Católicos y luteranos ya caminan hacia la comunión plena

El encuentro entre el Papa Francisco y los líderes luteranos en Suecia concluye con la firma de una declaración conjunta que propone dejar atrás “los desacuerdos históricos y conflictos” para “eliminar los obstáculos restantes que nos impiden alcanzar la plena unidad”.

Redacción PD

LUND · 01 DE NOVIEMBRE DE 2016 · 11:36

El Papa Francisco y la arzobispa luterana Antje Jackelén se dan la paz, durante la celebración conjunta católico-luterana en Lund, Suecia. / Church of Sweden, Mikael Ringlander,papa luteranos
El Papa Francisco y la arzobispa luterana Antje Jackelén se dan la paz, durante la celebración conjunta católico-luterana en Lund, Suecia. / Church of Sweden, Mikael Ringlander

La visita del Papa Francisco a Lund (Suecia) para participar del acto de conmemoración conjunta católico-luterana de los 499 años de la Reforma ha servido para confirmar el camino de unidad emprendido por ambas tradiciones cristianas, representadas por el Papa Francisco y el presidente de la Federación Luterana Mundial, Munib Younam, junto a otros líderes católicos y luteranos.

La ciudad sueca acogió dos actos, uno con un carácter litúrgico en la Catedral Luterana de Lund, siguiendo al pie de la letra el documento de “Oración común: Del conflicto a la comunión” aprobado por católicos y luteranos; y otro acto multitudinario en el Malmo Arena, con música, testimonios y un alegre ambiente de cordialidad entre los líderes religiosos, que fueron recibidos con aplausos y admiración por parte de los asistentes.

 

Los líderes católicos y luteranos hicieron público una declaración conjunta.

Los gestos de cercanía, cariño y complicidad fueron constantes entre los líderes religiosos, conscientes de participar de un momento “histórico”, tal y como todos lo definieron en sus discursos.

 

DECLARACIÓN CONJUNTA

Estas celebraciones han dado pie a la firma de una declaración conjunta, estructurada en cinco bloques temáticos: agradecimiento, pasar del conflicto a la comunión, el compromiso para el testimonio común, la unidad en Cristo, y finalmente, una exhortación a los católicos y luteranos de todo el mundo.

“A través del diálogo y el testimonio compartido, ya no somos extraños. Más bien, hemos aprendido que lo que nos une es más de lo que nos divide”, expresa en el primer punto el documento, que alaba asimismo el “fructuoso diálogo ecuménico” realizado en los últimos cincuenta años entre católicos y luteranos.

 

Ceremonia conjunta católico-luterana en Lund.

Para los firmantes, aunque la Reforma trajo “dones espirituales y teológicos”, también hizo daño a “la unidad visible de la Iglesia”. “Las diferencias teológicas estuvieron acompañadas por el prejuicio y por los conflictos, y la religión fue instrumentalizada con fines políticos. Nuestra fe común en Jesucristo y nuestro bautismo nos pide una conversión permanente, para que dejemos atrás los desacuerdos históricos y los conflictos que obstruyen el ministerio de la reconciliación”, afirma el documento, que compromete a los presentes a trabajar por la unidad: “Hoy, escuchamos el mandamiento de Dios de dejar de lado cualquier conflicto. Reconocemos que somos liberados por gracia para caminar hacia la comunión, a la que Dios nos llama constantemente”.

En tercer lugar se afirma el compromiso de dar testimonio “juntos” de la “gracia misericordiosa de Dios”. “Muchos miembros de ambas comunidades anhelan recibir la Eucaristía en una mesa, como expresión concreta de la unidad plena (...). Anhelamos que sea sanada esta herida en el Cuerpo de Cristo. Este es el propósito de nuestros esfuerzos ecuménicos, que deseamos que progresen, también con la renovación de nuestro compromiso en el diálogo teológico”, expresan los líderes católicos y luteranos.

En definitiva, los firmantes del documento se comprometen a “eliminar los obstáculos restantes que nos impiden alcanzar la plena unidad”.

 

Francisco, en la celebración ecuménica en Lund.

“Al comprometernos de nuevo a pasar del conflicto a la comunión, lo hacemos como parte del único Cuerpo de Cristo, en el que estamos incorporados por el Bautismo”, dicen en el cuarto punto, titulado “Uno en Cristo”.

El documento concluye con la exhortación a todos los “luteranos y católicos” en el mundo a continuar en el camino de unidad abierto “acercándonos en la fe a Cristo, rezando juntos, escuchándonos unos a otros, y viviendo el amor de Cristo en nuestras relaciones, nos abrimos al poder de Dios Trino. Fundados en Cristo y dando testimonio de él, renovamos nuestra determinación para ser fieles heraldos del amor infinito de Dios para toda la humanidad”.

 

 

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