El gen que favorece la infidelidad masculina

Le han llamado el gen de la fidelidad. En realidad, su nombre científico es menos estimulante: se llama RS334 y gestiona la vasopresina, una hormona relacionada con la respuesta sexual y los afectos, que tiene más presencia en los hombres. Tener una determinada variante de ese gen cuenta más allá del bienestar fisiológico. Posee el poder de influir más o menos en la capacidad de compromiso de los varones.

MADRID · 07 DE SEPTIEMBRE DE 2008 · 22:00

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Es decir, se trata de "un gen que influye en ser promiscuo o monógamo o incluso en la capacidad de lograr una convivencia feliz con su pareja". Eso es lo que creen los investigadores del Instituto Karolinska tras estudiar la presencia de esta variante genética, así como la calidad de las relaciones de 552 varones suecos con sus respectivas parejas. La investigación duró cinco años y sólo contó con parejas heterosexuales. En total, se involucraron 1.204 personas. Al analizar el ADN se buscaron las variantes de determinados segmentos del genoma que están relacionados con el gen que regula la vasopresina. Y hallaron la «334». Combinaron la información genética con la obtenida de las entrevistas y descubrieron que había una relación entre los genes y los vínculos que los hombres establecían con sus parejas. Los hombres podían no tener ninguna, una o dos copias del gen RS334. Los que carecían de esta variación genética eran los más devotos con sus parejas y los que no habían temido formalizar su relación. También eran los que provocaban menos reproches de sus parejas. A medida que se sumaban copias, era más fácil que los hombres con dos copias del gen no estuvieran casados. Y si lo estaban, acumulaban más crisis maritales y amenazas de divorcio en los últimos cinco años que los otros. Es la primera vez que se relaciona la variante de un gen específico con la forma en la que los hombres se comprometen con sus parejas. Este nuevo hallazgo podría utilizarse como una fórmula para encontrar una pareja fiel, con la ayuda de la ciencia. Afortunadamente, la biología no lo es todo. Los genes tienen su peso, pero también el libre albedrío, las circunstancias personales, familiares o las creencias y valores religiosos y culturales en las que crecemos. Los hombres que posean esta variación genética «no significa necesariamente que estén menos capacitados para el amor, sino que se trata más bien de una limitación en la capacidad social», matizó Hasse Walum, uno de los responsables de la investigación. AUTISMO Y FOBIAS SOCIALES El estudio, más allá de excusar la promiscuidad masculina, podría ser útil para conocer mejor trastornos que tienen que ver con la afectividad y las relaciones sociales. La investigación de la fobia social o el autismo podrían beneficiarse de este trabajo. El próximo paso del grupo sueco es probar si una aplicación intranasal de vasopresina puede alterar el comportamiento altruista o la generosidad de un individuo. Desde hace años se especulaba con la posibilidad de que la vasopresina pudiera influir en el comportamiento sexual de las personas.

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