Ofrecer algo agradable

La primera vez que visité la Fundación Joan Miró en Barcelona tenía 15 años, fui acompañado por dos amigos, después de recorrer todas sus salas, cuando ya nos encaminábamos a la salida, les pregunté cuál era su impresión de lo que habíamos visto juntos. Los dos me dijeron que no les había gustado nada, que era una especie de tomadura de pelo y que se iban decepcionados. Luego me preguntaron mi opinión, yo les dije que para mí había sido maravilloso, como poder recorrer un poema de colores. Se ri

14 DE ENERO DE 2006 · 23:00

,
No sé si con esa edad yo tenía idea alguna de lo que era ser un artista. Sólo sabía que había visto algo que me había gustado, que me había emocionado. Poco tiempo después visitando la catedral de León sentí la misma emoción ante sus vitrales, allí en medio de una de sus naves deseé poder llegar a hacer algún día algo semejante. Estoy seguro de que en esos momentos no se lo pedí a Dios, pero también estoy seguro, ahora, de que Él escuchó desde mi silencio. Recorrer un poema de colores, me gusta esa expresión y me gustaría invitarte a ti, lector, a que cada mes me acompañaras en un paseo a través de los colores. Desearía que no te ocurriera como a mis amigos que salieron decepcionados, pero no te prometo nada. Bertold Brecht terminaba uno de sus poemas diciendo: “Porque yo también quisiera, con tiempo bueno o malo, poder ofrecer siempre algo agradable”. Ofrecer algo agradable, decir lo que amas no es fácil, lo sé, pero no busco lo que es fácil, busco lo que es hermoso. Busco colores que me ayuden a decir lo que amo, pero hacerlo enfrentándome a mis miedos, a mi rabia. Decir lo que amas no es huir de la denuncia, es gritar con más fuerzas, si cabe, contra el dolor y la injusticia, pero a la vez hacerlo desde la esperanza. Ofrecer lo agradable no es pasar por este mundo dando la sensación de que nunca te has manchado con su lodo, es saber dónde está el agua que puede limpiarte, limpiarnos. Quiero situarme con respeto en la penumbra silenciosa desde donde pueda ser luz. Y, aún siendo consciente del gris que nos rodea, tratar desde allí plasmar el color. Quiero encontrarme en el silencio contigo y desde la emoción, desde la sensibilidad y desde la diferencia, recorrer juntos un nuevo poema de colores, desde el cual aprendamos o por lo menos deseemos que, con tiempo bueno o malo, podamos seguir ofreciéndonos algo agradable.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Colores - Ofrecer algo agradable