Reyes Escobar: ‘Desarrollemos iglesias sanas sin machismos ni adultocentrismos’
La iglesia de Dios es diversa y hermosa donde todos somos parte importante, niños, jóvenes, ancianos, mujeres, hombres.
24 DE OCTUBRE DE 2022 · 14:00
Reyes Escobar Golderos nació en Madrid, donde vivió hasta los 22 años, momento en que se trasladó a Zaragoza. Casada con José María Romo, es mamá de dos preciosas hijas, Priscila y Débora. También tiene “un precioso yerno Samuel y una hermosa nieta Danna”.
Su conversión fue a los 18 años (en 1982). Sus padres eran creyentes desde que ella tenía 14 años, pese a lo cual era agnóstica unos días y atea otros… pero la invitaron a un retiro de jóvenes y allí encontró a Jesús: “Un Dios real y genuino que cambio mi vida. Recuerdo que experimenté a un Cristo tan visible que lo que más me dolía es haberle ignorado durante tanto tiempo”.
A los 18 años se fue a preparar al “Seminario evangélico Español de ADE” (ahora Facultad de Teología) donde se graduó en 1986. A los 22 años -un 13 de septiembre- se casó en Madrid y como matrimonio fueron a pastorear una pequeña congregación en Zaragoza, y en ella están desde hace treinta y cuatro años.
Estudió Enseñanza Religiosa Evangélica (ERE), siendo profesora 20 años y también se graduó en educación social, ejerciendo durante 20 años como profesora de ERE en varios colegios, trabajando con niños. “Poder llevarles la Palabra en el colegio es hermoso. Y un campo de evangelismo tanto de niños como de profesores”.
Pregunta.- ¿Qué labor desarrollas en la iglesia en la actualidad?
Respuesta.- Soy ministra ordenada de las Asambleas de Dios y pastora desde hace 34 años en la iglesia Betel de Zaragoza. Trabajo con el ministerio de mujeres (Mujeres Reales) y en el ministerio de niños en nuestras congregaciones (Betel Kids).
Desde hace unos años soy también la coordinadora del departamento de niños de ADE (DEMIADE), donde trabajamos en los congresos de niños y los congresos 4/14 de ministerios infantiles (preparando educadores), además de Coordinadora de la fraternidad ADE de Aragón.
Mi labor en la iglesia es como pastora principal de las iglesias de Betel en Aragón, País Vasco y Soria. Dios nos llevó a abrir iglesias en diferentes partes de Aragón y del país, donde hemos preparado pastores en cada una de las congregaciones que hemos abierto, con la firme convicción de que cada local es una puerta de acceso al cielo.
En cuanto a mi labor ministerial a nivel nacional formanos el departamento de ministerio infantil (DEMIADE) donde desarrollamos congresos anuales de niños involucrándolos en el congreso de adultos y también anualmente el “congreso de educadores infantiles 4/14” donde se prepara a cientos de educadores de toda España.
Con la ayuda de Dios comenzamos a desarrollar planes de evangelismo y un trabajo de enseñanza y preparación para desarrollar en la iglesia. Nuestra visión es que “nadie se pierda” porque ese es el corazón de Dios y que todos deben ser pastoreados.
Con las mujeres estamos en un trabajo de ministración y consejería. Desarrollamos nuestro congreso anual y reforzamos nuestra acción en la sociedad en momentos como el día de la mujer, o de la violencia de género. Para mi es necesario que las mujeres cristianas se levanten como respuesta a situaciones sociales. Y que desarrollemos un movimiento feminista, el verdadero feminismo, como el de antaño.
P.- Háblanos de tu visión sobre el ministerio con niños y jóvenes en el contexto actual donde tantos jóvenes están abandonando las iglesias… ¿Crees que los jóvenes de hoy “pasan” del servicio cristiano, del compromiso?
R.- Mi gran llamado de Dios está con las nuevas generaciones. Creo firmemente que nuestro techo debe ser su suelo. Trabajo convencida de que hay cientos de niños y jóvenes que aman a Dios y que necesitan un desarrollo integral donde el Señor sea parte de todas las áreas de su vida.
En el trabajo local, de iglesia estamos desarrollando lo que creemos que es levantar dos pilares fundamentales: Preparar a los que preparan y trabajan con niños y un desarrollo intencional y claro en la vida de niños y adolescentes.
Es por ello que desde hace unos años implementamos en la iglesia una “escuela de música y arte” donde reciben enseñanza espiritual, artística y emocional. Que culminamos con un campamento de niños y adolescentes al principio de, verano. Donde más de una centena de niños y adolescentes asisten y reciben renuevo de Dios. Después pasan a un grupo de jóvenes “onda expansiva” donde desarrollan sus dones, talentos y les enseñamos a vivir el “reino de Dios “en la tierra.
Durante el año, junto a otros educadores trabajamos con un curso para aquellos que quieren desarrollar el ministerio con niños, enseñando y preparando en temas como abuso infantil, características de los niños según edades, el maestro, como enseñar a orar a un niño, la música y adoración …
P.- ¿Crees que hay relevo generacional? ¿Qué estamos haciendo mal los líderes, si es que estamos haciendo algo mal con nuestros jóvenes?
R.- Creo que los jóvenes abandonan las iglesias porque no trabajamos con ellos de forma clara. El primer problema es el “adultocentrismo” todo está desarrollando para y por adultos. No los involucramos en nuestros cultos y reuniones, formamos grupos estancos (niños, jóvenes , adultos) que no acercan a los niños a la iglesia y no se interrelacionan entre sí. Los niños son personas enteras y completas, adolecen de cosas pero tienen el mismo E.S. que nosotros y Dios también les habla y les usa. Ellos son uno de nuestros campos para evangelizar. Y por último necesitan ver ejemplos en sus padres y en la iglesia, de gente que vive un evangelio real y no religiosos.
Estoy convencida de que hay relevo generacional y que nuestros niños y jóvenes están sedientos de Dios. El trabajo debe ser el de hacer que ellos vean un Dios tan real en nosotros que anhelen lo mismo en ellos.
P.- ¿Has tenido obstáculos por ser mujer en el desarrollo de tu profesión o ministerio?
R.- En el desarrollo de mi profesión no he tenido que luchar más por ser mujer. En cuanto a la denominación religiosa a la que pertenezco, sí que al principio de mi ministerio las mujeres no tenían credenciales. Pero hoy por hoy doy gracias de estar en una denominación como ADE, donde las mujeres tienen el mismo desarrollo ministerial que los hombres y algunas han estado o están en el “consejo ejecutivo de ADE”
P.- Cómo ves la situación actual de la mujer en las iglesias, denominaciones y entidades evangélicas?
R.- En la congregación que yo me muevo me siente totalmente libre como mujer para desarrollarme. Los ministerios son ocupados por las capacidades y llamado y no por ser hombre o mujer. Hay pastoras, predicadoras, profesoras y una libertad total en ese aspecto, lo que hace que las jóvenes de la Iglesia sientan esa misma libertad y tengan ejemplos a seguir. Pero si es cierto que en el mundo evangélico hay todavía un “machismo recalcitrante” que se confunde con el orden en la iglesia. Me sorprende todavía oír que la mujer no puede ser pastora, o predicar en los púlpitos.
Con todo mi respeto y sin ofender creo que no dejar desarrollar el ministerio de la mujer en la iglesia es quitar la efectividad y el desarrollo en más de un 50% en la obra y la edificación.
P.- ¿Qué se puede hacer para que la mujer se integre con todo su potencial personal, intelectual y espiritual en la labor del Reino de Dios?
R.- Personalmente no creo que la iglesia deba cambiar para adaptarse a la sociedad. La participación de la mujer en la iglesia debe ser una participación basada en la Palabra y en un Dios que no hace acepción de personas. No es una moda o tendencia social, es algo reflejado en el carácter de Dios que está muy lejos de las intransigencias del hombre. Yo no lucho contra los hombres sino para alcanzar el lugar que Dios me dio como persona e hija.
Desarrollemos iglesias sanas. Donde todos seamos parte importante de ella, niños, jóvenes, ancianos, mujeres, hombres. La iglesia de Dios es diversa y hermosa. Donde no haya ni machismo, adultocentrismos, ni feminismos que anulen o luchen contra el hombre. Seamos un reflejo de lo que la sociedad debiera ser. Un conjunto de personas que viven en el Reino y conforme a las leyes de ese reino. Y dejemos que sea Jesús, el que reine en todos.
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