Las cartas del Nuevo Testamento como testimonio de la educación a distancia
El verdadero ministerio ha tenido lugar con frecuencia desde lejos: 22 de los 27 libros del Nuevo Testamento son cartas escritas con el propósito de enseñar a distancia. Un artículo de Dustin Ellington.
16 DE FEBRERO DE 2023 · 11:00

Recientemente me he incorporado a la facultad del Seminario Teológico Bautista Árabe (ABTS, por sus siglas en inglés) y me han preguntado varias veces cómo me siento al empezar a enseñar a distancia.
Como alguien a quien le ha encantado ser profesor del Nuevo Testamento en la facultad de seminarios residenciales durante doce años en Zambia y cinco años en Egipto, y que ha apreciado estar en presencia de los estudiantes dentro y fuera del aula día tras día, ésta ha sido una pregunta importante que afrontar. ¿Por qué iba yo a estar abierto a un cambio hacia la educación híbrida y a distancia, en la que los estudiantes sólo están presentes una parte del tiempo?
En este blog, me gustaría explorar una fuente particular de ánimo cuando he considerado cambiar hacia un formato híbrido y enseñar a distancia: la realidad de que el mismo Nuevo Testamento esté lleno de testimonios de que el verdadero ministerio y la enseñanza han ocurrido frecuentemente desde lejos, porque 22 de los 27 libros del Nuevo Testamento son cartas escritas con el propósito de enseñar y ministrar a distancia.
A veces la gente tiene la tentación de pensar que la educación a distancia no es verdadera educación. Pero, ¿quién se sentiría cómodo diciendo que cuando el apóstol Pablo escribió una carta para instruir y estimular a los creyentes de Roma, no estaba ofreciendo verdadero aliento, ministerio y enseñanza que fueran eficaces para la vida y el aprendizaje de las personas?
La dispersión de los creyentes por el mundo mediterráneo tuvo un valor inestimable para la difusión del Evangelio
Con frecuencia, la distancia entre los escritores de cartas y las audiencias era necesaria. Sin embargo, por mucho que Pablo prefiriera estar físicamente presente con las congregaciones, no podía visitarlas cuando estaba encarcelado. Y Juan estaba en Patmos, separado por el agua de las siete congregaciones de Asia Menor a las que escribió su larga carta (sí, Apocalipsis es una carta; véase Ap1:4; 9-11; 22:21). Pero la distancia era también una cuestión de estrategia. Ministrar a distancia era una forma de instruir, formar y animar a las personas y congregaciones clave allí donde estuvieran, en sus contextos particulares, sin exigirles que abandonaran sus situaciones de vida y ministerio (Tit 1:5). A través de las redes sociales, las cartas podían moverse con más facilidad que los individuos. .
Las cartas del Nuevo Testamento no sólo dan testimonio de la realidad de que el ministerio y la educación pueden tener lugar desde lejos. También sugieren algunas orientaciones para nosotros, que queremos asegurarnos de que la enseñanza y el aprendizaje a distancia sean eficaces.
En primer lugar, observamos que Pablo (aunque no sólo él) no se centra únicamente en el conocimiento en sus cartas sino también en su relación con el público (2 Tim 3:14). Muestra su amor y su anhelo por ellos (Fil 1:3-8; 1 Ts 2:17-18). Los aprecia (Fil 4:14-15). Pablo reconocía que el ministerio y la enseñanza a distancia requerían cultivar no sólo el conocimiento sino también la relación (Ro 1:11-12). La relación, marcada por el amor ayuda al conocimiento. Pablo no hablaba muy bien del conocimiento como fin en sí mismo, pero para él era de gran importancia cuando iba acompañado de virtudes como el amor (1 Co 8:1; Fil 1:9; Col 1:9-10). Podemos tener esto en cuenta a la hora de plantear formas de enseñanza a distancia que cultiven las relaciones entre profesores y alumnos.
En segundo lugar, vemos que Pablo se basa con mucha frecuencia en el tiempo que pasaron juntos con las iglesias en el pasado y comparte sus esperanzas de pasar tiempo juntos en el futuro. Invita a sus oyentes a recordar los períodos en que estuvieron todos juntos (1 Tes 1:4-10; 2:9-12). Pablo fundó iglesias en persona y las visitó por sí mismo siempre que pudo. Cuando les escribe epístolas, les comunica que anhela volver a verles y ora e intenta hacerlo (1 Te 2:17-18; 3:10-11; compárese con 2Jn 1:12). Las palabras de Pablo sobre visitas pasadas y futuras sugieren que tiende más al aprendizaje “híbrido” que a la enseñanza estrictamente a distancia. Del mismo modo, nuestra propia educación desde lejos puede ser más eficaz cuando nos basamos en el tiempo que hemos pasado juntos y también cuando miramos hacia el futuro.
Las palabras de Pablo sobre las visitas pasadas y futuras sugieren que tiende más al aprendizaje “híbrido” que a la enseñanza estrictamente a distancia.
En los tres casos anteriores, vemos que las epístolas implicaban y servían a las relaciones. Pablo y otros escritores del Nuevo Testamento reconocían que los lazos podían renovarse y fortalecerse a distancia a través de las cartas. Esto se aplica tanto a la relación entre los escritores y su público como a la relación entre quienes leen juntos.
Sin embargo, esta oportunidad de fortalecer las uniones a través de las epístolas es tanto más cierta en cuanto a la relación de la audiencia con Dios. Los escritores del Nuevo Testamento escribían porque creían, a pesar de su distancia de los destinatarios, que algo sucedería entre Dios y su audiencia a medida que sus cartas fueran leídas, comprendidas y puestas en práctica (2 Co 6:1-2; 12:19; 1P 5:12). Así, Pablo se centra continuamente en Jesucristo; podía mencionarlo hasta diez veces en sólo nueve versículos, lo que demuestra que la relación que Pablo más esperaba desarrollar a través de sus escritos era la del público con Jesucristo (1 Co 1:1-9). Además, como demuestran los pronunciamientos de gracia y bendiciones sobre el auditorio, la lectura de las cartas debía ser un acontecimiento que tenía lugar en presencia de Dios, un encuentro entre la congregación y Dios (2 Co 1:2; 13:14; Hb 13:20-21; Ap 1:3).
Haríamos bien en prestar atención a este énfasis relacional en la escritura de cartas del Nuevo Testamento al considerar cómo ser eficaces en la educación a distancia. Como mínimo, los vínculos relacionales ayudan a mantener a las personas en un programa académico. Pero el énfasis en las relaciones también aporta a los estudiantes un crecimiento más profundo en sus relaciones con los maestros de la fe, entre sí y, especialmente con Dios a través de Jesucristo.
Las cartas del Nuevo Testamento son un testimonio antiguo pero vivo de que la verdadera enseñanza, el ministerio, la relación y el crecimiento pueden darse desde lejos. No quiero decir que los profesores de la ABTS sean exactamente como los apóstoles que escribieron el Nuevo Testamento, sino que los apóstoles son modelos que señalan un camino ante nosotros. Sus epístolas ayudan a demostrar que lo que intentamos hacer es posible y que puede ser una educación real y eficaz.
A través de sus cartas, los escritores del Nuevo Testamento encontraron una manera de estar presentes con sus audiencias y llevarles la propia presencia de Dios. El abundante testimonio de la Biblia sobre la edificación y la enseñanza del pueblo de Dios a distancia es una razón clave por la que pude dejar un seminario residencial y unirme a la ABTS, ya que se centra más en la enseñanza y el aprendizaje híbridos.
Dustin Ellington, profesor asociado del Nuevo Testamento en el ABTS y recién llegado al Líbano y al núcleo docente.
Este artículo se publicó por primera vez en el blog del Arab Baptist Theological Seminary y se ha vuelto a publicar con permiso.
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