¿Por qué creer en Dios si la ciencia lo explica todo?

Cuatro cosas que todos los científicos creen sí o sí.

12 DE NOVIEMBRE DE 2016 · 22:20

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La ciencia no es lo mismo que el materialismo científico o, en términos contemporáneos, el cientifismo.

La ciencia, según la RAE, es un “conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento, sistemáticamente estructurados y de los que se deducen principios y leyes generales con capacidad predictiva y comprobables experimentalmente”. Es una disciplina académica loable, tan válida como cualquier otra.

No obstante, el cientificismo es bien distinto. Se trata de una filosofía atea, una teoría de conocimiento exclusivamente naturalista. Los cientificistas son materialistas quienes aseveran que el único acceso que tenemos los seres humanos a la verdad es a través del conocimiento empírico-inductivo. En vez de abrazar la ciencia como una herramienta útil en la búsqueda de la verdad objetiva, los cientificistas procuran conceder poderes divinos a la metodología científica.

Así que, donde la ciencia reconoce que el método empírico es una manera de entender nuestro cosmos; el cientifismo confiesa que es la única forma de comprenderlo. Y puesto que Dios no es empíricamente demostrable en nuestro cosmos, no puede existir.

Irónicamente, el cientifismo, tan popularizado por los nuevos ateos (Dawkins, Hitchens, Harris y Dennett) depende de varias presuposiciones no científicas. Aunque los nuevos ateos se burlen de los creyentes religiosos por su “fe irracional” en Dios, los mismos ateos no se dan cuenta de que su metodología cientificista está fundamentada en lo no científico. Es decir, los cientificistas se ven obligados a vivir según la fe también.

1.- La existencia del cosmos

La convicción más básica del cientificista es que el universo realmente existe. Es algo que simplemente da por sentado. ¿Pero cómo saben los científicos que de verdad estamos aquí en esta tierra? ¿Por qué creer en la existencia de otras personas o de las cosas que nos rodean? A lo mejor estamos todos conectados al Matrix y algún superordenador está haciéndonos creer que estamos vivos en este planeta. Sin la convicción fundamental de que el cosmos realmente existe, la tarea científica sería imposible.

2.- La existencia de la verdad objetiva

Los científicos también creen en la existencia de la verdad objetiva. Cuando llevan a cabo experimentos, prueban sus teorías a la luz de la evidencia disponible. Antes de proponer cualquier teoría en una revista académica, trabajan para ver si su hipótesis es sostenible, esto es, si se corresponde con la verdad. Entonces el científico está comprometido con la verdad aun antes de entregarse al estudio.

Sin embargo, la verdad no es un concepto que se pueda demostrar científica ni empíricamente. Simplemente se da por sentado como una creencia fundamental. Los científicos tienen fe en la verdad.

3.- La inteligibilidad

El quehacer científico no se podría realizar sin la convicción de que el universo y el mundo, además de existir, son inteligibles. Los científicos hacen experimentos totalmente convencidos de su inteligibilidad. Si no creyesen en la inteligibilidad del método empírico, no existiría la ciencia como disciplina. Explica el biólogo español Antonio Cruz, “Hay una correspondencia misteriosa y profunda entre el espíritu investigador del hombre y las estructuras racionales que imperan en el universo. Un paralelismo entre la mente y la realidad que domina en cada nivel de la naturaleza. Y esta correspondencia no es algo inventado por el propio ser humano, sino que viene dada ya en el mundo natural”.1

Como en el caso de la existencia de la verdad, el científico arranca desde un punto de partido científicamente indemostrable, a saber, que este mundo es inteligible. De nuevo, es un acto de fe. Los científicos tienen fe en la inteligibilidad del cosmos.

4.- La auto-confianza

Otra creencia que caracteriza al cientificismo es la de auto-confianza. Con esto quiero decir que los científicos confían en sus propias mentes a la hora de investigar. Por ejemplo, si no estás de acuerdo con lo que estoy escribiendo, es porque tu mente no acepta mis razonamientos.

Confías en tu mente por lo tanto rechazas mi propuesta. Por alguna razón extraña (no científica), siempre confiamos en nuestras mentes. ¿Por qué? ¿Cuál razón empírica se puede ofrecer para sostener semejante creencia? Es otra muestra más de la fe de los cientificistas.

Si las vidas de los cientificistas están inmersas en presuposiciones no empíricamente demostrables, ¿por qué están los nuevos ateos tan resolutamente seguros de que no hay Dios? ¿Por qué optan por creer su incredulidad en vez de creer en la existencia del único Soberano?

Conclusión

El gran error de los cientificistas es reducir todo el conocimiento humano a la esfera de lo empírico. Se trata de reduccionismo epistemológico. No se dan cuenta de que podemos aprender mediante otras vías. No llegué a conocer a mis padres ni a mis amigos a través del análisis científico sino a través de una relación personal con ellos.

No llegué a percibir la belleza de mi esposa por medio de experimentación científica sino gracias a un encuentro real con ella. Hay tantísimas cosas que la ciencia no puede explicar: la filosofía, el arte, la literatura, la música, la poesía, la ética, el sentido de la vida, el propósito, etc.

En realidad, la existencia de Dios es la mejor forma de explicar la existencia de la disciplina científica. ¿Por qué creemos que el universo existe? ¿Por qué creemos en la verdad? ¿Por qué el mundo es inteligible? ¿Por qué nos importa la búsqueda de la verdad (seamos científicos, filósofos o teólogos)? ¿Por qué confiamos en nuestras mentes? La respuesta es que Dios existe. Estas preguntas son incontestables desde una perspectiva empírico-inductiva.

¿Y qué decimos a aquéllos cientificistas que dicen que Dios no existe porque no lo hemos encontrado en el mundo? Pues, les decimos que Alexander Graham Bell no vive en un teléfono, que Thomas Edison no mora en una bombilla.

1 CRUZ, Antonio, Nuevo ateísmo (Clie: Barcelona, 2015), p. 30.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Brisa fresca - ¿Por qué creer en Dios si la ciencia lo explica todo?