Notas sobre las primeras iglesias anabautistas menonitas en la zona metropolitana de la Ciudad de México (II)

Manuel Aguilar Bermúdez y el grupo que le acompaña, ya identificados como protestantes/evangélicos, tienen reuniones por lo menos a partir de 1864 en San José el Real, número 21.

16 DE JUNIO DE 2019 · 08:00

Reunión anabauista actual en México D.F. / Conferencia Franconia,
Reunión anabauista actual en México D.F. / Conferencia Franconia

Opinión de Pablo Pérez Morales

Mientras se daba el intercambio de misivas entre Dolores Vorhauer y el FMBMC, éste buscó hacerse de información que le permitiese tener un mejor panorama de la situación para iniciar obra en la ciudad de México. Es así que se le solicita su opinión a Pablo Pérez Morales. Él había estudiado cuatro años en Wheaton College, Illinois, graduándose en 1953. Continuó estudios en Faith Bible Institute, en la ciudad de Filadelfia, Pensilvania. Para sostener su preparación teológica debió trabajar como albañil y plomero en el Hospital de Germantown. Los fundadores y primeros pobladores de Germantown, distante poco menos de diez kilómetros al noroeste del centro de Filadelfia, fueron cuáqueros y menonitas, quienes se asentaron en el lugar y le dieron nombre en 1683. Es altamente probable que entonces conociera a la comunidad menonita. Regresó a México en septiembre de 1956.

Antes de citar el parecer de Pablo Pérez Morales se hace necesario conocer datos acerca del personaje. Nació el 8 de agosto de 1929, hijo menor de Eleazar Z. Pérez y Luz Morales. Su abuelo materno, Arcadio Morales Escalona, formó parte de la Sociedad Evangélica, también conocida como Sociedad de Amigos Cristianos, encabezada por el ex sacerdote católico Manuel Aguilar Bermúdez, quien antes había sido parte del movimiento de los Padres Constitucionalistas. Éste movimiento lo integraron sacerdotes católicos que apoyaban lo decretado por la Constitución de 1857. En un documento fechado el 15 de agosto de 1859 los Padres Constitucionalistas manifestaban que su objetivo era “la observación verdadera de la santa y justa doctrina de Jesucristo”, y no reproducir “la costumbre del clero [romano] y su disciplina [que] parece más bien una secta errónea”.

Manuel Aguilar Bermúdez y el grupo que le acompaña, ya identificados como protestantes/evangélicos, tienen reuniones por lo menos a partir de 1864 en San José el Real, número 21. El lugar se encontraba en el conjunto de lo que fue el convento y la casa de la Profesa, del que hoy queda el templo localizado en las actuales calles de Madero e Isabel la Católica en el Centro Histórico de la Ciudad de México.

Tras la muerte de Manuel Aguilar Bermúdez en el último trimestre de 1867 el liderazgo de la Sociedad Evangélica lo ejerce Sóstenes Juárez. Él presidía la reunión en el número 21 de San José el Real cuando asiste por primera vez Arcadio Morales, fue el 26 de enero de 1869. Entonces Arcadio tenía diecinueve años y de inmediato se comprometió con los postulados del grupo. Morales Escalona también se sumó a los quehaceres de la Iglesia de Jesús cuando estuvo al frente de la misma Manuel Aguas, de abril de 1871 a octubre de 1872. Tiempo después Arcadio hace causa común con el misionero presbiteriano Merril N. Hutchinson y comienzan reuniones el 27 de julio de 1873 en el callejón de Betlemitas número 8, hoy es la calle Filomeno Mata en el Centro Histórico de la capital mexicana. Así da inicio el ministerio pastoral de Arcadio Morales en la Iglesia presbiteriana El Divino Salvador, que concluye con su deceso el 17 de junio de 1922.

Pocos meses después del fallecimiento de Arcadio Morales lo sucede Eleazar Z. Pérez en el pastorado de El Divino Salvador. Eleazar nació en San Luis Potosí (23 de mayo de 1889). Realizó estudios en la Escuela Preparatoria y Seminario Teológico Presbiteriano de Coyoacán, y egresó en 1911. El 2 de abril de 1918 contrajo nupcias con Luz Morales, hija de Arcadio Morales. Fue pastor en Monterrey y en la Iglesia presbiteriana de Coyoacán, de donde salió para tomar el cargo que desempeñaba su suegro en El Divino Salvador.

Lo anterior muestra que Pablo Pérez Morales procedía de una familia que podía trazar vínculos con las primeras comunidades protestantes/evangélicas organizadas en la ciudad de México en el siglo XIX. Al regresar al país en septiembre de 1956 colabora con su padre en tareas pastorales en la Iglesia presbiteriana El Divino Salvador, reubicada a partir de marzo de 1934 en la dirección que ocupa hasta hoy: calle Argentina número 29, en el centro de la Ciudad de México.

Pablo Pérez fue consultado por el FMBMC a través del doctor Earl Stover, quien lo conoció cuando estudiaba en Filadelfia. Por invitación de Ralph M. Landis, presidente de la Christian Business Man’s Association, que buscaba dar atención en español a las “necesidades espirituales” de trabajadores puertorriqueños, tomaron la tarea Stover y Pérez Morales. El primero en Bethlehem, el segundo en Allentown y el área de Boyertown.

El domicilio de Pablo Pérez (calle Alfonso XIII, número 156, Colonia Álamos) estaba cerca de donde vivía Dolores Vorhauer (calle Sucre 111, Colonia Moderna). Escribió que tan pronto recibió la carta requiriéndole su opinión se dirigió a casa de Dolores, lo que le tomó cinco minutos caminando. En el primer intento no la encontró. Al regresar otro día entabló conversación con ella y transmitió Earl Stover la información recabada: casada con un mexicano alemán que veinticuatro años atrás se la llevó a vivir a la ciudad de Nueva York. Agrega que “encontró al Señor junto con su esposo [y] estuvo con los pentecostales por seis años, después se unió a los menonitas por otros seis años”.

La carta no está fechada, sin embargo es altamente probable que la visita de Pablo Pérez haya sido realizada poco tiempo después que Dolores Vorhauer regresó a México, mediados de octubre de 1956. Si por un lado reconocía que Dolores ya tenía “algunos nuevos convertidos especialmente entre sus familiares, lo que probablemente le daría un núcleo con el cual empezar” la obra, por otra parte él sugería se examinaran cuatro asuntos que podrían afectar la proyectada misión menonita: 1) El hermano de Dolores, Ignacio, vivía junto con ella en la casa y la tenía “llena de imágenes y altares tradicionales [católicos]”. 2) Por ley los lugares de culto público y reuniones religiosas deberían contar con permiso del gobierno, además tales sitios eran de propiedad federal. Sin el permiso respectivo solamente sería posible tener reuniones privadas en la casa que prestaría Dolores. 3) También de acuerdo a las leyes el responsable del lugar tenía que ser ciudadano mexicano por nacimiento, y ella se había nacionalizado estadounidense. Cabía la posibilidad de que recuperara la nacionalidad mexicana, pero el trámite llevaría tiempo. 4) Aunque Dolores era muy consagrada y parecía tener verdadero interés por el trabajo, lo que la haría buena obrera del Evangelio, no deseaba ser la responsable de la obra por ser mujer dado que “su iglesia [la de quien recibe la carta] no admite mujeres predicadoras”.

 

Visita exploratoria de Amos Horst y Harold K. Weaver

Después de requerir mediante varias cartas que mostraran interés real por la obra en México, llegan a la capital el 21 de noviembre de 1957 Amos Horst, en representación de la Eastern Mennonite Board of Missions and Charities, y Harold K. Weaver, por FMBMC. Los recibió en el aeropuerto Dolores Vorhauer, se hospedaron en el Hotel Ontario (calle Uruguay, número 87, esquina con calle 5 de Febrero). Actualmente es el Hotel Hampton Inn Suites.

En las conversaciones que sostuvieron los visitantes con Dolores Vorhauer, ella los urgió a que enviaran por lo menos una misionera, aunque prefería que fuesen dos. Estuvieron el 22 de noviembre en casa de Dolores Martínez Zapata, donde la obra tenía funcionando “dos o tres años [y] parecía de naturaleza pentecostal”, se hicieron presentes doce personas. El 23 hubo reunión en casa de Vorhauer, quien fungió de traductora. Asistieron ocho personas, incluyendo los dos visitantes, que compartieron reflexiones basadas en Juan 4. Los dos días siguiente Horst y Weaver entrevistaron en la ciudad de México y en la de Puebla a liderazgos de distintas denominaciones y ministerios, con el fin de conocer su punto de vista sobre la probable obra anabautista menonita. En la última conversación que tuvieron con Dolores Vorhauer, la noche del 25, ella insistió en que el perfil del trabajo misionero fuera menonita.

Harold K. Weaver y Amos Horst salieron convencidos que “el campo estaba listo para la cosecha”. Dado que Dolores Vorhauer era miembro de la Conferencia Menonita de Lancaster, poseía casa que ponía a disposición para hacer la obra, ya había un pequeño grupo de nuevos creyentes y donativos para apoyarla, en consecuencia recomendaban que se diera preferencia al Comité de Franconia para hacerse cargo de la misión en México. Adicionalmente respaldaron la solicitud de Vorhauer tocante a que cuanto antes el FMBMC enviara una misionera y no mucho tiempo después a una pareja. Para continuar en lo inmediato instaban ayuda financiera con el fin de acondicionar un salón en casa de Dolores para que funcionara temporalmente como espacio de reuniones.

 

Rhoda Stoltzfus, primera misionera

Como presidente de FMBMC y por la perspectiva obtenida en su visita a México, Harold K. Weaver escribió a Dolores Vorhauer que continuaban los pasos para reclutar a candidatas y seleccionar a una de ellas con el fin de que viajara hacia la ciudad capital. En seguimiento a los acuerdos se le hizo llegar a Dolores el primer cheque mensual por treinta dólares.

Dolores Vorhauer y Dolores Martínez Zapata viajaron a la ciudad de Nueva York, donde conocieron a Rhoda Stoltzfus e hicieron preparativos para dirigirse a la ciudad de México. Rhoda era originaria de Oley, Pensilvania, tenía veintidós años y un año de estudios universitarios. Salieron en autobús el primero de julio de 1958 y arribaron a la capital el siete del mismo mes. Rhoda redactó sus primeras impresiones, en las que reiteraba su alabanza al “Señor por haberme llamado a México […] a causa de descansar en esta seguridad soy feliz”. A su llegada fueron recibidas por los “creyentes, quienes se regocijaron de ver el regreso de las hermanas” Dolores, mientras que a Rhoda le dieron una “cálida y espiritual bienvenida”.

Durante la ausencia de las Dolores se hizo cargo del grupo pastoralmente Rito Sandoval, quien diariamente dirigió los servicios. Rhoda comunicaba que todos los días el grupo “tenía nuevas experiencias en el Señor”. Las ocho cajas de ropa usada traídas desde Nueva York se estaban distribuyendo entre los pobres. Con entusiasmo resaltó que la noche del 15 de julio Manuel González, de veinticuatro años y amigo de Rito Sandoval, “había aceptado a Jesús como su Salvador”.

Rhoda se instaló en casa de Dolores Vorhauer, ambas se sostenían con ofrendas de buena voluntad que les daban y Dolores Martínez Zapata se hizo cargo de alimentarlas mientras podían comprar una estufa. La misionera solicitó que se hicieran oraciones por “un pez grande”, el doctor Fernando Rubio del Villar. Consignaba que un ex ateo y estudiante de educación, Eduardo López Martínez, era un nuevo creyente “muy seriamente interesados en los asuntos del Señor”. Añadía que ella y las dos Dolores estaban ansiosas por la llegada de Kenneth Seitz, a quien “necesitaban como pastor”.

En las primeras semanas de su estancia Rhoda Stoltzfus reportaba el estado de los dos lugares de reuniones. En la calle de Asturias número 88, Colonia Álamos, domicilio de Dolores Martínez Zapata, ella había acondicionado una capilla en la cual se congregaba un pequeño grupo todas las noches, excepto el sábado. El nombre dado al espacio era Templo Cristiano Judío, y a sus espaldas tenía “un tabernáculo judío”. Hizo un exhorto para “orar porque los judíos de la colonia pudieran recibir a Jesús como su Mesías”. Cabe mencionar que “a fines de la década de las años 30’s y principios de los 40’s, la Colonia Álamos era considerada como un shtetl (pequeño barrio judío), debido a que en ella se concentraba una importante población askenazí”. Por aquélla época en el garaje de Isidoro Steinberg (Coruña 168) los sábados se reunía un grupo de varones judíos para rezar. A partir de 1942 se abrió en la calle 5 de Febrero número 633 el Templo Adat Israel. “en 1948, durante la presidencia del Sr. Yehuda Leib Brener, se inició formalmente la construcción del templo en el terreno que se encontraba en la parte posterior del inmueble. La obra que había quedado a cargo del Ing. Arq. Gregorio Beitman, se concluyó en 1953, lamentablemente falleció al poco tiempo de terminarlo”. A este lugar fue que se refirió Rhoda Stoltzfus.

En cuanto a integrantes de la congregación de Asturias 88 Rhoda mencionó a Andrea Jiménez y sus hijos: Carmen, Antonio, José y Cristóforo; También Amparito y cuatro hijos. En total se reunían cerca de veinticinco creyentes, entre ellos Eduardo López y Fernando Carrión, que asistían también a casa de Dolores Vorhauer.

El otro espacio para congregarse era la casa de Dolores Vorhauer, en la Colonia Moderna, Sucre 111, donde se realizaban servicios sábado y domingo por la tarde. El grupo no contaba con un pastor ordenado, pero “la hermana Vorhauer ha estado cumpliendo fielmente con el puesto”. Esta última comunicaba a principios de octubre que además de las actividades cúlticas dieron comienzo clases de inglés, a las que se habían inscrito 35 infantes y 16 adultos. Proporcionó nombres de algunos congregantes y edades: Rosario Arroyo (16), Martha Porras (21) Fernando Carrión (17), Eduardo López Martínez (22), a quien deseaba enviar a estudiar al Eastern Mennonite College, Reiko Yoshimoto (17). El grupo de Sucre 111 eligió llamarse Iglesia Mexicana Menonita Jesús el Buen Pastor.

“Hemos tenido un poco de persecución”, compartía Dolores Vorhauer, por parte de un sacerdote católico en la Colonia Moderna. Él difundía en cada misa que estaban fuera de la Iglesia Católica quienes asistieran a las reuniones en Sucre 111. Una mujer que oyó la advertencia consideró que el ministro católico no tenía derecho a lanzar amenazas. Levantó en el vecindario firmas de veinticinco personas que concordaban con ella. Entregó copia del documento a Dolores Vorhauer, quien le aseguró oraría por el sacerdote y quienes persiguieran a los integrantes del núcleo.

A mitad de octubre Dolores Vorhauer hacía del conocimiento de FMBMC que viajaría por autobús hacia Estados Unidos, hizo el viaje con ella Eduardo López Martínez: El objetivo era lograr que Eduardo fuera admitido en Eastern Mennonite College, en Harrisonburg, Virginia. Dolores opinaba que Eduardo tenía “profundo discernimiento espiritual. Su fe y trabajo probaban que sería muy confiable en la obra del Maestro”. Ella aseguraba que Eduardo “tenía un llamado al ministerio”, por lo que deseaba prepararse. Él hablaba algo de inglés, y de ser admitido en intercambio podría dar clases de español. Los dos iban a salir del país en cuanto llegara el misionero Kenneth Seitz y familia.

 

NOTAS

1. Memo sin firma dirigido a FMBMC, Facts about Rev. Pablo Perez, sin fecha, Ciudad de México.

2. David W. Young, The Encyclopedia of Greater Philadelphia, “Historic Germantown: New Knowledge in a Very Old Neighborhood”, en https://philadelphiaencyclopedia.org/archive/historic-germantown-new-knowledge-in-a-very-old-neighborhood-2/

3. https://www.wagesandsons.com/obit/perez-pablo-e/

4. Citado por Daniel Kirk Crane, La formación de una Iglesia mexicana, 1859-1872, tesis de maestría en Estudios Latinoamericanos, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, México, 1999, p. 48.

5. Para más información del movimiento y lugar de sus reuniones ver Carlos Martínez García, “La Sociedad Evangélica de San José el Real”, Manuel Aguas: de sacerdote católico a precursor del protestantismo en México, 1868-1872, Casa Unida de Publicaciones, México, 2016, pp. 63-114.

6. Sobre el personaje y su importancia en las primeras comunidades evangélicas en la capital del país ver Carlos Martínez García, “Sóstenes Juárez y los principios del protestantismo mexicano”, Albores del protestantismo mexicano en el siglo XIX, Casa Unida de Publicaciones-Centro de Estudios del Protestantismo Mexicano, México, 2015, pp. 51-84.

7. Arcadio Morales, “Memorias”, El Faro, 15 de junio de 1947, en Alberto Rosales Pérez, Historia de la Iglesia nacional presbiteriana El Divino Salvador de la ciudad de México, 1869-1922, s/e, 1998, pp. 23-24.

8. El Faro, 15 de enero de 1899, p. 9.

9. Apolonio C. Vázquez, Los que sembraron con lágrimas. Apuntes históricos del presbiterianismo en México, Publicaciones El Faro, México, 1985, p. 134.

10. Ibíd., pp. 104-105.

11. Memo sin firma dirigido a FMBMC, Facts about Rev. Pablo Perez, sin fecha, MHC

12. Carta de Pablo Pérez Morales a Earl Stover, sin fecha, p. 1, Ciudad de México, MHC.

13. Ídem.

15. Harold K. Weaver, Report on Trip to Mexico City, D.F., and Recommendations, 3 de diciembre de 1957, p. 2; Amos Horst, Diary Visit to Mexico, November 14-26, 1957, p. 5, MHC.

16. Amos Horst, op. cit., p. 2, MHC.

17. Harold K. Weaver, op. cit., p. 3, MHC.

18. Ibíd., p. 6; Amos Horst, op. cit., p. 3.

19. Harold K. Weaver a Dolores Vorhauer, 2 de enero de 1958, caja 6, folder 66: Office Secretary a Dolores Vorhauer, 2 de enero de 1958, caja 6, folder 66, MHC.

20. Questionaire for prospective Mission Workers, Franconia Conference, s/f, caja 6, folder 76, MHC

21. Carta de Rhoda Stoltzfus a la Hermandad, 16 de julio de 1958, Ciudad de México, caja 7, folder 40, MHC.

22. Ídem.

23. Ídem.

24. Carta de Rhoda Stoltzfus a FMBMC, 25 de julio de 1958, p. 2, Ciudad de México, caja 7, folder 40, HMC.

25. Ídem.

26. Rhoda Stoltzfus, “Greetings from Mexico”, Missions News, september-october 1958, p. 5.

27. Ídem.

29.  Rhoda Stoltzfus, “Greetings from Mexico”, Mission News, septiembre-octubre de 1958, p. 6; Carta de Dolores Vorhauer a la Hermandad, segunda mitad de septiembre de 1958, p. 2, Ciudad de México, caja 7, folder 40, MHC.

30. Rhoda Stoltzfus, “Greetings from Mexico”, Missions News, septiembre-octubre de 1958, p. 5.

31. Carta de Dolores Vorhauer a la Hermandad, 9 de octubre de 1958, p. 2, Ciudad de México, caja 7, folder 40, MHC.

32. Rhoda Stoltzfus, “Greetings from Mexico”, Missions News, septiembre-octubre de 1958, p. 6.

33. Carta de Dolores Vorhauer a la Hermandad, 9 de octubre de de 1958, p. 2, Ciudad de México, caja 7, folder 40, MHC.

34. Carta de Dolores Vorhauer a FMBMC, 14 de octubre de 1958, Ciudad de México, caja 7, folder 40, MHC.

35. Ídem.

 

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