Persecución y violencia contra los cristianos en Argentina

Cuando el estado pretende asumir un rol (en la educación) que es competencia exclusiva de los padres, se genera un quiebre en el pacto social.

17 DE AGOSTO DE 2018 · 18:46

Manifestación proabortista en Argentina.,
Manifestación proabortista en Argentina.

Desde hace unos días la educación sexual en los colegios ha sido un tema de debates cruzados y diversas opiniones. Particularmente en la ciudad de Neuquén, el Colegio Bautista AMEN ha sido objeto de una persecución ideológica impensada que paulatinamente se fue plasmando en actos concretos de persecución y acciones de carácter administrativos sustanciados como potenciales amenazas (quita de subsidios estatales, sanciones a los directivos, difamación de docentes, entre otras).

Debemos recordar que Antonio Gramsci, pensador marxista pregonó la importancia de la educación y los procesos pedagógicos en la sustanciación de la doctrina del marxismo cultural, exaltó la vinculación de la pedagogía y la política: “El problema escolar se halla conectado con la relación neurálgica que existe entre pedagogía y política, tal y como la elaboró en su concepción central de hegemonía[1]. En particular el autor citado escribe en su obra –La alternativa pedagógica–, lo siguiente:

El problema de la creación de una nueva casta intelectual apunta por tanto a elaborar críticamente la actividad intelectual que existe en todos en cierto grado de desarrollo, modificando su relación con el esfuerzo muscular-nervioso hacia un nuevo equilibrio y consiguiendo que el mismo esfuerzo muscular-nervioso, en cuanto elemento de actividad práctica general, que innova perpetuamente el mundo físico y social, devenga en fundamento de una nueva e integral concepción del mundo (2007, 2° ed., p.61)

Parte de la “nueva e integral concepción del mundo”, conlleva la necesaria modificación de la cultura occidental y para esto es vital la educación y las herramientas pedagógicas asociadas. Parte de ese cambio en la cosmovisión se encuentra en la ideología de género, un aparente mundo inclusivo en el cual se busca imponer como valor absoluto la cosmovisión de una clara minoría en detrimento del resto.

Es como si la inclusión es unidireccional y condicionada al sesgo de dicha ideología, todo lo demás está perimido, es decadente y totalitario. La vieja premisa de mi verdad es la única verdad y por ende debe ser impuesta. Una concepción ideológica parcial de valores y una forma subjetiva de percibir la vida y las relaciones humanas, que desde la educación se trata de imponer, “no hay nada nuevo debajo del sol”.

 

LIBERTAD DE CONCIENCIA Y RELIGIOSA EN ARGENTINA

En dicho contexto, al no tener Argentina una ley específica sobre el ejercicio de la libertad de conciencia, a excepción de la provincia de San Luis, salvo aquellos fundamentos generales emanados y contenidos en la Constitución Nacional y los Pactos Internacionales por ella ratificados, a la hora de operativizar dicho derecho se torna en verdad farragoso.

En efecto, cuando se habla de libertad de conciencia y de religión en los plexos constitucionales e internacionales se entiende que dicha libertad no puede ser sesgada, restringida o parcializada[2].

Si bien en la República Argentina, el pasado 4 de octubre de 2006 se sancionó la Ley N° 26.150 que estableció el Programa Nacional de Educación Sexual Integral, la cual en su artículo 1° establece: “Todos los educandos tienen derecho a recibir educación sexual integral en los establecimientos educativos públicos, de gestión estatal y privada de las jurisdicciones nacional, provincial, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y municipal. A los efectos de esta ley, entiéndase como educación sexual integral la que articula aspectos biológicos, psicológicos, sociales, afectivos y éticos”. No menos cierto es que la “educación sexual integral” no puede, ni debe inclinarse a una única postura (ideología de género), ni imponerse a todos como la única verdad, y menos por encima del derecho de los padres a enseñar sobre el tema a sus hijos de acuerdo a sus convicciones y creencias. La enseñanza debería limitarse en todo caso a ser lo más científica y exacta posible, pero de ninguna manera inducir tendenciosamente a posturas que no necesariamente son compartidas por la gran mayoría.

 

EL ATAQUE AL COLEGIO "AMÉN"

En el contexto señalado en el Colegio Bautista “Amén” se dio una charla sobre la ideología de género y algunas jóvenes que no compartían dicha visión generaron episodios que rayaron con la violencia.

Es dable reconocer que el colegio por ser confesional tiene un imaginario sobre el que reposa su estructuración educacional fundamental (valores cristianos), y los padres han decidido enviar a sus hijos a un lugar donde se les enseña bajo la premisa de tales valores y se los contiene adecuadamente, caso contrario hubieran sacado a sus hijos. En efecto y seguramente, no todos los padres comparten los mismos principios, pero reconocen en el colegio un espacio adecuado para la formación educacional de sus hijos.

Estos episodios fueron potenciados con una serie de agresiones que se suscitaron en la ciudad de Neuquén con posterioridad a que el Honorable Senado de la Nación votara desfavorablemente a la despenalización del abortoque había obtenido media sanción en la Cámara de Diputados de la Nación, motivo por el cual el tema al menos no podrá ser debatido nuevamente en el parlamento argentino hasta el nuevo año.

La intolerancia de los grupos que estaban a favor de la despenalización tuvo una escalada y no solo agredieron ediliciamente a la catedral de la ciudad (católica), sino a diversas iglesias e instituciones cristianas. Esta ola de violencia inusitada no fue contenida desde el Estado en su carácter de agente eficaz que administra las fuerzas de seguridad, sino que, en una especie de silencio e inactividad tolerante, no tomó los recaudos necesarios para evitar tales agresiones.

Nadie puede colocarse por encima de nadie más y es absolutamente contradictorio que quienes se dicen “agredidos en sus convicciones ideológicas” en realidad sean los agresores físicos como lo demuestra su reiterado proceder intolerante.

Esto motivó que desde el Estado se abriera un sumario administrativo al colegio Amén para analizar la quita de subsidios estatales a la institución educativa a la que venimos aludiendo (escuela que entra en la categoría de colegio público de gestión privada, dado que recibe subsidios estatales para el pago de sueldos docentes).

Ahora bien, el hecho de que el estado provea recursos económicos a una institución confesional no significa que se pueda avasallar la libertad de conciencia y de religión de aquella (y de su personal); y se pretenda imponer una ideología particular. El hecho de que la educación sexual integral sea ley no significa que se imponga y promueva una única óptica respecto a la misma, menos en el contexto de un estado laico.

La República Argentina fue formada y conformada en sus orígenes como una nación con valores de tracción cristiana (Iglesia Católica Apostólica Romana), adicionalmente y con el correr de los años dicha óptica se fue enriqueciendo con la acción de otras confesiones cristianas (protestantes) y otras religiones que la nutrieron en un bricolagede principios culturales que cimentaron nuestro país. Esto se puede observar claramente en una encuesta hecha por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), en el año 2008 y que luego dio lugar al Atlas de las Creencias Religiosas en la Argentina, en el 2013. En dicho material, se observa que el 91,1% de los argentinos cree en Dios; el 91,8% en Jesucristo y el 80,1% en la Virgen María. Cierto es también que el segmento que más creció es el de los “indiferentes” (11,3%) y el de los evangélicos que en aquel momento representaban el 9,1% y en la actualidad alcanzan casi el 15% del total poblacional.

Por otra parte, se aprecia que el 61,1% se relaciona con Dios de manera no institucionalizada, pero esto no significa que no haya una transversalidad de valores cristianos, aunque tengan una vivencia personalizada. En virtud de lo expuesto claramente se aprecia que el país tiene un basamento cristiano en sus raíces, y por ende y de manera asociada la libertad de religión y de conciencia vigentes en nuestra Carta Magna son piezas vitales de nuestra cultura.

La agresión y el avasallamiento a la libertad de religión sufrida por el Colegio Bautista Amén motivó diferentes reacciones de pastores neuquinos, y de todo el país, notas de denuncia efectuadas ante el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo, nota de reclamo dirigidas a las autoridades provinciales y municipales y la convocatoria a una gran marcha de repudio contra las acciones tendenciosas realizadas por el ministerio de educación provincial (sumario administrativo), para este 17 de agosto a las 11:00 horas.

 

CONCLUSIÓN

Cuando la libertad de conciencia se vulnera se quebranta la libertad de religión y de expresión. Cuando el estado pretende asumir un rol (en la educación) que es competencia exclusiva de los padres, se genera un quiebre en el pacto social. Debemos seguir atentamente los acontecimientos que se vayan generado, debemos seguir alzando la voz para defender la vida y la familia, debemos seguir manteniendo en alto los valores de nuestra fe y el compromiso con Jesucristo, el mundo occidental se erigió sobre tales pilares.

La lucha no es de uno, el compromiso no debe ser de uno, la voz no debe ser de uno, sino de un pueblo que se une para levantar la misma voz: Por la vida y la familia.

 

Pablo Marzilli es sociólogo y pastor en Argentina. Puedes consultar su perfil en Evangélico Digital aquí.

 


[1]Según expresamente sentencia José María Laso Prieto (Signos teoría y práctica de la educación. Número 4, pp.4-11, julio-diciembre 1991).

[2]Cuando desde el estado se pretende imponer una sola corriente de pensamiento y valores, claramente se atenta contra el estado laico y se quebrantan los Tratados Internacionales que ha refrendado el gobierno argentino, tales como el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (P.I.D.E.S.C.), de la O.N.U.; la Convención sobre los Derechos del Niño (C.D.N.) de la Organización de las Naciones Unidas (O.N.U.); el Sistema Universal de Protección de los Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (O.N.U.); y la Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José de Costa Rica), en los que se plasma el derecho de los padres, “de hacer que sus hijos o pupilos reciban la educación religiosa o moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones”.

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