Zona republicana vs. zona rebelde

Muchos misioneros que abrieron obra pionera en España se vieron obligados a regresar a sus países de origen permaneciendo muy pocos en suelo español.

08 DE SEPTIEMBRE DE 2019 · 11:00

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Durante la Guerra Civil encontramos dos frentes muy diferentes; la Zona Rebelde y la Zona Republicana. ¿Cómo vivían los protestantes en ambas zonas?

Cuando estalló la Guerra Civil la mayoría de protestantes estaban ubicados en la zona controlada por la República. A simple vista es lógico pensar que en la zona republicana los protestantes estaban protegidos, dado que ya lo estaban constitucionalmente, pero la realidad fue otra: se clausuraron la mayoría de las iglesias, las membresías se dispersaron, y muchos cultos se suspendieron, quedando el culto reducido al ámbito privado en las casas o en las iglesias a la puerta cerrada.

No en todos los lugares la situación era la misma, y así la gran mayoría de iglesias evangélicas de Madrid estuvieron abiertas, dado que el gobierno central se encontraba allí y fueron protegidas militarmente. Un ejemplo de ello lo encontramos en el testimonio de un creyente de la Iglesia Bautista de Madrid, localizada en la calle General Lacy :​“La guerra empezó cuando el pastor estaba ausente y la membresía de la iglesia desapareció totalmente. Algunos de los miembros fueron a la guerra, otros buscaron refugio en el campo; y algunos cristianos débiles se asustaron de tal forma que trataron de convencer a la esposa del pastor, para que cerrarse la iglesia y escondiese las Biblias y los himnarios que ellos habían traído de sus casas. Pero a pesar de todo, durante la guerra se celebraron cultos, aunque las bombas caían cerca de la iglesia. Eran tan pocos los que asistían que se celebraron en el vestíbulo. A menudo las reuniones se veían bendecidas por el testimonio de algún joven que estaba con permiso”​ (1)

En cambio, fuera de Madrid, la situación no era igual que en la capital, por ejemplo en Cataluña (2), una capilla metodista en las afueras de Barcelona fue asaltada “por error” por los sectores anticlericales, por confundirlo con un lugar de culto del catolicismo. Tras el miedo de ser confundidas con el catolicismo, las iglesias protestantes tuvieron que poner las banderas de los países de la misiones representadas fuera de ellas, como fue el caso de Gran Bretaña o EEUU.

Por otra parte, la Guerra Civil supuso que muchos misioneros que abrieron obra pionera en España, se viesen obligados a regresar a sus países de origen permaneciendo muy pocos en suelo español.La mayor parte de ellos se fueron voluntariamente o reclamados por las agencias misioneras de origen, y otros muchos pastores protestantes fueron llamados por el bando republicano a combatir contra los sublevados. Esto significó la ausencia de la autoridad de las iglesias, y muchas de ellas se vieron sin dirección pastoral y con la necesidad de una guía espiritual. Igualmente afectó a los muchos jóvenes protestantes que fueron captados por el Gobierno que lucharon en el bando de la defensa de la República (3)

A pesar de que constitucionalmente la República había concedido la libertad de cultos durante la Guerra, no se cumplió, dadas las circunstancias que se estaban viviendo, sobre todo con la ola de anticlericalismo que existía. Pero con todo y ello, Manuel Irujo (Ministerio de Justicia) concedió la autorización del culto privado en el año 1937. Un año más tarde, en abril de 1938 se hicieron públicos los Trece puntos de Negrín. En el su punto sexto se dice lo siguiente: “​La libertad de conciencia y el ejercicio de sus creencias y de sus prácticas religiosas”​, y con ello se establece de nuevo “la libertad de culto” en el ámbito público.

Para que se cumpliera dicha libertad, en diciembre se creó el Comisariado General de Cultos (órgano dependiente del consejo de ministros de la República), con un triple objetivo: garantizar el cumplimiento del derecho de conciencia, reglamentarla y proteger la práctica de cualquier religión en territorio controlado por la República (4). A partir de este momento se produjeron ciertas mejoras para los protestantes: se autoriza la liberación de pastores en el servicio militar, reapertura de lugares de cultos, libertad de literatura evangélica (por ejemplo, la Bible Society londinense logró distribuir gran cantidad de biblias por Madrid, Cataluña, Aragón, Castilla la Mancha y el Levante), etc. (5)

¿Qué pasaba con los protestantes que estaban en la zona nacional? La respuesta en sencilla, para los sublevados la palabra “protestante” estaba incluido en su lista de personajes de la “antiespaña”. Como ya se señaló anteriormente, la depuración ideológica marcó la línea de actuación, la eliminación y destrucción de la comunidad protestante.

Encontramos gran cantidad de casos donde los protestantes sufrieron asaltos, detenciones, violaciones y asesinatos. El movimiento Nacional los persiguió dado que los consideraba “los culpables de todos los males de España”. La mayoría de estas víctimas procedían de Andalucía, ya que históricamente había sido un territorio fuerte en el protestantismo contemporáneo. Así se produjeron un número elevado de fusilamientos de pastores, entre los que destacan Miguel Blanco (joven pastor de Sevilla) y Salvador Iñiguez (Pastor de Granada). Otros pastores y creyentes lograron escapar y exiliarse en Gibraltar como en tiempos de Isabel II. Un ejemplo es Antonio García (Pastor de Córdoba) , que se vio obligado a huír cuando fue asaltada su capilla, logrando finalmente escaparse. El resto de pastores andaluces fueron capturados y encarcelados.

A medida que el bando de los sublevados fue avanzando, mayor fue el número de víctimas dentro de la comunidad protestante, no afectando solamente a los dirigentes de las comunidades, sino también a cualquier miembro, especialmente los intelectuales, como profesores de Universidad, y catedráticos de bachillerato de religión evangélica. Conocido y notorio es el caso de Germán Aráujo (Catedrático de matemáticas), detenido y ejecutado en Teruel.

Otro grupo objeto de las detenciones y ejecuciones fueron los vendedores de biblias y literatura evangélica, como Carreras en Sevilla, Alfonso Gómez en Palencia, Sotero Basterra en Zaragoza, o Federico Gray en Valladolid.

Por otro lado, las escuelas evangélicas que habían sido abiertas en la época de la Primera República fueron clausuradas e incautadas, destruyendo así 50 años de educación protestante. En Galicia, por ejemplo se destruyó 1939 la escuela evangélica de Marín, que se había constituido en 1883, escuela a la que no solamente asistían niños evangélicos sino también católicos. Se clausuró, a pesar de la gran consideración que tenía como una escuela con “una enseñanza de calidad y gratis” (6).

Las iglesias protestantes tuvieron la misma suerte que las escuelas, fueron clausuradas, destruidas e incautadas por las tropas franquistas (7).La capilla de Puertollano fue cerrada e incautada por las autoridades, y “reutilizada” para el beneficio de la Iglesia Catolica (8).

Por último, la Iglesia Católica ​se vio favorecida desde el minuto cero del Golpe de Estado del 36, alentando la sublevación, tal como indican historiadores como Julián Casanovas, ya que “​la mayoría del clero y de los católicos se apresuraron apoyarlo, a darle su bendición como defensores de la civilización cristiana frente al comunismo y el ateísmo” (9).

Dado que Franco defendía y representaba el conservadurismo católico que España había tenido históricamente, en 1937 dijo lo siguiente: “Nuestro Estado debe ser un Estado católico en el sentido espiritual y social, porque la verdadera España siempre ha sido, es y será católica​” (10).

Mientras las tropas franquistas iban tomando territorios, se iba gestando el nuevo estado que se instaurará finalmente en abril del 1939. Este, en relación al catolicismo, devolverá a la Iglesia Católica todos los privilegios que la República había anulado .El 21 de septiembre de 1936 se dictó una Orden por la que se dispuso que las enseñanzas de la Religión e Historia Sagrada fueran obligatorias en las escuelas nacionales , el 3 de mayo de 1938 se emitió el Decreto de reconstrucción de la Compañía de Jesús (11). En definitiva la Iglesia Católica volvía a ser la religión hegemónica de España, la única “oficial” de los españoles.

En conclusión, las consecuencias para los protestantes fueron desastrosas, de 147 localidades con obra protestante en 1936 , en el año 1939 se redujeron 33 con “buenas condiciones de funcionamiento”.Los restantes edificios destinados al culto y servicios auxiliares habían sido asaltados, saqueados, destruidos o incautados. Los datos demográficos de creyentes también muestran una drástica reducción, de unos 22.000 protestantes en 1936, a en el año 1939 encontrar en España entre 7.000 y 10,000 . (12)

 

Notas

1 ​J, David HUGHEY: Historia de los bautistas de España, Madrid,Casa Bautista de publicaciones,1985.Pp. 69-70.

2 ​La mayor parte de los templos evangélicos permanecieron cerrados y los cultos se hacían en casas particulares. En los primeros meses del 36, la furia anticlerical a menudo se convertía en odio contra todo lo que tuviera tinte religioso. Y para evitar incidentes deplorables se dispuso la clausura de las capillas protestantes. Cuando en 1937 una comisión de pastores se dirigió al Gobierno de la Generalitat pidiendo explicaciones sobre tal clausura, teniendo en cuenta que el Gobierno no había prohibido el culto protestante, la respuesta fue la siguiente “Una elemental medida de prudencia y un cierto temor de que pudiera ser tomada la Iglesia protestante algo así como una hermana gemela de la Iglesia de Roma, (...) han obligado a ello”. MARTÍNEZ JOSÉ M.: La España evangélica ayer y hoy. Esbozo de una historia para la reflexión, Barcelona, Editorial Clie, 1994.Pp.209-243.

3 ​Escobar MARIO: Los zapatos del predicador, Tarragona, ediciones Noufront, 2013. Pp.109-114.

4 ​Velasco MARTA. Los otros mártires. Las religiones minoritarias en España desde la Segunda República hasta nuestros días, Madrid, Ediciones Akal, 2012.P.72.

5 ​Escobar MARIO: Los zapatos del predicador, Tarragona, ediciones Noufront, 2013. Pp.109-114.

6 ​Ibid., pp.114-121,

7 J. B, Villar, “Los protestantes españoles ante la Guerra Civil (1936-1939)”, Cuenta y Razón 21 (1985), pp.213-230.

8 Historia de la iglesia evangélica de Puertollano, un siglo de presencia en nuestra ciudad, publicado por la iglesia evangélica de Puertollano,Ciudad Real, 2005. Pp 93.

9 ​Casanova JULIÁN: La iglesia de franco, Madrid, ediciones tema de hoy,2001.P.39.

10 ​López Rodríguez MANUEL: La España protestante. Crónica de una minoría marginada (1937-1975), Madrid, Ediciones Sedmay, 1976. P.17.

11 ​Velasco MARTA. Los otros mártires. Las religiones minoritarias en España desde la Segunda República hasta nuestros días, Madrid, Ediciones Akal, 2012.Pp.62-65.

12 ​J. B, Villar, “Los protestantes españoles ante la Guerra Civil (1936-1939)”, Cuenta y Razón 21 (1985), pp.213-230.

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