Traficar con seres humanos es rentable y está poco castigado penalmente

En el peor de los casos -cuando el tráfico es con fines de explotación sexual- la condena puede alcanzar los diez años, pero si es con fines de explotación laboral la privación de libertad sólo oscilará entre los dos y los cinco años. En Europa, donde lo tienen peor los traficantes de seres humanos es en Inglaterra. Allí les pueden caer 15 años de reclusión. En el otro extremo está Austria, donde con dos años de cárcel se solventa el problema. El benigno tratamiento penal de este tipo de delitos y su alta rentabilidad son factores determinantes para explicar el progresivo interés de las organizaciones criminales por tráfico ilegal de seres humanos. Esto al menos es lo que opina el inspector jefe de Planificación y Control, Francisco Morenas Fernández, que participó ayer como ponente en el curso sobre El mercado del crimen que se está celebrando en El Escorial. El ponente, que calificó la inmigración irregular como una nueva forma de esclavitud, apuntó que de las 700.000 prostitutas que se calcula que existen en España, el 70% son extranjeras y la mayoría proceden de Rumanía, Rusia, Colombia, Brasil, República Dominicana y Nigeria. Precisó que no todas vienen engañadas, pero sí bajo el estado de necesidad, por lo que no dejan de ser víctimas. Las deudas que estas mujeres contraen con las mafias que las introducen en nuestro país, según este experto, oscilan entre los 48.000 y los 60.000 euros en el caso de las nigerianas; entre 4.000 y los 9.000 en el de las sudamericanas y en torno a los 3.000 en el de las rumanas. Estas mujeres sólo recobran la libertad cuando cancelan la deuda, salvo el caso de las rumanas. Las redes que las controlan, una vez cobrada esa deuda, las devuelven a su país o, en el mejor del los casos, les dejan el 50% de sus ingresos.