“Muchas hemos vivido bajo un techo de cristal que nosotras mismas nos pusimos”

Mª Ángeles Sierra, pedagoga, diplomada en Teología, Graduada en Magisterio, Mediadora Social y pastora en Córdoba.

22 DE MARZO DE 2023 · 11:18

Mª Ángeles Sierra García del Prado,Mª Ángeles Sierra García del Prado
Mª Ángeles Sierra García del Prado

Mª Ángeles Sierra García del Prado, nació en Córdoba hace 52 años, donde sigue viviendo. Está casada con Antonio Simoni y tienen dos hijos “maravillosos, Pedro y Paula y además, también tengo una maravillosa nuera, Hansi”.

Es Diplomada en Teología por INSTE, Graduada en Magisterio, Mediadora Social y actualmente es miembro del grupo de trabajo Alianza Solidaria de la Alianza Evangélica Española (AEE).

En su labor como docente se especializó en educación emocional, trabajando con familias y niños en torno a las etapas de infantil y primaria en un colegio concertado. “Creo firmemente que fue la oportunidad que Dios me dio para compartir mi fe con ellos y confirmar el ministerio con los niños que hacía años ya me había mostrado”.

Lleva 32 años sirviendo en el liderazgo de la Iglesia Comunidad de Amor Cristiano de Córdoba, perteneciente Asambleas de Dios de España (ADE). Ahí ha servido en casi todas las áreas, “sin duda, una intensa capacitación para lo que el Señor tenía preparado”. 

 

Pregunta.- ¿Cómo ha sido tu viaje y trayectoria espiritual?

Respuesta.- Me convertí a los 21, pero siempre hubo en mí una fuerte convicción de Dios. Desde mi niñez recuerdo que hablaba con Él, sin duda mi abuela y mi madre, sin ser evangélicas, tuvieron que ver mucho en esto.

A los 20 años conocí a Antonio y siendo novios nos invitaron a asistir a un “culto evangélico”. Nunca olvidaré ese momento, la alegría y seguridad que me trajo entender la predicación fue el sello que confirmaba que por fin lo había encontrado.

El primer año lo recuerdo por mi bautismo, por los procesos que conlleva el cambio, pero también lo recuerdo con bastante opresión, sobre todo familiar. No fue fácil llegar a casa y decirles que te habías convertido y que te bautizabas, sin embargo, gracias a Dios todo ayudó para bien y poco después mis padres y posteriormente mis abuelos aceptaron al Señor y se bautizaron.

 

P.- ¿Qué labor desarrollas en la iglesia en la actualidad?

R.- Actualmente soy pastora en La Carlota, Córdoba, donde comenzamos un punto de misión. Ahí junto con mi esposo llevamos casi 9 años (en este próximo abril los cumpliremos). Sin duda un proceso en progreso que nos está permitiendo crecer y madurar, a la vez que maravillarnos de lo que hasta aquí ha hecho Dios e ilusionarnos con lo que va a hacer. Es cierto que supuso un fuerte cambio y que nos probó, pero más fuertemente podíamos comprobar la fidelidad de Dios.  

Comenzar desde cero implica servir en todo. Con el tiempo la congregación se ha ido consolidando y ya desde algo más de un año he podido concentrar mi atención mayormente en los niños.

Siempre nos hemos esforzado en darles su lugar dentro de la iglesia, no solo con participaciones especiales, sino considerándolos e integrándolos de manera natural en todos los momentos. Ellos son también la iglesia del presente.

 

P.- Sabemos que eres una pedagoga de vocación y de carrera. Como maestra de escuela dominical (ED), cómo ves la situación en las iglesias. ¿qué crees que podríamos cambiar para mejorar las ED?

R.- La pregunta es muy acertada, según veo cómo corren estos tiempos, creo que los maestros debemos asumir que nuestra labor tiene un propósito mayor que la propia clase en sí misma, así como los hijos de Isacar que eran entendidos en los tiempos y sabían lo que tenían que hacer.

Mi inquietud en este tiempo es de equiparlos desde su niñez con fundamentos sólidos, frente a los valores cambiantes de esta sociedad líquida.

Nuestros retos son también sus retos, la presión ideológica no va solo hacia los adultos, diariamente ellos se encuentran cara a cara con la influencia ideológica, que sutilmente pretende adoctrinarlos.

Esta etapa de la niñez constituye un momento único, pues es cuando el crecimiento del cerebro se desarrolla notablemente y también reciben una mayor influencia de sus entornos y contextos.

Por esta razón, no solo necesitan conocer al Dios de la Biblia, sino que también es imprescindible e incluso diría que urgente, que en estos tiempos conozcan al Dios relacional y generador de las relaciones, de donde surgen valores fundamentales para el desarrollo de sus vidas, como son: la identidad, la amistad, el valor que tienen y que puedan apreciarlo en sus familias y en la iglesia es fundamental.

Como bien expresa el salmo 11:3 Si fueran derribados los fundamentos qué ha de hacer el justo.

En nuestro grupo tratamos de hacerlo implementando algunas pautas.

Empleamos tiempo por conocer a nuestros niños. El niño es el centro, no el método. El tiempo de “asamblea” es esencial y muy útil para escucharlos a la vez que entre ellos intercambian sus experiencias y aprenden a comunicarse. Con esto nuestro enfoque como maestros debe está dirigido a trabajar hoy por crear vínculos de amistad entre ellos que el día de mañana den lugar a amistades sólidas, un valor muy importante para sostenerse ante las influencias y presiones de los tiempos que ya les están tocando vivir.

Nos esforzamos por diseñar enseñanzas personalizadas intencionalmente para el grupo. Si cada familia tiene su carácter propio, creo que de igual manera los niños de cada congregación, siendo necesario ajustarnos a sus necesidades o situaciones que nos vienen externamente.

 

P.- ¿Por qué crees que hay tan pocos hombres como maestros de ED y tantas mujeres?

R.- En mi opinión creo que la iglesia ha asumido el patrón tradicional que, así como en la familia el cuidado de los hijos le corresponde a la madre, así también en la iglesia vemos que este ministerio hasta ahora ha recaído en general en las mujeres. Soy consciente de que este rol se ha establecido de forma natural, aunque también probablemente haya habido cierta comodidad en el liderazgo.

Tenemos que ser intencionales en el cambio, no hay otra manera.

Por otra parte, aunque lento, creo que hay un cambio en este sentido en las generaciones más jóvenes y progresivamente vamos viendo una mayor involucración de hombres.

 

P.- ¿Cómo ves la situación actual de la mujer en las iglesias, denominaciones y entidades evangélicas?

R.- Es innegable que hoy en día hay más interés por poner en valor a la mujer y reconocer su trabajo; sin embargo, no tengo tan claro que esté calando de la misma manera.

Se trata de romper con la tradición enraizada a formas de interpretación arcaicas y a mi modo de ver, alejadas del modelo bíblico. Aún estamos despertando, lo que ahora estamos viendo es la punta del iceberg pues, dar el paso hacia adelante no es tan fácil si no hay apoyo del liderazgo.

Sin intención de opacar al hombre, muchas hemos vivido bajo un techo de cristal que nosotras mismas nos habíamos puesto por seguir la costumbre o estereotipos (fue mi caso) o en otros casos lo habían puesto.

Aún queda mucho camino por avanzar, aunque en mi caso, en mi iglesia se reconoce el pleno ministerio de la mujer, hay otras iglesias que no lo ven de la misma forma.

 

P.- ¿Qué se puede hacer para que la mujer se integre con todo su potencial personal, intelectual y espiritual en la labor del Reino de Dios?

R.- Estoy convencida que es fundamental seguir haciendo la labor de concienciación de manera general en las iglesias, en la formación del liderazgo y en las nuevas generaciones.

Otro aspecto que puede ayudar a la integración de la mujer, desde mi punto de vista, es el factor de la corresponsabilidad y creo que debemos ponerla en práctica los que somos referentes en las congregaciones.

Todo este gran cambio empieza por pequeñas acciones, pues de lo contrario estaremos abocados a seguir con los mismos patrones, pudiendo llegar a eternizarse. 

 

P.- Algo más que quieras añadir

R.- Solamente animémonos a ser valientes para hacer los cambios que hagan falta, a seguir mejorando, teniendo claro el llamado para edificar y servir a las generaciones de nuestro entorno.

Mira que te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir, para arruinar y para derribar, para edificar y para plantar. Jeremías 1:10.

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