Líderes religiosos oran juntos por la paz en Asís

Este martes se celebró la Jornada de Oración por la paz en el mundo en la ciudad italiana de Asís, a donde acudieron líderes religiosos de diversas religiones, convocados por la Iglesia Católica en la figura del Papa Francisco, que dio la bienvenida a los participantes.

La reunión se produce justo 30 años después del primer encuentro interreligioso celebrado en Asís, en aquel entonces presidido por Juan Pablo II, que marcó un nuevo escenario de diálogo y participación conjunta de distintas religiones en torno a la procura de la paz.

CRISTIANOS ORAN JUNTOS

La jornada tuvo dos actos principales. Por una parte, las confesiones cristianas representadas -católica, anglicana, ortodoxa y protestante- se reunieron en la cripta de San Francisco para orar juntos, con el lema “Sed de Paz”.

En su intervención, el arzobispo de Canterbury Justin Welby denunció un mundo marcado por el afán económico, detrás de muchos de los conflictos y guerras. “Podemos adquirir bienes, pero en la economía de Dios no valen nada. Somos ricos, cuando aceptamos la economía de Dios”, expresó el líder anglicano.

A continuación el patriarca ortodoxo Bartolomé animó a los cristianos a ser “testigos proféticos de la paz de Cristo” y lanzó un desafío a la unidad. “Hoy, a los cristianos les es pedido un testimonio de comunión. ¿Cómo ofrecer paz, que es amor, sin iconos vivientes de la comunión trinitaria en Dios y con el prójimo?”.

ACTO CON OTRAS RELIGIONES

Por la tarde se realizó un acto conjunto con representantes de otras religiones para clausurar el acto. En la ceremonia conclusiva el Papa estuvo acompañado del rabino argentino y amigo suyo Abraham Skorka; el profesor Abbas Shuman, vicepresidente de la Universidad Al-Azhar (Egipto) y Gijun Sugitani, Consejero Supremo de la Escuela Budista Tendai (Japón), entre otros.

El Papa subrayó que “nosotros no tenemos armas”, sin embargo, “creemos en la fuerza mansa y humilde de la oración. En esta jornada, la sed de paz se ha transformado en una invocación a Dios, para que cesen las guerras, el terrorismo y la violencia”.

Hubo espacio para el testimonio de una refugiada siria, Tamar Mikalli. La joven cristiana contó que “la oración era nuestro único sostén (...) Resistimos tres años con la esperanza de que la guerra terminaría. Vivimos en la miseria, luego bombardearon la casa de mi familia y al final decidimos salir de Siria y llegamos al Líbano. Nos convertimos en refugiados, junto con miles de sirios. Tuvimos que dejar todo, traje también a mis padres ancianos, jamás habría partido sin ellos”.

El acto finalizó con la firma, por parte de todos los representantes religiosos, del “llamado de paz” por los países que se encuentran en conflicto y las personas que sufren a causa de ello en el mundo.