Poco hueco para tantos santos

Ttras la agitación de las banderas, tras el paripé de los representantes de los diferentes países, llegará la compraventa de la salvación.

27 DE ABRIL DE 2014 · 22:00

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	Ceremonia de la canonizaci&oacute;n de Juan Pablo II y Juan XXIII en la Plaza San Pedro de la ciudad del Vaticano / Santiago Armas, Presidencia de la Rep&uacute;blica de Ecuador.</p>
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Ceremonia de la canonización de Juan Pablo II y Juan XXIII en la Plaza San Pedro de la ciudad del Vaticano / Santiago Armas, Presidencia de la República de Ecuador.

Para que abunde el disfrute, los jefes de la iglesia católica continúan ofreciendo santos para ser venerados. Si antes los suministraba a nones, ahora los da a pares. Es triste ver como en vez de enfocar a los creyentes hacia la persona de Jesús, los desvían. Los hay de todas las edades y para todos los gustos, en especial, varones. Están los mártires y los muertos de manera natural. Están los recordados y los totalmente desconocidos y, por lo tanto, olvidados. Si antes se necesitaba un número concreto de milagros hechos por el aspirante, ahora el tema es peccata minuta. Sobre la cantidad existente, unos dicen que hay más de diez mil, otros que no se conoce la cifra exacta. Para que todos quepan en el calendario, tendrán que reagruparlos, hacer carpetas de archivos como hacemos en el ordenador. Los 365 días se quedan cortos pero podrán hacer uso de su influencia mundial y aumentar el número de meses, o ponerlos más largos, o más años bisiestos. A continuación, tras la inscripción de los dos Papas, Juan XXIII y Juan Pablo II, en el libro de los Santos, tras llevar hasta el altar sus reliquias, una ampolla de sangre en el caso de Juan Pablo II y un pedazo de piel de Juan XXIII y colocarlas sobre una peana de madera dorada por orden cronológico, tras la agitación de las banderas, tras el paripé de los representantes de los diferentes países, llegará la compraventa de la salvación. La venden porque son muchos los que quieren comprarla. Proveerán libros, estampas, novenas, misas, rosarios, recuerdos, reliquias, cuadros, oraciones. En estas particulares onomásticas católico-romana faltan los nombres de muchos santos redimidos por la sangre del Señor. No todos son anónimos. Son personas que no buscan figurar, ni que se les haga hueco en los almanaques, ni que se les veneren. No hacen milagros cuando mueren sino que han caminado o caminan vivos por doquier haciendo el bien y son fieles a su fe, pues todos hemos sido llamados. Como hijos obedientes, no viváis conforme a los deseos que teníais antes de conocer a Dios. Al contrario, vivid de una manera completamente santa, porque Dios, que os llamó, es santo; pues la Escritura dice: “Sed santos, porque yo soy santo.” 1ª Pedro 1, 14-16

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