Promesas de un nuevo año siempre, ¡tomada de su mano!

No soy persona de anotar, lo que tal vez no pueda después cumplir; prefiero acabar y terminar mi año encomendándome al Señor de mi vida.

04 DE ENERO DE 2020 · 22:50

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Erase una vez un hombre…

Que se encontraba en su despacho cerca de comenzar un nuevo año, y recordó el viejo y conocido dicho popular “año nuevo, vida nueva”; así que prometió cambiar con el nuevo año que se iniciaba.

Tomó una hoja y una preciosa estilográfica nueva, respiró bien hondo, exhaló profundamente, y comenzó a anotar solemnemente una lista de propósitos que cumpliría desde el primer día del nuevo año:

Prometo no fumar, se dijo, y antes de anotarlo apagó el cigarrillo en el cenicero de cristal que se encontraba en la mesa de su despacho.

Prometo no beber… Miró la botella de buen whiskey a la que todavía quedaba un “culín” y se aseguró que sería la última botella que compraría.

Prometo no decir mentiras, y decir la verdad aunque no me convenga… Entonces comenzó a sonreír.

Prometo trabajar durante las 14 horas del día y no perder el tiempo jugando dominó con los amigos, llegar a casa a las seis para dedicar tiempo a mi mujer y a mis hijos… Entonces, su sonrisa iba en aumento poco a poco y sin percatarse de ello.

Prometo no mirar a las chicas hermosas que cruzan por mi camino ¡Caramba!…

Estuvo a punto de borrar esto, pero resistió la tentación y siguió escribiendo.

Prometo asistir a los servicios religiosos los domingos y… todo lo demás que se supone que conlleva este tema. En este momento volvió a sonreír con cara de beato.

Prometo pagar mis cuentas y no retrasarme con las facturas…

Prometo hacer ejercicio en un gimnasio y correr por las mañanas a las 6 a.m…

Prometo salir de vacaciones con mi esposa la primera semana de enero…

Nuestro hombre recordó que debería recoger los billetes al día siguiente a primera hora; ¡la sorpresa que se llevaría su esposa! Estaba por anotar la siguiente promesa cuando entró una llamada por su móvil.

– ¿Hola?

– Hombre ¡menos mal que te encuentro! Comenzó a sentirse ansioso… Tengo varios pases para ver una estupenda película de las que tanto te gustan.

– Resérvame una, contestó eufórico tachando dos promesas de su lista…

– Imagínate, siguió su amigo al teléfono... Tres días entre las rubias, y la que ya sabes me ha pedido que te salude de su parte…

Nuestro hombre recordó «quién» y volvió a tachar otras anotaciones…

– Tres días de vino, cerveza y buena mesa -seguía la voz- y eso sin contar lo demás…

Tachó el resto al recordar... «Lo demás».

– Fascinante manera de comenzar el año, ¿no te parece, amigo?.

Y al final de todo este capítulo de maravillosos propósitos, nuestro buen hombre, arrugó el papel, y lo arrojó al cesto de la basura que se encontraba detrás de su mesa de trabajo.

– A propósito, ¿qué estás haciendo ahora?.

– Nada…. Nada... Contestó con disimulada indiferencia- aquí, matando el tiempo en tonterías…

Terminamos un año y comenzamos otro. El que termina, ha sido para mi lleno de montes altos y valles muy profundos, no ha sido fácil; pero puedo decir con toda sinceridad, que mi Señor ha estado conmigo en todo momento. Sé bien que le he fallado muchas veces, pero también sé que Él y su fidelidad y su perdón constantes, me han acompañado y cubierto en mi día a día, de estos 365 que han pasado.

No hace mucho alguien me pregunto cuales eran para mi los planes y propósitos del año que comenzamos; lo cierto es que ni lo había pensado, es algo que no suelo hacer.

Mi gran propósito de seguir permaneciendo con firmeza en los caminos del Señor de mi vida son claros, profundos, y evidentes; pero no soy persona de anotar, lo que tal vez no pueda después cumplir; prefiero acabar y terminar mi año encomendándome al Señor de mi vida.

En estos momentos, mis planes de futuro en cuanto a bastantes cosas, están muy condicionados por la época de vida que estoy viviendo. No es una etapa fácil para mi; pero hay algo que tengo demasiado claro, pase lo que pase y ocurra lo que ocurra…. Hay algo que si tengo demasiado cierto muy dentro del alma, me agarro muy fuerte de su mano ¡muy fuerte! Y dejo que con su preciosa suavidad me guíe, me dirija, y me lleve por donde Él quiera… En el momento en el que me preguntaron, me vino al corazón algo muy hermoso… Algo que no sé en que lugar de mi cerebro se encontraba alojado… Os lo dejo en una versión actual:

Está claro que la relación con Dios del hombre de nuestra historia, no creo que fuera ni un poco real. No sé como es la tuya; pero sí sé con certeza como es la mía... Fuerte y profunda desde hace tanto…. Mi vida dedicada a servirle… Desde hace tanto… Y tengo muy claro que en estos momentos circunstanciales de vida, no me puedo permitir hacer un planning. Pero si sé que tomada fuertemente de su mano, me pida lo que me pida y me dirija por donde me dirija, yo le sigo y voy con Él

Es hoy, cuando comienza un nuevo año, que te está hablando al corazón, ¿vas a seguirle?

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