Las «otras maternidades» (I)

La idea de la maternidad subrogada o de alquiler despierta fuertes emociones en la mayoría de las personas. Las objeciones morales que suelen plantearse a este tipo de maternidad son numerosas."/>

La maternidad de alquiler

Las «otras maternidades» (I)

La idea de la maternidad subrogada o de alquiler despierta fuertes emociones en la mayoría de las personas. Las objeciones morales que suelen plantearse a este tipo de maternidad son numerosas.

26 DE MARZO DE 2010 · 23:00

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Se dice, por ejemplo, que es una forma degenerada de reproducción, contraria a la unidad del matrimonio y a la dignidad de la fecundación humana porque hace intervenir en ese acto íntimo a una tercera persona; que no existe auténtica maternidad, pues al contratar otro útero ajeno a la pareja se sustituye a la verdadera madre; que ofende la dignidad y el derecho del hijo a ser gestado por sus propios padres genéticos; que destruye la institución familiar al dividir los elementos físicos, psíquicos y morales que la constituyen y, en fin, que se presta a todo tipo de corrupciones y especulaciones de carácter mercantil. Según tales planteamientos la madre de alquiler sería algo así como una incubadora humana que se limita a producir niños por dinero, que arrienda su cuerpo como si se tratara de una casa rentable. Pero de una casa edificada sobre la mentira, ya que el embrión se relaciona íntimamente con quien no es su verdadera madre. También se ha llegado a decir que si en la prostitución la mujer vende su cuerpo y sus sentimientos más íntimos, el procedimiento de la maternidad de alquiler es algo todavía más repugnante porque repercute además sobre una vida del todo inocente. Incluso hasta los movimientos feministas se han manifestado en contra de las madres subrogadas. Aunque pueda parecer una paradoja, lo cierto es que en determinadas ocasiones el feminismo acepta el llamado principio de "pro opción", es decir, que una mujer tiene derecho a utilizar su propio cuerpo como ella decida, y emplea tal argumento para defender, por ejemplo, que toda mujer debe tener derecho al aborto. Pero por otro lado, sin embargo, se mantiene también que ese mismo principio no se puede aplicar en el caso de la maternidad de alquiler. O sea, que ninguna mujer debería tener derecho a decidir ser madre sustituta, a elegir utilizar su cuerpo para llevar el hijo por otra mujer. ¿Por qué? Pues porque tal decisión sólo serviría para degradarla y hacerla objeto de explotación social, permitiendo así que el cuerpo femenino fuera manipulando e instrumentalizando una vez más. Otros se refieren a la importancia de la relación que se desarrolla entre el feto y la madre que lo gesta. Esta comunicación íntima y viva que dura nueve meses se truca bruscamente para siempre en la maternidad de alquiler. ¿No va tal ruptura contra las previsiones de la naturaleza? El sentimiento de rechazo hacia la nueva criatura que debe ir creando la madre sustituta para poder entregarla después del parto y vencer así el afecto materno natural ¿no puede ser detectado por el feto o repercutir negativamente sobre él? Una vez hechos estos planteamientos básicos preliminares, con gran parte de los cuestionamientos y puntos de vista críticos con la maternidad de alquiler, la próxima semana pasaremos a contestar a la pregunta que en el fondo subyace tras estas cuestiones: ¿Hay aspectos positivos en la maternidad subrogada?

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - ConCiencia - La maternidad de alquiler