guerra, las catástrofes naturales o los desastres ecológicos, son principios bíblicos fundamentales.

Deben proclamarse y defenderse en la Iglesia y en la sociedad en general.

2. Enseñar la visión bíblica de la nación.

Hay una necesidad urgente en nuestras Iglesias de enseñar la visión bíblica de las naciones, de la nacionalidad y de cómo vivir juntos como diferentes naciones vecinas.

La Biblia no sólo afirma que no hay distinción entre personas de diferente origen étnico, en lo que se refiere a su dignidad y su salvación sino también que los seres humanos individuales forman parte de un grupo colectivo de personas o nación, cada uno con su cultura, historia y espacio vital específicos.

El Evangelio no erradica las diferencias culturales y étnicas. Al contrario, es "traducible" a todos los contextos sociales y culturales.

Según la visión del Apocalipsis, toda nación, tribu y lengua estará representada en la nueva creación prometida. Visto desde este ángulo, el patriotismo es una actitud positiva.

3. Israel y los extranjeros en la Biblia

En el Israel del Antiguo Testamento, los "extranjeros" son bienvenidos a vivir en el país y participar en la vida y la religión del pueblo de Israel. Al hacerlo, pasan a formar parte de su historia nacional y de su futuro.

Podríamos traducir este principio por el término "patriotismo inclusivo", que significa que hay lugar para los inmigrantes que quieran integrarse en nuestra sociedad y contribuir a la historia en curso de nuestra nación.

4. Sociedad responsable - ama a tu prójimo

Un principio importante de la doctrina social tanto católica como protestante reformada es que el segundo gran mandamiento de amar al prójimo también se aplica a la relación entre diferentes pueblos y diferentes países o estados.

Aunque tenemos razón al preocuparnos por el resurgimiento del nacionalismo en Europa, ¿no es también el momento de que la Iglesia se comprometa de forma creativa con este nuevo panorama político?

 En el movimiento demócrata-cristiano del siglo XX esto se ha llamado el principio de la sociedad responsable. Esto significa que "nuestro" pueblo y "nuestro" país tienen una responsabilidad hacia los pueblos y países vecinos. La práctica de la solidaridad se extiende más allá de nuestras propias fronteras.

5. Conexión con los votantes de partidos populistas/patrióticos

También tenemos una responsabilidad hacia los votantes de los partidos populistas y patrióticos.

Los principales partidos políticos han perdido el contacto con quienes les votan. Y las iglesias también han perdido en gran medida el contacto con ellos, a pesar de que muchos son cristianos culturales.

Fomentamos el desarrollo de iglesias multiculturales, iglesias de emigrantes, iglesias de la diáspora, pero ¿qué pasa con las iglesias para ingleses, franceses, alemanes u holandeses de clase media baja?

6. El apego a la herencia cristiana, puente de comunicación

¿Qué hay del apego de los líderes populistas y sus votantes a la herencia cultural cristiana? Podemos decir que tiene más que ver con la cultura cristiana que con la fe cristiana.

Pero, ¿debemos dejarlo así? ¿Debemos ignorar o incluso refutar este apego? ¿O debemos preocuparnos también por la conservación del patrimonio cristiano y hacer de ello una causa común?

Además, podemos utilizarlo como puente de comunicación de lo que realmente significa la fe cristiana.

Aunque tenemos razón al preocuparnos por el resurgimiento del nacionalismo en Europa, ¿no es este también un momento para que la Iglesia se comprometa de forma creativa con este nuevo panorama político, para hablar proféticamente en este espacio en disputa y para señalar sin concesiones al único que realmente trae libertad y esperanza a Europa: Jesucristo? 

 

Evert van De Poll es coeditor de Vista.

Vista es una revista online que ofrece información basada en la investigación sobre la misión en Europa. Fundada en 2010, cada edición temática cubre una variedad de perspectivas sobre temas cruciales para la misión. Descargue la última edición o lea artículos individuales aquí. Este artículo apareció por primera vez en la edición de junio de 2024 de la revista Vista.


 

Notas:

i Entrevista a Anthony Smith, en el periódico The Ukrainian Week, sobre su libro The Cultural Foundation of Nations (2007).

ii Matthias Krupa, "Nacionalismo en la izquierda", Die Zeit Online, septiembre de 2015.

iii Más información sobre la escala GAL-TAN en Tarik Abou-Chadi, "Niche party success and mainstream party policy shifts, how green and radical right parties differ in their impact".  ["Éxito de los partidos nicho y cambios en la política de los partidos mayoritarios: cómo difieren en su impacto los partidos verdes y los de derecha radical"]. British Journal of Political Science 46(2), 2016, p. 417-436.

iv Nations in Europe: two views in conflict, conservative and liberal", [Las naciones en Europa: dos visiones en conflicto, conservadora y liberal"], entrevista a Eric Hendriks por Jan Hoogland y Mirjam Kosten, en: Groen, Fundación Sr. Groen van Prinsterer, Instituto Científico del partido político neerlandés De Christian Unie, diciembre de 2023, p. 12-20.

v Idem

vi Pascal Perrineau, La France au Front: essai sur l'avenir du Front national. [Ensayo sobre el futuro del Frente Nacional] París, Fayard, 2014.

vii Roy, O., "Más allá del populismo: The Conservative Right, the Courts, the Churches and the Concept of a Christian Europe, en N. Marzouki, D. McDonnell y O. Roy, eds., Salvar al pueblo: How Populists Hijack Religion, Londres: Hurst and Publishers, 2016, p. 185-202. Cita p. 186.

 

 

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Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Actualidad - Los evangélicos y el nacionalismo o el populismo en el cambiante panorama político europeo