En la ventanilla del avión

Hace cosa de un par de meses tomé un avión con destino a Londres y la imagen de las islas desde tan arriba me sobrecogió. El cielo estaba completamente despejado, a excepción de una nube. Impresionaba ver todos los campos llenos de luz menos aquella parcela con cuatro casas; ver cómo la nube tapaba la luz y llenaba de oscuridad esa pequeña zona... Entonces imaginé a alguien asomándose por la ventana de una de esas rústicas casas que quedaban ensombrecidas por la nube y pensando: “Hoy no ha salido el Sol para mí” o “¿Si existe el Sol por qué yo veo tanta oscuridad?”. Y entonces también pensé en mí y en todos los momentos en los que mis nubes, mis dudas, mis complejos, mis problemas, no me dejaron ver la luz inmensa de mi Dios. Y pensé también en todas las tormentas que vinieron, y los momentos en los que pensé que ya no quedaba Sol para mí. Nunca dudes de la fidelidad de Dios; nunca dudes de su presencia. Nunca te asomes a tu ventana y al ver una nube creas “hoy Dios se ha olvidado de mí”... Dios te está esperando; lo sientas o no Él está contigo. Reza una célebre frase: “Duda de tus dudas y cree en tus creencias, nunca te creas tus dudas ni dudes de tus creencias”... “Busqué al Señor y Él me oyó y me libró de todos mis temores” Salmo 34:4 Un abrazo, Alba Arroyo