El cristianismo evangélico en Chiapas (II)

En cuatro zonas de Chiapas hemos detectado los antecedentes más antiguos de presencia protestante. Una localizada en el centro de la entidad, en Tuxtla Gutiérrez. Otra es la región del Soconusco, en la que incluimos la ciudad de Tapachula y sus alrededores. La tercera es la parte de Chiapas que colinda con Tabasco (ver mapa 2). La cuarta región es la Costa, donde corría una ruta de ferrocarril que tenía una "/>

Primeras incursiones protestantes - Chiapas

El cristianismo evangélico en Chiapas (II)

En cuatro zonas de Chiapas hemos detectado los antecedentes más antiguos de presencia protestante. Una localizada en el centro de la entidad, en Tuxtla Gutiérrez. Otra es la región del Soconusco, en la que incluimos la ciudad de Tapachula y sus alrededores. La tercera es la parte de Chiapas que colinda con Tabasco (ver mapa 2). La cuarta región es la Costa, donde corría una ruta de ferrocarril que tenía una

17 DE FEBRERO DE 2007 · 23:00

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Desde las últimas dos décadas del siglo XIX llegaron biblias de agencias protestantes a Tuxtla, ingresaban por Puerto San Benito (posteriormente conocido como Puerto Madero, y recientemente rebautizado Puerto Chiapas), y vía los hijos de familias tuxtlecas que iban a estudiar a California. Hacia 1880 un ex obispo de la Iglesia católica, José María González, empezó a predicar acerca de las enseñanzas bíblicas sobre el ministerio de Jesucristo. Por esa misma época hicieron su aparición en la ciudad propagandistas evangélicos. En 1890 un tal Manuel Fernández, cuya afiliación denominacional desconocemos, realizó varios viajes misioneros repartiendo biblias, nuevos testamentos y folletos evangelísticos (Manuel García, 1931:534). En 1901 Leonardo S. Ingram, junto con su esposa e hija, llega a Tuxtla y por varios meses se dedica a la evangelización personal, después se traslada a San Cristóbal de Las Casas y posteriormente marcha hacia Orizaba, Veracruz, sin haber dejado quien continuara con el trabajo. HERMANOS LIBRES Ingram era misionero independiente, es decir, no estaba sujeto a junta misionera alguna. Años después lo encontraremos en Tapachula. Su adscripción confesional estaba con los Plymouth Brethern, conocidos en México como los Hermanos Libres. El grupo se originó en 1830 en Plymouth, Inglaterra. Su principal impulsor fue un ex ministro anglicano, J. N. Darby. El movimiento tuvo sus antecedentes hacia el último tercio de la segunda década del siglo XIX en Irlanda. Sus enseñanzas combinan elementos del calvinismo y el pietismo, con fuertes inclinaciones milenaristas. Enfatizan una moralidad puritana y establecen un fuerte contraste entre ello(a)s y el mundo. No tienen clero ordenado, sino que practican la participación comunitaria en la vida y dirección de la congregación. Son conservadores en su acercamiento a la Biblia. Su reunión más característica es el dominical partimiento del pan (la Santa Cena), en la que los hermanos tienen libertad para dar alabanzas y orar, o para otras formas de participación, todo lo cual en una u otra forma gira en torno al propósito central del servicio: recordar a Cristo en la Cena del Señor (Nelson, 1989:515 y Cross y Livingstone, 1997:1302-1303). PRESBITERIANOS En 1902 el misionero presbiteriano Edwin McDonald levanta lo sembrado por Ingram y distribuidores espontáneos(1) de la Biblia. McDonald y su esposa Sara llegaron a la ciudad de México en 1899, donde fundan una escuela de idiomas y son parte de la Iglesia Presbiteriana El Divino Salvador, cuyos orígenes se remontan a 1869. Edwin era ministro ordenado y en ese carácter atendía una congregación. McDonald manifestó al pastor de El Divino Salvador, Arcadio Morales, su intención de ir a al único estado de la República Mexicana donde no había obra evangélica. Por supuesto desconocía la existencia de intentos anteriores al que él pensaba emprender. Previamente el pastor Morales había expuesto en El Divino Salvador que debía hacerse algo por Chiapas, ya que de las veintisiete entidades que entonces integraban el país era la que se distinguía porque “no poseía el culto verdadero de Dios”. Así que el ofrecimiento de McDonald para trasladarse a territorio chiapaneco fue tomado por Morales como una respuesta providencial (Rosales Pérez, 1998:112). El 5 de febrero de febrero de 1902 tuvo lugar un culto especial, en el que los esposos McDonald fueron enviados por parte de su iglesia como misioneros a Tuxtla Gutiérrez. Al año siguiente los alcanza, para coadyuvar en la obra, Francisco Rodríguez y Rodríguez. Un elemento que nos permite calibrar la solidificación del trabajo del trío misionero en Tuxtla nos lo proporciona el hecho de que es en 1903, casi a la par de la fundación de la Iglesia presbiteriana en la ciudad, cuando da inicio la Escuela Dominical. Recordemos que este es un espacio, en las iglesias evangélicas, donde se instruye a los congregantes en los contenidos de la fe. Es una actividad aparte del culto y, normalmente, se hace uso de leccionarios o materiales que contengan de lo sencillo a lo complejo de los puntos doctrinales que caracterizan a una cierta denominación o movimiento. Francisco Rodríguez, que tuvo toda la responsabilidad de la obra a la salida de Edwin (quien debió regresar a Estados Unidos en 1906 por problemas de salud de su esposa) se retira de Chiapas en 1910. Por carta de Arcadio Morales a los integrantes de la Iglesia presbiteriana en Tuxtla sabemos que Rodríguez y Rodríguez tuvo una salida forzosa de Chiapas, aunque no se especifican las causas. En la misiva el pastor anima al grupo a continuar con las tareas por ellos mismos, mientras algún ministro tabasqueño los visita, “quien irá con el fin, no sólo de conoceros y de instruíros en las verdades divinas, sino que irá expresamente para bautizar a los niños y recibir a los nuevos miembros de la Iglesia” (carta en Rosales Pérez, 1998:353). Lo cierto es que como resultado de la salida de Francisco Rodríguez el grupo entra en un impasse de casi ocho años, a pesar de todo un núcleo permanece y se revigoriza en 1919. Al año siguiente los creyentes comienzan a recibir visitas regulares de un personaje que sería clave para la consolidación del presbiterianismo en gran parte de Chiapas: José Coffin Sánchez, a quien nos referiremos detenidamente más adelante. En lo que respecta a Tapachula, poblaciones cercanas a la misma y el Soconusco hubo distintas incursiones de evangélicos que inicialmente desconectadas entre sí, sirvieron de base para el posterior trabajo de la Iglesia presbiteriana. Debemos mencionar que hubo un protestantismo étnico que no consideró necesario hacer labor proselitista. Esto tuvo lugar sobre todo en la última década del siglo XIX, cuando inmigrantes alemanes comenzaron su asentamiento en el Soconusco y desarrollaron fincas cafetaleras. Aunque muchos eran luteranos, su protestantismo quedó encerrado en su grupo étnico y no hicieron labor de proselitismo entre sus trabajadores mexicanos y guatemaltecos. Incluso podemos hablar de una catolización de los inmigrantes germanos y sus descendientes (Martínez Montiel y Reynoso Medina, 1993:358). Dos franceses prestaron cooperación a la causa evangélica en la zona que nos ocupa. El finquero Camilo Canel brindo apoyó a un colportor(2) alrededor de 1878 para que distribuyera biblias en Tapachula y sus alrededores. Fruto de ese esfuerzo fue la conversión de la suegra de Canel, Petrona Calderón de Córdova (Esponda, 1986:157). Por su parte José Triboullier llegó a Guatemala en 1890 y en 1904 es, según sus propias palabras, “convertido al Señor… a los 33 años de edad” (carta en Rosales Pérez, 1998:114). En 1908 se traslada junto con su familia a Tuxtla Chico, Chiapas, y se dispone a “secundar sus esfuerzos (de la Iglesia presbiteriana) a la evangelización de estos lugares, sumidos en tan densas tinieblas. Si no fuera esta la obra del Señor, nunca me atrevería a ofrecerles mis tan escasas aptitudes; pero el que me levantó del polvo y del muladar, es poderoso para hacer de un inútil pecador, como yo, un hermano celoso, activo y solicito, en el cual pueda usted (Arcadio Morales) contar eficazmente, para el ensanche de la obra por acá”. En los primeros años del siglo XX llegaron a Tapachula Manuel F. Fernández, Leonardo S. Ingram, Edwin McDonald y Francisco Rodríguez y Rodríguez. De los últimos tres ya proporcionamos información, del primero carecemos de datos que nos permitan afirmar su afiliación denominacional. Todos se dedican a trabajos de evangelización personal, aunque no se tienen reportes de convertidos a raíz de sus esfuerzos. En 1913 se convierte una persona de la que sólo se sabe su nombre, Lucha, gracias al trabajo evangelizador de un doctor apellidado Valencia. En 1915 llegan a trabajar a la finca cafetalera San Vicente(3), localizada en Cacahuatán, municipio aledaño a Tapachula, dos guatemaltecos: Eulalio Ramírez y Flaviano Hernández, “creyentes en Cristo” (Esponda, 1986:158). Ellos se encargaron de esparcir las creencias evangélicas entre los otros trabajadores, logrando que varios se unieran a su fe. Por problemas con el patrón de la finca el pequeño grupo de creyentes se trasladó a Tapachula. Realizaban los cultos en casas, ya para diciembre de 1916 celebran la Navidad de acuerdo a su nueva confesión. IGLESIA DEL NAZARENO Corresponde a la Iglesia del Nazareno haber iniciado la presencia evangélica en la Región de la Costa, más precisamente en Tonalá. En noviembre de 1903 el tren procedente de la ciudad de México hizo una parada en la población costeña. Descendió del ferrocarril, para tomar alimentos antes de proseguir su viaje a Guatemala, el presbítero Samuel M. Stafford, miembro de una de las denominadas iglesias de santidad(4) y entabló conversación con otras personas, entre ellas la señora que preparaba las viandas. El intercambio resultó en una invitación de la mujer para que Stafford permaneciera en Tonalá y compartiera la Palabra de Dios. El misionero “inició estudios bíblicos y cultos en una casa rentada” (Duque Madrid, 2003:16) y llegaron otros colaboradores para ayudarle en la naciente obra, el también presbítero Edwin H. Hunt, quien se quedó once años. Hunt hizo labores de colportor en poblaciones cercanas a Tonalá. En 1906 el grupo nazareno se extendió hacia Arriaga.
(1) En una carta del 25 de enero de 1904, McDonald hace una descripción de algunas condiciones favorables que encontró a su llegada a Tuxtla: “El Señor Ingram predicó el Evangelio muy fielmente más o menos seis meses en Tuxtla Gutiérrez y después en la ciudad de San Cristóbal, pero ahora ha vuelto a Orizaba y no dejó a nadie para continuar su trabajo en San Cristóbal… Encontramos en todas partes del estado los buenos resultados de la obra de los colportores de la Sociedad Bíblica Americana. Muchos han conservado sus Biblias y las han leído a pesar de la prohibición de los sacerdotes y las amenazas de excomunión de todos los que las leyesen. Hallamos, con pocas excepciones, a los que escucharon nuestras explicaciones de la Palabra Buena que ellos habían leído, que más tarde deseaban unirse a nosotros en la formación de una iglesia” (Esponda, 1986:200). (2) “Los colportores (distribuidores itinerantes de la Biblia y literatura protestante) fueron precursores del movimiento evangélico en casi todos los países (de América Latina), pues iniciaron en ellos sus labores antes que las iglesias de Europa o Norteamérica enviaran sus primeros misioneros… Su origen se remonta al pietismo alemán al fundar la Sociedad Bíblica Von Canstein en 1710. El movimiento moderno comenzó en 1804 en Londres con la fundación de la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera por un grupo de evangélicos, mayormente anglicanos. Su propósito declarado era alentar la amplia circulación de las Sagradas Escrituras sin notas ni comentarios” (Nelson, 1989:966-967). El primer colportor enviado a nuestro Continente por la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera fue James Thomson, quien recorrió estas tierras durante casi tres décadas. Estuvo en México en dos ocasiones, 1827-1830 y 1842-1844 (Canclini, 1987). Gringoire (1978) ofrece pormenores del trabajo de Thomson en nuestro país. (3) La finca aparece inventariada entre las inversiones alemanas en Chiapas, en el periodo 1933-1945. Esto corrobora la continuidad de la plantación donde se gestó una vertiente del protestantismo tapachulteco (Martínez y Reynoso, 1993:363). (4) En línea con la búsqueda de la perfección o santidad cristiana, de acuerdo a las enseñanzas del reformador inglés John Wesley (1703-1791), estas iglesias crecieron en Estados Unidos sobre todo en el último tercio del siglo XIX. Un sector de las mismas conjuntó esfuerzos para dar origen en 1895 a una primera etapa de la Iglesia del Nazareno. Posteriormente se unieron otros grupos y en 1907 fundaron, en Chicago, la Iglesia Pentecostal del Nazareno. Para trazar una línea de diferenciación con el creciente pentecostalismo moderno, que comenzó a crecer vertiginosamente a partir del avivamiento de 1906, cuyo centro fue Azusa Street en Los Angeles, California, los nazarenos decidieron retirar de su nombre eclesial el término pentecostal. La Iglesia del Nazareno cree en la acción perfeccionadora del Espíritu Santo en la vida de los creyentes, pero no enfatiza, como los pentecostales, la necesidad de hablar en lenguas (glosolalia) como evidencia inicial de la acción del Espíritu en las personas (Reid, Daniel G. 1990:274-275). Para la relación entre el Movimiento de Santidad y el surgimiento del pentecostalismo moderno, ver Synan, 2001.
Artículos anteriores de esta serie:
1Génesis protestante en Chiapas

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