“Las relaciones deben estar en el centro del sistema económico”

“La enseñanza cristiana es que tenemos que controlar el poder de los gobiernos centrales”, dice el economista Michael Schluter, coautor del manifiesto “Europa Confederal: Naciones Fuertes, Unión Fuerte’.

Joel Forster

  · Traducido por Cristina Rovirola

Evangelical Focus · BRUSELAS · 25 DE MAYO DE 2017 · 08:00

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¿Qué tipo de relaciones ayudarían a crear una Europa más justa? Esta es una de las preguntas detrás del documento publicado por los grupos de reflexión de Relational Thinking (Pensamiento Relacional) y Sallux.

El manifiesto “Europa Confederal: Naciones Fuertes, Unión Fuerte’, escrito por Paul Mills, David John Lee y Michael Schluter, ofrece veinte acciones específicas y un enfoque “relacional” que ayudaría a los ciudadanos a sentirse con más control sobre su futuro. 

“Está claro que, no solo en Gran Bretaña sino también en Francia, los Países Bajos, Alemania, Hungría, Grecia e Italia, hay muchas minorías que están incómodas con Europa”, dijo Schluter a Evangelical Focus.

Los líderes de la Unión Europea tienen que aprender de la insatisfacción e involucrar a todos en la construcción de un proyecto en la que se promociona una “cooperación” real entre las personas y las naciones en todos los niveles de la sociedad.

Los valores de la Biblia son claves para entender la transformación que estas relaciones pueden traer a las sociedades, dice el ex economista del Banco Mundial y fundador del Relational Thinking (Pensamiento Relacional). 

 

Pregunta. Eres uno de los tres autores de este documento que se acaba de publicar. ¿Qué te llevó a escribirlo? 

Respuesta. Empezamos desde la perspectiva de que una nación o una unión federal (o cualquier tipo de solución política), depende de sus relaciones subyacentes, como lo hace también la economía. Creemos que ha habido una falta de análisis de las cuestiones relacionales que fueron impulsadas por todo el proyecto europeo. 

Estamos particularmente preocupados que, por lo que creemos, Europa está ahora muy profundamente dividida. Están las personas que quieren una Europa federal, un solo gobierno sobre toda Europa, más integración entre los países; y también esos que piensan que todo ha ido demasiado lejos y que quieren volver atrás. En Gran Bretaña realizamos el voto Brexit que obtuvo un 52% para “salir” y un 48% para “quedarse”. 

En la primera ronda de la elección francesa, vimos que más de un 40% de la población votaba a partidos que hablaban sobre hacer un referéndum sobre salir de la UE. Así que, claramente, no solo en Gran Bretaña sino también en Francia, los Países Bajos, Alemania, Hungría, Grecia e Italia, hay muchas minorías que están incómodas con Europa.

Por lo que, para que Europa sea una gran fuerza en el mundo en el futuro, necesita estar unida. No puede estar tambaleándose, yendo a un lado y después al otro, entre “salir” y la integración en cada elección en los siguientes treinta años. 

Necesitamos encontrar un sistema con el que el 80% o 90% de las personas estén contentas. 

 

P. En el documento admites que Europa está enfrentando una “crisis existencial”. La solución a esto, dices, es entender Europa como una “convergencia de personas, no solamente la unión de las estructuras políticas y económicas”. ¿Qué significaría esto en la práctica? 

R. Creemos que la manera en la que la Comisión Europea ha trabajado intentando crear una Europa unida es a través de un enfoque institucional. Tienes una sola corte de derechos humanos, una sola moneda (el Euro), intentas crear instituciones que hacen que las personas cooperen.

Pero esto no está abordando la cuestión subyacente de los valores de las personas. En un sentido, no es posible construir un consenso y una cohesión fuerte y unida si, por ejemplo, el sistema educativo está enseñando a todos los alumnos a ser más y más individualistas. Y si tus acuerdos económicos y administrativos están enseñando a todos a verse a ellos mismos como individuos: consumidores individualistas, ahorradores individualistas, pensionistas individualistas, propietarios individualistas. En cada área de la economía pensamos como individuos. Y en nuestro sistema educativo todo se centra en mis habilidades, mis talentos, mis resultados en los exámenes en contra de los tuyos. 

Todo gira alrededor del individuo. La cultura individualista está todo el tiempo socavando la idea de que deberíamos renunciar algunas de nuestras libertades individuales para cooperar con otras personas y tener relaciones más cercanas con ellas. Por lo tanto, todos los fundamentos del proyecto europeo tienen muchos fallos desde nuestro punto de vista. 

 

P. Por un lado, estás diciendo que hay la necesidad de más relaciones entre persones, e incluso entre naciones. Por el otro lado, no apoyarías la idea de “federación” que sale del Tratado UE de Lisboa en 2007 sino que preferirías la noción de “confederación”. ¿Cuál es la diferencia entre estos dos conceptos? 

R. La idea de federación es que existe un gobierno único en el centro que tiene la mayoría del poder, como en Estados Unidos o, en menor escala, en Alemania. El poder está principalmente centralizado y tienes a una sola persona, el presidente, tomando muchas de las decisiones. 

Una estructura confederada otorga mucho más poder a las provincias, o al gobierno nacional si hablamos de Europa. Se unen para muchos propósitos diferentes. Puede ser sobre defensa, migración o una visión compartida de la política económica. Sobre cómo promover los productos de unos y otros en el mundo, cómo conseguir una inversión mutua en sus respectivos países, etc. Pero el poder principal no se le otorga al centro y, por lo tanto, no hay un déficit democrático tan grande, en el cual las personas no saben a quien están votando. 

Estamos hablando de unas 400 a 500 millones de persones en Europa que están bajo un único gobierno. Como individuo, familia, comunidad, ciudad, no puedes influir en el gobierno porque es demasiado grande y enorme, y no rinden cuentas.

Creemos que la enseñanza cristiana es que tenemos que rendir cuentas y tenemos que controlar el poder de los gobiernos centrales o del rey, si lo prefieres, en términos de lo que la Biblia enseña. Para hacer esto, necesitas estructuras democráticas que no sean muy grandes. 

 

P. ¿Una Europa confederal así recibiría más apoyo de las personas que viven en diferentes países?

R. Sí, eso es precisamente lo que estamos sugiriendo. El logo que está en la parte delantera de nuestro cuadernillo, en un sentido, tiene toda la historia. Muestra un círculo de estrellas, como las de la UE, pero en vez de poner todas las estrellas de color amarillo (por lo tanto, en un sentido, iguales), tenemos cada estrella en un color diferente. Queremos respetar la identidad, la cultura y la contribución única que cada país hace a Europa, pero aun así, queremos que los países de Europa formen un círculo para que haya una fuerte señal que muestre que buscamos cooperar de manera conjunta. 

Podrías decir: ‘Entonces nadie va a ser feliz’. Porque las personas que quieren una Europa única, un ejército único, un presupuesto de gobierno único, que Bruselas fije los impuestos para todos en Europa y que le quite la toma de decisiones a los gobiernos nacionales… Esas personas no estarán contentas porque la Europa confederal es demasiado débil para ellos. Por otro lado, esas personas que quieren construir su propio país, sin referencia a nadie más, tampoco estarán contentos. 

Pero creemos que la gran mayoría de las personas en Europa estarían mucho más contentas con este proceso más lento a la integración europea, permitiendo que cada país conserve su identidad y sus distintivos, que intentar empujar para estar todos juntos; dar a cada país la oportunidad de hacer sus propias leyes. 

 

P. El documento menciona las ideas de libertad e igualdad, y también subrayan la importancia de la fraternidad. Éstos realmente son los valores de la república francesa. Como cristiano, ¿cómo defenderías este sentido de fraternidad? 

R.  Creo que es cuestión de desarrollar una cultura en la que las relaciones son el centro del pensamiento. Esto no es solo en la cultura social sino también el sistema económico y político y el sistema educativo. 

El problema es que nuestra economía está basada en el individuo y aprendemos a pensar como individuos de la economía. Cuando asesoramos empresas, lo hacemos en una base totalmente financiera: ¿dan suficiente beneficio cada trimestre para satisfacer a los inversores individuales? 

Sugerimos que es necesario un enfoque basado en la participación de múltiples interesados, lo que se llama compañías inclusivas. Estas compañías multinacionales toman en cuenta los intereses de las compañías, los proveedores, los inversores, los clientes, las comunidades, los reguladores y los gobiernos. Tienen que divulgar la información necesaria, existe la oportunidad para sopesar esta información adecuadamente.

Queremos un sistema educativo en el cual el énfasis (cómo lo es en Finlandia, que por cierto es el sistema educativo más competente del mundo) esté basado más en un foco de cooperación y apoyo y ayuda mutua que en el logro individual. 

Bien, creemos que estas ideas tienen fuertes raíces cristianas porque el cristianismo es una religión basada en relaciones. La Trinidad, nuestro entendimiento de Dios, es un entendimiento relacional de Dios. Antes de que el mundo material existiera, había relaciones en la eternidad entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Y después, cuando Jesús vino a la Tierra, muestra a Dios viniendo para tener una relación más cercana con la humanidad. Y la cruz, en el centro del cristianismo, no es un evento político ni militar sino que trata sobre el perdón y la reconciliación, otro lenguaje relacional. 

Hasta la vida eterna no tiene que ver conmigo como un individuo yendo a algún sitio, sino que tiene que ver con unirse a la comunidad en el cielo, con Cristo. El Cielo es descrito como un festín, un banquete. Un banquete tiene que ver con buena comida, sí, pero también tiene que ver con buenas conversaciones, compañerismo, comunidad y comunión. 

El cristianismo es una fe que pone las relaciones justo en el centro de todo. Y estamos diciendo que tenemos que poner las relaciones en el centro de nuestro sistema económico y la manera en la que lo manejamos, en el centro de nuestro sistema educativo, en el centro de nuestro sistema social. Con las familias y las comunidades adquiriendo más responsabilidad, y en el centro del sistema político de Europa. 

 

P. Otra idea en el documento relacionado con la Biblia es el concepto de “crecimiento libre de deudas”. ¿Por qué es ésta una cuestión importante? 

R. En primer lugar, para responder a tu pregunta directamente: la deuda crea muchos problemas en las relaciones. Un versículo en Proverbios, en el Antiguo Testamento, habla sobre el prestatario que es esclavo del prestamista, y claro que esto es la verdad a nivel personal pero también a nivel nacional. Por ejemplo, en Grecia las personas sienten que son esclavas de Alemania y ahora odian Alemania porque sienten que han perdido toda su libertad. El 60% de su gente joven están desempleados pero no pueden hacer lo que quieren hacer, que es dejar el Euro y devaluar la moneda. 

Así que, toda la gente joven en Grecia (y por cierto, en Portugal, Italia e incluso España) son incapaces de mejorar su situación económica porque están atados al Euro. Al mismo tiempo, se estima que los beneficios de Alemania cada año a través del Euro son 160 billones porque el país tiene una moneda más débil de la que realmente debería tener. 

Existe una gran transferencia de recursos de Europa del Sur a Europa del Norte a través del Euro. Es un mecanismo muy sutil, muchas personas no lo entienden. Yo soy economista, antes trabajaba en el Banco Mundial, y todo tiene que ver con que las monedas y su flexibilidad son clave para el empleo y el crecimiento.

El otro problema con la deuda es un problema intergeneracional. En el Reino Unido, estamos tomando prestado unas 100 billones de libras al año, como mínimo. Esto significa que mis hijos y mis nietos van a tener una vida peor que la mía, porque van a tener que pagar esta deuda y los intereses de la deuda. 

No puedes abolir la deuda de un día para otro enseñando una bandera o dando un chasquido con los dedos. La deuda es una cadena, una forma de esclavitud. Nuestros hijos van a heredar esta deuda tan terrible que han contraído aquellos que tienen mi edad para vivir una vida mejor que la que hubiéramos vivido sin ello. Así que es injusto en la relación entre las personas jóvenes y mayores. 

Por lo tanto, los cristianos creemos que la deuda es básicamente dañina y se debería abolir cada siete años. Ésta es la enseñanza bíblica sobre la deuda y creemos que tiene mucho sentido. 

 

P. Mencionas varias ideas que tienen que ver con las finanzas y la economía. Pero si hablamos con personas que no son expertas, parece que a muchos de nosotros no nos importan mucho estos temas. ¿Cómo podemos entender cuánto afecta la economía a nuestro día a día? 

R. Bueno, ¡podrías leer Karl Marx! Creo que no se necesita mucha reflexión para darse cuenta de cuánto afecta la vida económica en nuestro día a día. Piensa en la diferencia de estilo de vida entre los altos directivos de las grandes compañías que cobran cien veces más que una persona de la limpieza o una persona que trabaja de cajera en un supermercado. 

En realidad, la diferencia entre salarios de las personas que dirigen los supermercados más grandes en el Reino Unido y la persona que trabaja de cajera es al menos de 500 a 1. Eso significa que la persona que trabaja de cajera debe trabajar 500 años para obtener el salario del jefe ejecutivo. Además, tienen una manera diferente de llegar a la oficina, viven en otro tipo de casas, van a otro tipo de vacaciones, tienen otro tipo de oportunidades para sus hijos, otro tipo de estilos de educación…todo está determinado por estas variables económicas. 

El hecho de que a través del Sur de Europa ahora hay al menos un 40% de personas jóvenes desempleadas es consecuencia de cómo se maneja la economía. 

Así que, si eres padre o madre y tus hijos están desempleados, tendrías que estar muy interesado con lo que pasa en la economía. Porque esto determina si tienen que quedarse en tu casa, si se pueden casar, si pueden permitirse tener hijos o cuándo tendrán a los hijos. Estas cosas realmente importan en el bienestar de las personas. 

Estas cosas incluso impactan en nuestras relaciones con nuestro vecino y, por lo tanto, indirectamente en nuestra relación con nuestro Dios. Dios está interesado en la justicia en la sociedad, a Dios le importa si la manera en la que manejamos nuestros asuntos económicos es justa o injusta. La Biblia tiene tanto que enseñarnos y tanto que decirnos acerca de la justicia en los asuntos económicos. 

 

P. ¿Tu documento habla sobre las regiones en Europa donde están creciendo sentimientos nacionales fuertes, como Escocia, Cataluña o Flandes? Estos sentimientos han estado ahí incluso antes de que explotara la crisis financiera. 

R. Creo que hay tensión en esta área para nosotros los cristianos. Reconocemos el valor de un gobierno descentralizado, de dar a todas las naciones un mayor sentido de autonomía y la capacidad de tomar decisiones por ellas mismas. Por otro lado, valoramos las relaciones de hace siglos donde ha habido cooperación y relaciones sanas entre regiones y naciones dentro de países. 

Nos encontramos un poco divididos entre el valor de la identidad y el valor del amor y buena vecindad, ambas muy importantes. Mi punto de vista personas es que este ‘nacionalismo sub-nacional’, si lo podemos llamar así, se da parcialmente por el hecho de que las personas no tienen un sentido fuerte de familia extensa ni un sentido fuerte de comunidad y de ser parte de una ciudad-región de la manera que la tenían antes. 

Así que, las personas tienen que empezar a buscar la identidad en otro sitio. Si tu familia se ha roto, tu matrimonio también, etc., y te preguntas: ‘bueno, ¿quién soy?’…Especialmente si estas desempleado y no puedes crear tu identidad parcialmente sobre tu trabajo, ¿dónde encuentras tu identidad?

Como cristianos, encontramos nuestra identidad básicamente en nuestra relación con Dios. Pero si vienes de otro contexto, puedes buscar tu identidad en tu nación o en la región o sub-nación. Eso puede crear tensiones enormes con otras personas. Porque quieres tener más control sobre tus propios asuntos, y no valoras la relación que tienes con tus vecinos de la misma manera. 

Así que creo que es una pregunta difícil para los cristianos. Pero creo que tenemos que empezar a fijarnos más en los ejes impulsadores de las relaciones. Qué me hace sentir o creer o identificar con quienes somos, y cómo influenciamos esos ejes impulsadores de la identidad. 

 

P. Finalmente, ¿cómo crees que las personas en Europa podrían usar la “Europa Confederal” de manera efectiva? ¿Crees que los que no son cristianos les puede parecer útil este recurso? 

R. Hemos escrito esto no solo para cristianos sino también para no cristianos porque buscamos maneras en las que los cristianos podemos contribuir ayudando a la vida pública. Eso significa que tenemos que involucrarnos con personas que no son cristianas, porque los cristianos en Europa ahora son la minoría. No siempre una pequeña minoría pero, aún así, una minoría. 

Basamos nuestro acercamiento, desde el pensamiento relacional, a la política, economía y educación en los valores relacionales de la tradición judeo-cristiana. Apelamos a esta larga tradición de la historia Europea de hace más de mil años (y ciertamente aún más antigua) que argumenta que el amor de Dios y el amor al vecino son valores centrales al bienestar de la sociedad. Esto necesita influir en la manera en la que pensamos acerca de la economía, las finanzas y los negocios. 

Muchas personas de muchas religiones, y de ninguna de ellas, nos apoyan en este énfasis relacional. Estamos interesando a un público muy extenso. 

Creo que podría influir a Europa a muchos niveles. A nivel nacional, en el Reino Unido, porque ciertamente nos gustaría ver a los partidos políticos (sean de parte del ‘Brexit’ o ‘no-Brexit’). Creemos que estas ideas son mucho mejor que ‘Brexit’ o mucho mejor que simplemente construir una unión federal. Nos gustaría ver partidos políticos adoptándolas y nos gustaría ver a cristianos en los partidos políticos que impulsen su consideración y discusión. 

Una persona de Finlandia, cuando lo lanzamos, dijo que lo había encontrado muy alentador para leer porque le daba esperanza para el futuro de Europa, y no había podido encontrar esta esperanza en ningún otro sitio. Nos gustaría que las personas leyeran el resumen y lo discutieran con sus amigos, que enviaran el link a sus contactos y les pidieran que lo lean. 

Nos gustaría que las personas empezaran a pensar acerca de sus estilos de vida desde una perspectiva relacional, y como se aplicaría en la organización en la que trabajan, sea una compañía, un hospital, una prisión o una escuela. 

Así que, es parcialmente una agenda nacional, parcialmente una agenda organizacional y parcialmente una agenda del estilo de vida personal. 

También puedes ir a algunas páginas web, como RelationalThinking, RelationalSchools o RelationalResearch. Esperamos que las personas puedan ver esto y piensen cómo pueden adoptar a su propia situación.

 

SOBRE MICHAEL SCHLUTER

 

Michael Schluter.

Michael estudió economía antes de trabajar como investigador miembro del  Instituto Internacional de investigación sobre Políticas Alimentarias, y de consultor económico con el Banco Mundial en África del Este. 

Él y su mujer Auriel tienen 3 hijos casados y 12 nietos. Michael es ahora un emprendedor social y ha empezado seis organizaciones benéficas que trabajan en la construcción de la paz (Concordis International), finanzas alternativas (Citylife) y política social (Credit Action). En 1994, Michael empezó la Fundación Relaciones; también está en la junta del Fórum de Relaciones de Australia. Es co-autor de The R Factor (1993), Jubilee Manifesto (2005) y The Relational Manager (Setiembre 2009) y ha contribuido a muchos otros libros que miran a los asuntos sociales desde una perspectiva relacional. 

Es un orador con experiencia que se ha dirigido a audiencias por todo el mundo y se le premió un CBE en la lista honorífica de la Reina en 2009.

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