La compasión y el Reino de Jesús

Evangelio de Marcos y el significado del Reino (IV): capítulo 1: 29- 31.

26 DE FEBRERO DE 2015 · 23:00

,Jesús, desierto

Los que hayan seguido las entregas previas ya se habrán percatado de que el Reino predicado por Jesús no tiene precisamente muchos puntos de contacto con los reinos de este mundo.

La compasión es uno de los puntos de marcada diferencia.

No me voy a detener en el hecho de que quizá a alguno le llame la atención que Pedro tuviera suegra, pero no debería sorprenderle que estuviera casado como, de hecho, lo estuvieron los obispos durante el siglo I (I Timoteo 3: 1-5).

Cuestión aparte es que los que se dicen sucesores de Pedro luego hayan hecho todo lo contrario que él, pero el pescador estaba casado y su suegra estaba enferma.

Sigamos con el relato de Marcos.

La reacción de Jesús al saber que la suegra de Pedro estaba enferma fue la de atenderla. Reprendió la fiebre que la aquejaba y curarla.

Puede parecer natural, pero lo cierto es que Jesús podía haberse dedicado a hablar del futuro de Israel con Pedro o a desarrollar la exégesis de un pasaje bíblico o a contar una parábola, pero el Rey-mesías prefirió atender a una enferma.

No puedo decir que esta sea la lista de prioridades no sólo de muchos de los que se ganan la vida en un reino u otro sino incluso de quienes afirmar ser cristianos.

A decir verdad, parece que cuanto más lejos estén algunas personas de sus semejantes –sobre todo, si padecen- más importantes resultan.

Si se acercan es sólo para recibir la adoración de unas gentes con las que jamás intercambiarían unas frases o a las que escucharían con atención porque sufren.

Jesús fue todo lo contrario y eso indica lo que es verdaderamente el Reino.

No es un monarca que es llevado en silla gestatoria o en automóvil oficial. Es el rey que, antes de cualquier otra cosa, ejerce la compasión hacia el que la necesita.

 

Continuará

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