Sueño cumplido

Lo que ella desconocía y ahora sabrá, es que a través de ese regalo a afianzado aún más el concepto que tengo acerca de la verdadera amistad, esa que duele, que te hace pasar horas en vela.

22 DE OCTUBRE DE 2018 · 15:00

,

Sé que nunca es tarde para pedir que un sueño se cumpla, por ello cierro los ojos deseando que algún día alguien me otorgue el placer de hacer que me quede dormida oyendo un cuento, y si puede ser, que me permita por unos momentos ser la protagonista.

 Así concluía un artículo mío, escrito hace muchos años y publicado recientemente en este medio.

Los amigos, los verdaderos, aquellos que resisten los desafíos del tiempo, los ramalazos duros de la vida, las crueles zancadillas que a veces se nos ponen al intentar avanzar. Ésos, los auténticos, poseen una barita mágica capaz de hacer realidad algún deseo que duerme en tu regazo y que a menudo te avergüenza desvelar; son en ocasiones tan pueriles que prefieres mantenerlos en el anonimato. Una barita mágica que agitan cuando lo creen preciso consiguiendo que tu mundo cobre sentido, que lo triste y ajado se convierta en un entorno menos hostil y por ende, mucho más entrañable.

 

Sueño cumplido

Ella sabía que con solo agitar esa mágica barita  haría saltar una chispa capaz encender el fuego, por ello, recordó mi deseo, el anhelo de una mujer- niña que quería ser protagonista de un cuento e hizo realidad mi capricho regalándome una historia en la que yo soy la protagonista.

Ataviado con el envoltorio de su cariño lo depositó en mis manos, y yo, como de costumbre, me deje llevar por la emoción, una emoción que no me cuesta mostrarle, sé que no voy a ser juzgada.

Mirando las ilustraciones me veo reflejada, veo a la niña que fui y que en ocasiones sigo siendo. Una niña soñadora, entusiasta, libre.

Leo con avidez cada página, miro con detenimiento los detalles, me dejo arrastrar hasta otro mundo, inmersa en la fantasía que parece estar vedada a los adultos y de la que disfruto en soledad sacándole brillo a esa parte de mí que acuna sueños de niña.

Ella sabía que ese cuento escrito para mí y en el que yo cobro vida siendo la protagonista me haría mucha ilusión, conseguiría destapar el frasco de los aromas respirados en el ayer y evocados hoy.

Lo que ella desconocía y ahora sabrá, es que a través de ese regalo a afianzado aún más el concepto que tengo acerca de la verdadera amistad, esa que duele, que te hace pasar horas en vela, que te regala retazos de quien fuiste y te lleva a lugares increíblemente hermosos.

Ella no sabía que a través de algo tan sencillo haría de mí una persona con más ganas si cabe de seguir luchando por conjugar el verbo amar entre nosotras. 

Gracias mi querida amiga. Aliada, compañera, hermana.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Íntimo - Sueño cumplido