Ana Domínguez, periodista: “La mujer sigue sin sacar todo su potencial en la iglesia”

Consejera de Medios de Comunicación del Consejo Evangélico de Valencia, dirigió el primer programa evangélico de la TV pública valenciana. Es miembro de la Junta Nacional de Aglow España.

03 DE FEBRERO DE 2022 · 12:30

Ana María Domínguez Albores.,Ana María Domínguez Albores
Ana María Domínguez Albores.

Ana María Domínguez Albores nació en el estado de Chiapas, en México, aunque desde los siete años creció en la Ciudad de México. Estudió Ciencias de la Comunicación Social (periodismo) y se convirtió hace 37 años. Es miembro de la Iglesia Vida Cristiana, perteneciente a la Federación de Iglesias de Dios de España.

Pregunta.- ¿Cuántos años llevas sirviendo al Señor?

Respuesta.- Treinta y cinco años.

P.- ¿Cuál ha sido tu evolución o trayectoria en el servicio?

R.- En México mi vida laboral fue muy breve, ya que al poco tiempo de terminar la carrera me vine a España, aunque tuve la oportunidad de trabajar para la TV pública, algún periódico y alguna colaboración con medios de comunicación europeos.

Llegué a España en el año 1995 y desde ese momento casi todo mi trabajo ha sido dentro de la iglesia. Colaboré con el ministerio Visión Euro África (1995); trabajé en la Asociación Betel en Ceuta (1996-2000), dirigí un proyecto de guardería infantil para personas sin recursos en Indiana, EEUU (2000-2003). Desde el año 2000 he servido a diferentes ministerios, tanto en EEUU como en España, corrigiendo redacciones o preparando escritos.

En el año 2010 mi esposo y yo empezamos la iglesia que actualmente pastoreamos en el barrio de Benimaclet en Valencia, barrio donde él creció y donde no había iglesias evangélicas.

P.- ¿Cómo podrías describir tu trayectoria?

R.- He tenido que rendir mis miedos al Señor porque todos los retos nuevos me suelen asustar. Cuando la materia prima con la que trabajas son personas, no es fácil conciliar tantos temperamentos y formas de pensar si luchas constantemente con el miedo porque puedes llegar a crear un caparazón para que no te hagan daño o para esconderte, por eso mi oración continua es: “Señor quiero ser como una esponja, que cuando llega el golpe se contrae, pero en seguida recupera su forma”. También creo que estoy aprendiendo a asumir los cambios que la edad conlleva y a apoyarme en las nuevas generaciones.

P.- Actualmente ¿qué haces en tu iglesia?

R.- En la iglesia siempre hago de todo un poco, pero en lo que estoy más centrada es la logística y también en dar cursos al liderazgo y consejería.

P. ¿Qué labores concretas desarrollas?

R.- Actualmente soy Consejera de Medios de Comunicación del Consejo Evangélico de la Comunidad Valenciana (CECVA), donde tuve el privilegio, durante el confinamiento, de dirigir el primer programa evangélico en la historia de la TV pública valenciana: “Deu en la de Tots”. Soy miembro de la Junta Nacional de Aglow España. También participo en la Redacción de una investigación sobre la mujer en el tercer sector en la Comunidad Valenciana, cofinanciado por la Consejería de Transparencia, a través de la Dirección General de Participación Ciudadana de la Comunidad Valenciana.

Además Dios ha abierto puertas para colaborar con profesores de religión católica de ESO para impartir talleres sobre temas de actualidad como el aborto o el feminismo.

P.- ¿Cómo ves la situación actual de la mujer en las iglesias, denominaciones y entidades evangélicas?

R.- Personalmente este tema me entristece. Creo que la mujer sigue sin sacar a la luz todo su potencial, seguimos sin tener un papel relevante en la gestión y dirección de entidades evangélicas.

Sí que son relevantes a la hora de hacer números porque la membresía de las iglesias está, en su mayoría, compuesta más por mujeres que por hombres y por ende también son una fuente de recursos económicos para el sostenimiento de las iglesias. Pero a nivel de liderazgo la mujer sigue estando ausente.

Creo que la enseñanza sobre el papel de la mujer en la iglesia debe ser revisado a modo interno en las denominaciones porque por años el machismo se ha alimentado de una enseñanza tergiversada de las Escrituras.

P.- ¿Qué se puede hacer para que la mujer se integre con todo su potencial personal, intelectual y espiritual en la labor del reino de Dios?

R.- Es triste decirlo, pero creo que tenemos que ser las mismas mujeres las que empecemos los cambios dentro de la iglesia. Creo que tenemos que pedir al liderazgo que se consideren las violencias machistas como una cuestión que atañe a toda la iglesia de tal manera que haya cambios radicales en las ideas, actitudes, relaciones y en el imaginario colectivo. Que se incluya en los programas de educación cristiana dentro de la iglesia la enseñanza contra el machismo para que niños y jóvenes puedan ser una generación libre de estereotipos que marginan a la mujer.

A final de cuentas la educación es la base del cambio y yo apuesto por ello y apuesto por los jóvenes, chicos y chicas que empiezan a servir a Dios en igualdad y sin rivalidad de género, que educan a sus hijos en el respeto y la honra de unos y otros, sin mirar el género, sino los dones que Dios les ha dado. Como en la sociedad, en la iglesia también se empieza por la pedagogía.

P.- Algo más que quieras añadir…

R.- Solo daros las gracias por esta oportunidad y por abrir este espacio para que las mujeres podamos tener una visibilidad en el pueblo evangélico.

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