Cactus con buen rollo

Mi amada esposa tiene varias pasiones. Una de ellas son las plantas. Sabe cuidarlas perfectamente. Planta que cae en sus manos enfermita, recobra todo su esplendor. En dos palabras, como diría el torero-cantante: IM-PRESIONANTE.

ESPAÑA · 22 DE MARZO DE 2017 · 15:56

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Mi amada esposa tiene varias pasiones. Una de ellas son las plantas. Sabe cuidarlas perfectamente. Planta que cae en sus manos enfermita, recobra todo su esplendor. En dos palabras, como diría el torero-cantante: IM-PRESIONANTE.

Esta semana estuvo mirando plantas en un tenderete de flores y encontró un cactus que nunca habíamos visto. El cactus en cuestión tenía forma de las pagodas típicas orientales. Su nombre es cactus templo de Buda y podéis verlo en la foto. Otra maravilla del Creador de todo lo que existe, Dios.

La dueña de la floristería se acercó informando a mi esposa del cactus: "Este cactus proporcionará energía positiva a tu casa y suerte en la vida". El precioso cactus se quedó más plantado que nunca. Ver plantas, oler flores, disfrutar de la creación, caminar por el bosque y rodearte de perfumes es genial. Dios nos creó, entre otras cosas, para que fuésemos felices en medio de tanta belleza. Dar propiedades místicas/divinas a un humilde cactus, disculpen mi osadía, es una extravagancia y un "mal rollo" para el cactus, que ni siquiera escogió su nombre común.

Cada día estamos más convencidos, mi esposa y yo, de que la "energía positiva" de mi hogar y la "suerte" está sustentada por Dios. Presta atención a lo que la Biblia dice al respecto:

“Guárdame, oh Dios, porque en ti he confiado.

Oh alma mía, dijiste a Jehová: Tú eres mi Señor; no hay para mí bien fuera de ti.

Para los santos que están en la tierra, y para los íntegros, es toda mi complacencia.

Se multiplicarán los dolores de aquellos que sirven diligentes a otro dios. No ofreceré yo sus libaciones de sangre, ni en mis labios tomaré sus nombres.

Jehová es la porción de mi herencia y de mi copa; Tú sustentas mi suerte.

Las cuerdas me cayeron en lugares deleitosos, y es hermosa la heredad que me ha tocado.

Bendeciré a Jehová que me aconseja; aun en las noches me enseña mi conciencia.

A Jehová he puesto siempre delante de mí; porque está a mi diestra, no seré conmovido.

Se alegró por tanto mi corazón, y se gozó mi alma; mi carne también reposará confiadamente;

porque no dejarás mi alma en el Seol, ni permitirás que tu santo vea corrupción.

Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre.”

Salmo 16

Este es un salmo escrito por el rey David. En este salmo declara de forma inequívoca de donde viene su "buen rollo". Resalto a continuación estas declaraciones:

- En ti (Dios) he confiado.

- Tú eres mi Señor; no hay bien fuera de ti.

- El Señor es mi todo (herencia y porción).

- Tú (Dios) sustentas mi suerte.

- David es feliz con su heredad (Dios).

- Dios va delante de él por eso está confiado.

- No morirá eternamente.

- Dios le muestra donde está la vida.

- En Dios hay gozo total y delicias eternas.

Y te pregunto, querido lector:

¿Dónde tienes puesta tu confianza? ¿En las prácticas de yoga, en el yin y el yang, en la filosofía zen o en los cactus con buen rollo? ¿Quién es tú señor? ¿El dinero, el prestigio, ídolos…? ¿Quién sustenta tu suerte? ¿La evolución, o lo que es lo mismo, la casualidad, la prosperidad, el futuro incierto? ¿Cuando mueras, lo harás por la eternidad? ¿Te librará de esta muerte la confianza que tienes depositada en el yin y el yang, en cualquier filosofía oriental u occidental o en el cactus con buen rollo?

El ser humano, sin Dios, está naufragando entre fetiches, amuletos que son muestra de la superstición que les invade. Es un instinto ancestral, pues aun en las tribus más recónditas, si se las observa detenidamente, se puede ver que poseen sus ritos religiosos muy entremezclados con la superstición. El hombre cree profundamente que debe ganarse el paraíso por medio de rituales y sacrificios. Que debe hacer tal o cual cosa para no enojar al fetiche que lo tiene amedrentado.

La triste realidad, estimado lector, es que si sigues estos rituales, tu idea de Dios es paupérrima. Si vives creyendo que Dios delega en un fetiche su poder o que Dios está detrás de filosofías humanas y es tan absurdo que los humildes cactus hacen su labor de traer buen rollo al alma humana, estás equivocado. Dios no comparte con nada ni con nadie su majestad y poderío.

Dios mostró al rey David la vida. ¿Te gustaría encontrar la verdadera vida? Para eso es necesario que reconozcas que estás muerto. Hasta que un alcohólico no reconoce su enfermedad no hay forma humana de que abandone el vicio. Así mismo pasa con nuestra existencia. No reconocer un hecho, como nuestra muerte eterna sin Dios, no quita el problema. Lo único que hace es acallarlo.

¿Cómo sabes que estás muerto? Por la sencilla razón de que hay mucho pecado en tu vida. El pecado te ha llevado a la muerte eterna y no hay nada que puedas hacer para ser salvo del juicio de Dios. Dios tiene todo el derecho del universo a estar muy enojado contigo, porque le fallas cada vez que pecas y de esta forma contradices Su voluntad para tu vida.

Pero no lo está. Lo estaría si fuera un dios griego con sus defectos y bajas pasiones. Ardería en ira siendo el obeso buda. Te quemaría con sus rayos de sol si fuese el dios Ra de los egipcios idólatras. Pero no. Es que mi Dios es Dios, el ÚNICO DIOS.

¿Sabes cómo es Dios? DIOS ES AMOR. Por esto ideó con su Hijo el plan para nuestra salvación. El plan fue Jesús. No había otro plan mejor. Jesús fue humillado, avergonzado, abofeteado, traicionado, flagelado, escupido, crucificado y, hasta por un momento de su vida, se quedó solo porque su mismo Padre se tuvo que alejar de Él.

En Jesús se crucificaron todos los pecados cometidos contra Dios por el hombre. ¿Qué debes hacer tú al respecto? Darle la espalda a tus fetiches, liberar a tus cactus de tener una función para la que no fueron creados, reconocer tu necesidad de Dios, creer en Jesús y arrepentirte de tus pecados pues son ellos los que te separan de que Dios te pueda mostrar la vida. Medita profundamente en ello y sé coherente y consecuente con lo que decidas.

¡Libérate de tus amuletos! ¡Que Dios te bendiga!

 

Pedro Reina Yáñez  - Profesor de guitarra clásica - Málaga, España

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - PEDRO REINA YÁÑEZ - Cactus con buen rollo