Tiranía de lo inmediato carcome la sociedad

Relaciones personales, futuro laboral, estabilidad de la pareja, la labor de los medios de comunicación, se resquebrajan ante la “cultura del momento”.

El Mundo · MADRID · 03 DE NOVIEMBRE DE 2014 · 15:25

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Un niño de 4 años está sentado en una habitación mirando fijamente una mesa sobre la que descansa un solitario pastel. Antes de que se abalance sobre él se le advierte: "Si esperas 15 minutos, en vez de un pastel, tendrás dos". La escena es parte de un experimento que hace más de 40 años realizó el psicólogo Walter Mischel, que constató que dos de cada tres niños ceden a la tentación después de una agotadora y del todo inútil lucha contra sus impulsos.

Lo interesante de este experimento, relata María Crespo, es que 15 años después, cuando estos niños iban a la universidad, Mischel volvió a estudiarlos y llegó a la conclusión de que aquellos que habían esperado pacientemente tenían mejores notas, expectativas laborales y mayor autocontrol.

Si hoy Mischel repitiera esta prueba descubriría que las probabilidades de encontrar a un niño, adolescente o adulto capaz de esperar más de 5 minutos antes de tomar una decisión, razonada o no, son las mismas que las de encontrar una pareja que dure más de un mes, un político comprometido con sus votantes y no consigo mismo o un trabajo indefinido: casi ninguna.

RELACIONES VIRTUALES

La película 'Her' es y no es sólo otra historia de amor. Un chico solitario, melómano y bigotudo se enamora de una chica virtual; un sistema operativo con voz de mujer que le seduce y le consuela cuando está triste. Con el paso del tiempo descubren que no estaban hechos el uno para el otro.

Una de las escenas dice así: -¿Estás hablando con alguien más? - Sí. - ¿Con cuántos más? - 8.316. - ¿Estás enamorada de alguien más? - 641. No sé si me crees, pero no cambia lo que siento por ti.

Puede ser un disparate o sólo una hipérbole de las relaciones. Piense en la última vez que estuvieron cenando con amigos ¿De los 200 o más amigos que tiene en las redes sociales, a cuántos conoce bien?

"Las relaciones interpersonales se están transformando radicalmente. Las redes sociales optimizan y facilitan la comunicación. Tanto, que la frivolizan y la mantienen en un tono más superficial. Hemos cambiado calidad por cantidad", opina el psicólogo y escritor Antoni Bolinches.

Entre adultos, el número medio de amigos en Facebook es de 338, según un estudio del Pew Research Center de febrero de este año. Segundo dato. El sociólogo Matthew Brashears, de la Universidad de Cornell, llevó a cabo una encuesta desde 1985 hasta 2010. Preguntó, año tras año, a más de 2.000 personas y su conclusión fue que, mientras las redes sociales iban haciéndose un hueco en sus vidas, su número de amigos cercanos bajó de 3 amigos a poco más de 2. No llega ni a los dedos de una mano.

En las relaciones de pareja suena una canción parecida. Cada vez son más cortas. En parte, porque sexo y amor, unidos hasta hace 50 años, ya no lo están. También, porque vivimos en un consumismo frenético que todo lo mide en términos de cantidad.

"Hay menos personas que viven en pareja para no comprometerse excesivamente. Nuestra sociedad ha entrado en el infantilismo. Hay poca resistencia a la frustración", confirma Bolinches, que define a esta generación como "hedonista, inmadura". "No hay cultura del esfuerzo. Si sigue así, nos iremos deshumanizando, entraremos en un modelo de relaciones más consumista, que nos llevará a una insatisfacción vital".

La revista 'Science' publicó un estudio en julio que demostraba que la mayoría de las personas no soportan quedarse a solas con sus pensamientos. El psicólogo Timothy Wilson examinó a cientos de universitarios y comprobó que el 67% de los hombres y el 25% de las mujeres incluso preferían aplicarse leves descargas eléctricas antes que tener como única compañía a sus ideas y sus miedos. "Para entender las relaciones hay que conocerse bien a sí mismo y eso es un trabajo que no acaba nunca. Pero parece que no somos capaces de darnos ese tiempo", coincide el psicólogo y sexólogo José Bustamante.

"Muchas parejas rompen rápido porque si uno de los dos no encaja en los espacios y los tiempos del otro, no le damos una oportunidad. Llenamos tanto nuestro tiempo de actividades, de tareas, que encajar una pieza más acaba siendo complicado", continúa Bustamante, que explica cómo sus clientes tienden a pensar en la pareja como algo "preparado para consumir rápido". Hemos perdido paciencia y reflexión.

SENSACIONALISMO EN LA INFORMACIÓN

Hay un lugar donde el momento mide todas las cosas. Y no es -sólo- el amor. En marzo, la cuenta oficial de Emergencias de Canarias informaba de que un avión de pasajeros se había estrellado en la costa. Medios nacionales e internacionales rápidamente dieron por cierta la noticia. No hay nada que le guste más a un periodista que ser el primero en contar el fin del mundo (o algo que se le parezca). Y mientras buscábamos fotos del horrible siniestro, AENA y Fomento desmentían el accidente. Lo único que había en el mar era un barco remolcando a otro barco que en una foto lejana difundida en las redes sociales aparentaba ser un avión semi hundido en medio del océano.

"La dictadura del 'click' es confundir cantidad con calidad. Siempre habrá páginas webs con audiencias multimillonarias basadas en periodismo de escándalos, vídeos de gatos y otras trivialidades, pero eso no es periodismo. Lo importante es añadir valor", contesta Juan Antonio Giner, presidente y fundador de Innovation, que se dedica a la consultoría periodística.

CONFIANZA EN EL FUTURO, CUESTIÓN CLAVE

Volvemos al experimento del principio. Mischel concluyó, después de estudiar a un grupo de niños durante 15 años, que los que se comían el pastel estaban condenados. Que lo rápido, lo inconstante, lo frágil les perseguiría hasta la edad adulta.

Pues bien, un grupo de investigadores le dio una vuelta de tuerca al experimento. La diferencia fue que, antes de sentar al niño frente a la tentación, le hacían hablar con un adulto. Había dos tipos de adultos: unos representaban la confianza, prometían al niño cosas que, pasados los 15 minutos, le daban. El otro tipo de adulto era lo contrario, prometía un montón de pasteles después del primero pero, tras la espera, siempre tenía las manos vacías. Mentía.

La conclusión es la necesidad de la esperanza basada en la confianza. Si un niño -o un adulto- vive en un contexto en el las promesas se cumplen, esperará para conseguir la recompensa -una pareja, un trabajo, un servicio público- porque sabe que la paciencia tiene un objetivo. Si, en cambio, vive rodeado de personas en las que no confía, el niño y el adulto -en realidad, se parecen mucho- se comerá el pastel que tiene delante sin pensar, ni por un momento, en el futuro.

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