Brutal paliza a familia evangélica en Comisaría argentina

La familia evangélica narró la tortura a la que fueron sometidos por varios policías en torno a su arresto injustificado en la comisaría 10° de la Unidad Regional 1°. Golpes con hematomas visibles en diferentes partes del cuerpo, un diente roto, una bala de goma contra un bebé, insultos y humillaciones. El viernes santo pasado, cerca del mediodía, la familia Maidana charlaba con sus vecinos en el barrio Cabal, ubicado en el noroeste de la capital provincial de Santa Fe, cuando se produjo una discusión cercana. Como cristianos y pastores evangélicos, decidieron actuar para calmar los ánimos, pero los policías de la comisaría 10° interpretaron que fueron parte del problema, esposaron a padre e hijo y los llevaron a la Comisaría. En el camino uno de los policías le dio un culatazo en la boca al padre y le rompieron un diente. Mientras tanto, otros policías entraron por la fuerza en la casa de los Maidana, dispararon balas de goma, y uno de los proyectiles le dio a un bebé en la cabeza, lesionándolo. Luego se llevaron a otros dos integrantes de la familia, que también son pastores, y los llevaron también detenidos a la misma comisaría 10°. Los cuatro integrantes de la familia Maidana detenidos, ya en la comisaría 10°, y ante los policías de guardia, se identificaron como pastores evangélicos, y pretendieron explicarles lo ocurrido. “DECILE A DIOS QUE TE SALVE DE NOSOTROS” Pero en lugar de escucharles, los policías les propinaron una violenta paliza, con patadas y puñetazos. "Hoy que es viernes santo, decile a tu Dios que te venga a salvar de nosotros", le decían los policías mientras le seguían golpeando con saña, relataron las víctimas. Los integrantes de la familia Maidana recuperaron la libertad de la comisaría 10° el domingo de Pascua a la una y media de la tarde. Efrén Maidana, de 50 años, y Gonzálo, su hijo de 26, denunciaron el suceso tras quedar en libertad, en la dirección de Asuntos Internos, y este pasado lunes en la secretaria de Derechos Humanos de Santa Fe. Además de la brutalidad policial, denunciaron que el jefe de la Comisaría les pidió 2 mil pesos para que recuperaran la libertad.