¿Conocemos los cristianos a Dios?

¿Me interesa saber, tanto como sea posible teniendo en cuenta mis limitaciones humanas, quién y cómo es Dios? ¿Estoy interesado en el estudio profundo de sus atributos, su naturaleza, su carácter y sus obras?

ESPAÑA · 05 DE MARZO DE 2018 · 16:45

Photo by Rod Long on Unsplash,
Photo by Rod Long on Unsplash

El hecho de que ser cristiano implica ser conocido por Dios es una verdad incuestionable. En 1 Corintios 1:13[i] el apóstol Pablo dice del momento en el que esté por la eternidad con el Señor que entonces «conoceré plenamente, conforme fui conocido». Esta realidad no es exclusiva del apóstol, sino de todos los creyentes, sin excepción alguna: somos conocidos plenamente por Dios.

Es necesario añadir que en esta dimensión hay un orden: de la misma manera en que amamos a Dios porque él nos amó primero (1 Juan 4:19), el conocimiento de Dios hacia nosotros es anterior a nuestro conocimiento de él, además de constituirse una base absolutamente necesaria a todos los efectos para que éste último sea viable. De nuevo, es Pablo quien expresa este concepto a los gálatas: «Pero ahora, conociendo a Dios, o más bien, habiendo sido conocidos por Dios…» (Gálatas 4:9)

 

¿Y qué entraña el conocimiento de Dios hacia sus hijos?

En palabras de J. I. Packer, «el conocimiento de Dios… es un conocimiento que comprende afecto personal, acción redentora, fidelidad al pacto y protección providencial para aquellos a quien Dios conoce».[ii] Los cristianos podemos afirmar, por tanto, y sin ningún atisbo de duda, que nuestro Padre nos conoce, en el mejor y más amplio sentido del término.

Ahora bien, en contraste con la afirmación anterior, el Señor mismo realiza una fuerte llamada de atención a su pueblo mediante cierto profeta del Antiguo Testamento. En Oseas 4:6 indica que su pueblo «perece por falta de conocimiento». Dos capítulos más adelante, en el 6:6 proclama que lo que quiere es «fidelidad y conocimiento de Dios» en lugar de sacrificios y holocaustos. Hay otras dos menciones al respecto en el libro de Oseas y muchas otras a lo largo de la Biblia. Y es que el conocimiento de Dios es un asunto de trascendencia suprema en el cristianismo.

 

«¿Para qué hemos sido hechos?»

Es una de las preguntas más profundas y de mayor calado que el ser humano puede hacerse. Creo que la mejor respuesta es la que da Packer en el libro ya citado: «Para conocer a Dios».[iii] Por si la trascendencia de estas palabras no ha sido captada del todo hasta el momento, prestemos atención a un hecho sumamente revelador. Nuestro Señor Jesús relaciona la vida eterna con el conocimiento de Dios. ¿Qué es la vida eterna? Es una buena pregunta. La respuesta de Jesús es la siguiente: «Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesús el Mesías, a quien enviaste» (Juan 17:3).

¿Entendemos, a la luz de lo expuesto, que el conocer a Dios por parte del cristiano es un asunto primordial, de trascendencia eterna? Es el propósito por el que existimos y existiremos. Es, ni más ni menos, que lo que Dios quiere de sus hijos: que lo conozcamos.  Recordamos en este punto la advertencia de Oseas. ¡Menudo contraste! Dios deseando profundamente que se lo conozca y su pueblo pereciendo, precisamente por falta de conocimiento. Una auténtica tragedia.

Quizá en este punto a algún lector se le pase por la mente un pensamiento que un servidor ha tenido más de una vez al leer el Antiguo Testamento, en especial cuando de la tozudez del pueblo de Israel se trata: «Ya les vale. Si yo hubiera estado en su lugar…». No hizo falta demasiado para percatarme de que se trata de una aseveración totalmente ignorante y errónea. ¿Somos, acaso, nosotros diferentes del pueblo que perecía por falta de conocimiento? Me atrevería a decir que, en términos generales, no.

Me temo que, basándome en mi experiencia personal y vital como cristiano, el conocimiento de Dios es, precisamente, uno de los temas que más se ha dejado de lado. De hecho, no tengo recuerdos de ninguna mención significativa al respecto que me transmitiera la importancia primordial que tiene. Tal vez sea porque se da por supuesto que todo cristiano conoce a Dios. Pues bien, esto es tanto una verdad como una afirmación cuestionable. En cierto sentido, todo cristiano debe tener, por lógica, «algo» de conocimiento de Dios por el hecho de ser precisamente cristiano.

A continuación, antes de pasar a la segunda observación, citamos una definición bastante completa de lo que implica conocer a Dios, de mano de Packer:

“Podemos decir que el conocer a Dios comprende; primero, escuchar la palabra de Dios y aceptarla en la forma en que es interpretada por el Espíritu Santo, para aplicarla a uno mismo; segundo, tomar nota de la naturaleza y el carácter de Dios, como nos lo revelan sus palabras y sus obras; tercero, aceptar sus invitaciones y hacer lo que él manda; y cuarto, reconocer el amor que nos ha mostrado al acercarse a nosotros y al relacionarnos consigo en esa comunión divina.”[iv]

Es en este sentido en el que la afirmación de que «todo cristiano conoce a Dios» adolece de firmeza. ¿Me interesa saber, tanto como sea posible teniendo en cuenta mis limitaciones humanas, quién y cómo es Dios? ¿Estoy interesado en el estudio profundo de sus atributos, su naturaleza, su carácter y sus obras? Hagamos una pregunta más básica todavía: si me pidieran que describiera quién es Dios, ¿sería capaz de decir algo similar a lo que, por ejemplo, el autor citado expone? No se trata de resaltar a ningún autor en concreto, sino de realizar una reflexión personal para ser conscientes de hasta qué punto conocemos o no al Señor y de tomar acciones al respecto.

Nuestro propósito esencial es conocer a Dios. ¿De verdad lo conocemos? A modo de ayuda a la pregunta, diremos que Dios es «inagotablemente interesante».[v]

 

Antonio Perelló Sánchez - Estudiante de Teología - España

 

[i] Todas las referencias bíblicas pertenecen a la versión de la Biblia Textual, 3ª edición.

[ii] Packer, J. I. El conocimiento del Dios Santo. Miami, Florida: Editorial Vida, 2006. p. 53. Se recomienda la lectura todo el capítulo 3 para un estudio más profundo de este concepto.

[iii] Íbid. p. 42.

[iv] Íbid. p. 47.

[v] https://www.desiringgod.org/articles/how-well-do-you-know-god?lang=es.

 

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - ANTONIO PERELLÓ SÁNCHEZ - ¿Conocemos los cristianos a Dios?