Nick Clegg , ateo confeso, puede ser el próximo primer ministro de Reino Unido

Muchos le llaman el Barack Obama europeo. Nicholas William Peter Clegg, nacido el 1 de julio de 1967 en Chalfont St Giles, es ateo, europeísta, cosmopolita y partidario de un mundo multipolar. Se presenta como una persona moderna y quiere desarrollar en la escuela políticas educativas afectivas a favor de la diversidad afectivo-sexual.

LONDRES · 02 DE MAYO DE 2010 · 22:00

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No le importa reconocer que a lo largo de su vida ha mantenido relaciones sexuales con cerca de “30 mujeres”. En la actualidad está casado con Miriam González Durantez, una abogada española a la que mantiene alejada del foco político. Es padre de tres hijas y lidera un partido político que promueve el matrimonio homosexual, la subida de impuestos para los más ricos y un mundo más justo. Nick Clegg, muy a pesar de los conservadores, podría convertirse en el próximo primer ministro de Reino Unido. Antes de liderar el Partido Liberal Demócrata, Clegg trabajó como periodista y eurofuncionario. Después fue designado eurodiputado y más tarde llegó a los Comunes. Ahora, se ha convertido en la estrella de la campaña electoral británica. Incluso, desde que triunfó en el primer debate electoral televisado en Reino Unido, muchos le llaman el Barack Obama europeo y un sondeo le ha puesto a la altura de Winston Churchill. A estas alturas de la campaña, muy pocos dudan de que Clegg ha conseguido un objetivo que en Reino Unido puede calificarse de revolucionario: poner en riesgo el sistema bipartidista británico. Algunas encuestas le sitúan incluso por encima del candidato conservador, David Cameron, en intención de voto. De hecho, la mayoría de los analistas políticos creen que el Partido Liberal Demócrata tendrá las llaves del próximo Gobierno británico. EUROPEISTA Y PACIFISTA El liberal demócrata es el más europeísta de todos los candidatos, no se opone a adoptar el euro en el futuro y quiere abandonar la subordinación a Washington. Clegg también pretende salir de Afganistán en cuanto sea posible y se muestra partidario de un mundo multipolar. “Yo quiero que mi país esté dentro de la Unión Europea para poder moldearla desde dentro en torno a nuestros valores. Porque si a uno no le gusta un club, es mejor estar dentro para cambiarlo. Llorar desde fuera no arregla nada”, ha declarado recientemente. También se ha atrevido a expresar públicamente que Israel se excedió en Gaza en el uso de la fuerza y que una intervención militar no es una opción creíble en Irán. En el mandato de George W. Bush, su partido se opuso rotundamente a la Guerra de Irak. IMPUESTOS A LOS RICOS Y PROTECCIÓN A LA INFANCIA En política nacional, Clegg articula sus propuestas en cuatro pilares básicos: impuestos equitativos, mayor atención a los niños, una economía más justa y transparencia en la política. Es partidario del Estado del bienestar y utiliza el lenguaje socialdemócrata cuando, por ejemplo, explica que pretende impulsar cargas fiscales más justas que impidan que quienes tienen más patrimonio aprovechen lagunas legales para no pagar impuestos. En concreto, Clegg quiere establecer un impuesto sobre las propiedades que superen los dos millones de libras y llevar a cabo una amplia reforma económica a través de la ruptura de los grandes bancos, para que tengan por separado las áreas de banca de inversión de la banca minorista. Con esta división, espera lograr que los ciudadanos no sufran en primera persona los excesos y la codicia de las entidades financieras. En su programa electoral también da especial importancia a la reforma del sistema educativo, promoviendo la reducción del número de niños en las clases. Con todo ello, busca acabar con la “tragedia” de que muchos británicos no puedan hacer realidad sus sueños debido a las barreras sociales y económicas. “Simplemente no creo que sea justo que, en el Reino Unido de hoy, las posibilidades de los niños en la vida estén determinados más por la cuenta del banco de los padres que por sus aspiraciones y sueños (…) Si aprendemos de los errores del pasado y tratamos algo nuevo, podemos transformar la cólera en esperanza, la frustración en ambición y la recesión en una oportunidad para todo”, señaló. Nik Clegg quiere también desarrollar en la escuela políticas educativas afectivas a favor de la diversidad afectivo-sexual. Gracias a este tipo de discursos, Clegg -que goza de enorme fama entre los inmigrantes y al que muchos califican como El Robin Hood moderno- se ha ganada la animadversión de los medios de comunicación poco partidarios de que gobierne un partido que promueve el matrimonio entre personas del mismo sexo y que está dispuesto a desarrollar políticas educativas a favor de la diversidad afectivo-sexual, incluso en los colegios religiosos. PRESENCIA EN LOS MEDIOS La nueva estrella de la política británica sabe mirar a la cámara como nadie, atrapar la atención de la audiencia y mostrarse más cercano que cualquiera de sus rivales. La fotografía de un joven Nick Clegg difundida estos días no dista demasiado de la imagen del candidato en pleno debate, con aspecto atractivo y refrescante, lo opuesto a la rigidez de los dos grandes partidos que han dominado durante décadas la escena política británica. Tanto el Partido Conservador como los medios “tories” -The Sun, The Daily Telegraph o The Daily Mail entre ellos- han lanzado un brutal ataque contra el político liberal temerosos de que pueda unirse a los laboristas e impedir que Cameron llegue al 10 de Downing Street. Los ataques van desde sembrar dudas en unas donaciones que recibió su partido, hasta cuestionar su legitimidad alegando que su madre es holandesa, su padre de ascendencia rusa y su esposa española. “Vive en otro planeta”, “llevará al Reino Unido al desastre”, “quiere tomar al país como rehén”, “es un nazi”, “está desconcertado con su propia política de inmigración”, son algunas de las críticas más duras que ha tenido que afrontar en los últimos días. A cambio, ha recibido el apoyo de numerosos artistas como Chris Martin -líder del grupo Coldplay-, Daniel Radcliffe -actor que dio vida en el cine a Harry Potter-, o John Cleese -ex de los Monty Phyton-. Todos ellos son partidarios de que Reino Unido se convierta en un Estado federal en el que se produzca una profundísima reforma del sistema electoral, y ven en Clegg la posibilidad de hacer realidad sus sueños.

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