Castrar a los violadores y pederastas ¿o no?

"Pido que se me castre, porque mi deseo es ser persona". Esta frase la redactó Jesús Agustín Hernández, de 52 años, al juez que lleva su caso. Hernández está acusado de violar a una niña de diez años, en agosto de 2004, en la localidad madrileña de Miraflores de la Sierra. Sin embargo, los médicos cuestionan la eficacia de la castración química para controlar a los agresores sexuales, y los juristas dudan de su legalidad.

BARCELONA · 27 DE AGOSTO DE 2007 · 22:00

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En los años ochenta, este hombre ya fue condenado a 46 años de prisión por violar y asesinar a otra niña en Las Palmas. Durante su reciente juicio, Hernández reconoció su delito, pidió perdón y solicitó que no le dejen salir nunca más de prisión. Su caso ilustra un problema de difícil resolución: la rehabilitación de los agresores sexuales. Uno de cada cinco violadores reinciden cuando abandonan la prisión. Como un pederasta francés condenado tres veces por abusos sexuales, que, poco después de abandonar la cárcel, violó supuestamente a un niño de cinco años. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, abogó por aplicar nuevas medidas, más contundentes, contra quienes reinciden. Una de ellas ha causado especial revuelo: la castración química. Los políticos españoles no han tardado en reaccionar (a favor o en contra) ante el inesperado anuncio. Médicos y psicólogos cuestionan su eficacia para contener al agresor y evitar nuevos crímenes. Y los juristas insisten en que, con la normativa actual, la aplicación de la castración química está fuera de la ley. En Cataluña, el Departamento de Justicia de la Generalitat ha creado una comisión independiente, integrada por una serie de expertos de alto nivel, para estudiar qué hacer con los ex presos reincidentes de delitos muy graves. La iniciativa surgió poco después de que, a finales de mayo, saliera en libertad Alejandro Martínez Singul, conocido como el segundo violador del Eixample de Barcelona. Singul abandonó la cárcel de Quatre Camins tras cumplir 16 de los 65 años de condena. Eso, a pesar de que el informe de la Junta de Tratamiento explicitaba que no se había rehabilitado y que podía volver a delinquir. ¿QUÉ ES LA CASTRACIÓN QUÍMICA? Consiste en administrar cierto tipo de fármacos que disminuyen la libido del paciente y, por tanto, sus deseos y fantasías sexuales. Sus efectos son reversibles: sólo actúan mientras se consumen. Pero muchos, dudan de su eficacia real ya que no hay pruebas de que la castración, ya sea física o química, sirva para inhibir el deseo en las personas adultas, por que el sexo está también en el cerebro y calmar el estímulo de las hormonas no eliminaría la educación adquirida. Además si alguien está trastornado, los fármacos no le van ayudar, por lo que el paciente necesitaría también una terapia psicológica. La efectividad del tratamiento, sugieren los médicos, no ha sido contrastada. Aun así, la castración química ya se aplica en algunos lugares. Como en los estados de California y Florida, en Estados Unidos. En España, la castración química no está contemplada en la legislación y, por tanto, está prohibida.

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