Reivindico a Eva
Mujeres a las que Dios acompaña, bendice, castiga, mima, regaña, utiliza, recuerda y alaba. Mujeres que, a pesar de romper todas las reglas de su tiempo y del nuestro, están muy dentro del corazón de Dios. Mujeres de verdad. Como tú y como yo.
Países Bajos · 11 DE FEBRERO DE 2016 · 12:25
Reivindico a Eva, la primera. La curiosa, la científica. También la acusada y la que cargó con la culpa. La madre de los vivientes.
Reivindico a Sarah. La “porque lo digo yo y punto”. La “y si no te gusta, puerta”. La leona defendiendo a su prole. También la que se entrega a otros sin rechistar por una causa mayor. La reinona.
Reivindico a Rebeca. La valiente en su vulnerabilidad. La imponente en su dulzura. También la que no duda en engañar para llevar a cabo sus planes.
Reivindico a Leah, la sufrida, la utilizada. Reivindico a Raquel. La acosada y el objeto de sufrimiento de su hermana. Reivindico a Noemí, la amargada, la estratega. Reivindico a Rut, la extranjera, la viuda, la superviviente. Reivindico a Séfora. La que se enfrentó al Ángel de Dios. Reivindico a Bilhá y Zilpá, las sin voz. Reivindico a Tamar, la que no se conforma. Reivindico a Milcá, la enamorada. A Dina y Betsabé, las violadas y casadas con su violador. A Deborah, la coronela. Reivindico a la Reina de Saba, la exploradora, la que toma iniciativa, la inteligente. Reivindico a Abigail, la oportunista. A Yael, la echada para adelante. Reivindico a las hijas de Lot, las manipuladoras. A Rahab, la visionaria.
Las reivindico a todas. A ellas y a varias decenas más. Con o sin nombre. Mujeres de la Biblia que se cuentan tal cual son. Mujeres que construyen, entre todas, el retrato perfecto de lo que es el verdadero ideal de la mujer bíblica. Ese sobre el que tanto se dice pero sin dejarlas hablar a ellas.
Mujeres supervivientes. Que tenían la sartén por el mango. Y si no la tenían, ya se buscaban las mañas. Mujeres que ni eran sumisas, ni calladas, ni floreros, porque esos adjetivos no vienen de Dios. Mujeres que, mucho más que sus padres, maridos o hijos, alteraron el curso de la historia bíblica. Mujeres que fueron el brazo ejecutor de la voluntad divina. El factor de cambio, el toque ligero o el mazazo final. Mujeres con iniciativa, que llevaban la voz cantante, la batuta en alto, las ideas claras.
Mujeres que me representan, mujeres con las que me siento identificada, mujeres a las que quiero imitar. Mujeres que nada tienen que ver con el ideal soso, inane, apagado, segundón y absolutamente irreal con el que crecí y que todavía puebla tantas conciencias. Mujeres a las que Dios acompaña, bendice, castiga, mima, regaña, utiliza, recuerda y alaba. Mujeres que, a pesar de romper todas las reglas de su tiempo y del nuestro, están muy dentro del corazón de Dios. Mujeres de verdad. Como tú y como yo.
Isabel Marín Martínez – Dra. en Fil. Hebrea - Ámsterdam, Países Bajos
Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - ISABEL MARÍN MARTÍNEZ - Reivindico a Eva