La frontera como frente de guerra

Podemos poner el énfasis en la amenaza y el peligro o podemos buscar maneras de trabajar hacia un futuro diferente.

02 DE JUNIO DE 2018 · 20:00

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Desde que los Estados Unidos le quitó la tierra del suroeste (California, Texas, Nuevo México, Arizona, Colorado y y partes de Nevada y Oklahoma) a México, por medio de guerra, en 1848 ha existido una interpretación de la frontera entre EEUU y México que lo ve un lugar que se tiene que defender contra las “hordas bárbaras” del sur que querrían efectuar la “reconquista” de estas tierras por medio de la migración. En esta lógica la frontera no es sencillamente una línea divisoria entre dos países, sino que es un lugar donde se busca proteger la civilización de la barbarie. Y cada inmigrante, entre con o sin documentación, es potencialmente parte de esa invasión.

En los 170 años desde que se dibujó esta nueva línea fronteriza, esta visión se ha usado para justificar la separación de familias que vieron a los lados esa frontera desde antes que fuera frontera, ha justificado el trato injusto hacia personas “mexicanas” (no importando donde hubieran nacido) por parte de oficiales de gobierno, incluyendo agentes de migración. A través de los años han sido muchos los ciudadanos estadounidenses de trasfondo latino que han sido maltratados y aun deportados por potencialmente ser parte del “problema”. Varios presidentes han mandado tropas a la frontera para “protegernos” de las invasiones. Y fue este tipo de entendimiento de la frontera que se utilizó para justificar el inicio de la construcción del muro fronterizo por el Presidente Clinton. El deseo del Presidente Trump de levantar un “muro bello” sencillamente amplía el proyecto comenzado por otros.

Esta misma lógica se está reflejando en las políticas fronterizas actuales. Recientemente un agente de migración mató inpunemente a una mujer guatemalteca que no estaba armada, ni le estaba atacando. Al cruzar la frontera sin documentos perdió su humanidad. Los agentes fronterizos ahora están separando a familias que llegan a la frontera pidiendo asilo político para disuadir que personas como ellas lleguen a la frontera con esta intención. El hecho de que las personas tengan causas legítimas para pedir asilo es secundario al hecho de que se “necesita tomar control” de una frontera por donde viene una amenaza.

En esta visión todo latino, aunque sea nacido en EEUU y aunque sea de familias que tienen generaciones en el país, es potencialmente parte de esa “reconquista”. Por eso se puede sentir justificado un agente de migración en parar gente por el puro hecho de estar hablando español. Y en varias partes del país personas sienten la libertad de agredir a quienes escuchan hablando español.

Esta misma lógica es la que busca cambiar las leyes de migración para que personas que están legalmente en el país no puedan soliticar la entrada legal de sus familiares. En esta visión es indispensable mantener el carácter “blanco” del país. La contribución económica y social al país de los inmigrantes es secundaria a esa visión de la necesidad de “proteger” al país.

Algunos leyendo esta artículo dirán que se está presentando una visión extremista. Tristemente la interpretación de la frontera como frente de invasión se presenta regularmente en los medios de comunicación social, en muchos discursos políticos y en las acciones de organizaciones como los Minutemen. Y las políticas de militarizar la frontera sur son defendidas tanto por republicanos como demócratas. 

La realidad es que el país está cambiando demográficamente. Ese cambio comenzó cuando EEUU trajo esclavos del Africa y cuando conquistó las tierras de México y tomó control de Puerto Rico. Se estima que para el 2044 la mayoría de la población en EEUU ya no será considerada “blanca.” Para muchos ésta es una amenaza que se tiene que enfrentar y tratar de frenar. Pero la realidad es que nuestro mundo cambia y la globalización y la migración mundial le están dando un nuevo carácter a muchos países y sociedades.

¿Será que los cristianos en EEUU pueden presentar una visión diferente alrededor de de nuestra confesión común ser todos el cuerpo de Cristo? La migración mundial está cambiando a todo el mundo. Podemos poner el énfasis en la amenaza y el peligro o podemos buscar maneras de trabajar hacia un futuro diferente. Si la frontera es un frente de guerra entonces todo inmigrante es un invasor potencial. Pero si reconocemos el hecho de que muchos de esos inmigrantes son nuestros hermanos en Cristo y que la gran mayoría de inmigrantes de todo el mundo contribuyen al bienestar de nuestro pais, entonces podemos visualizar la frontera desde otra óptica. ¿Será que otro futuro es posible?

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Caminando con el pueblo - La frontera como frente de guerra