El servicio cristiano es paradigma de igualdad

Para ocuparse en la oración y el ministerio de la Palabra los Doce propusieron elegir a siete varones llenos del Espíritu Santo para servir a las viudas. Así nace como servicio de amor la ‘diaconía’ cristiana.

14 DE ABRIL DE 2018 · 21:00

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Esta serie se originó para estudiar el rol desempeñado por la mujer en el Propósito divino que nos ha sido revelado en las Escrituras (01). Los artículos se presentan respetando un hilo cronológico que comenzó en la Creación, siguió sobrevolando el AT y lo hace ahora sobre el NT, hasta llegar a las cartas apostólicas y el Apocalipsis. En esta última parte habrá más información sobre el funcionamiento de las iglesias locales en el primer siglo. 

Cuando lleguemos a las cartas paulinas daremos respuesta a los comentarios de lectores que ya han adelantado su opinión sobre la función de la mujer en la comunidad de fe basándose solo en textos de esas misivas; es decir, sin relacionarlos con el resto del consejo divino.

Vimos que Dios nunca discriminó a la mujer en la Antigüedad; que tampoco Jesús lo hizo en sus días terrenales y ahora estamos viendo la obra del Espíritu Santo tanto en el pequeño grupo inicial como en la comunidad de creyentes que se incrementó de manera explosiva a más de tres mil, primero, y a más de ocho mil, después. 

En contraste con la confusión exhibida por los discípulos hasta la ascensión del Señor, Lucas nos presenta ahora a Doce Apóstoles llenos del Espíritu Santo que actúan sorprendentemente. Las dos prédicas de un Pedro transformado indujeron a los oyentes (tanto varones como mujeres) a arrepentirse, creer en el Evangelio de Jesucristo, bautizarse y ser añadidos a la comunidad de fe. 

Hasta aquí vimos que para el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo la mujer y el varón están en un total plano de igualdad en Su Plan de Redención. Tal característica quedó demostrada en la comunidad de fe que se conducía unánimemente en el amor fraternal, bajo la autoridad del Espíritu y con la guía instrumental de los Doce. Esto se percibía en la oración y la alabanza, en la mesa del Señor, y en el compartir unos con otros para que nadie tuviese necesidad de nada.

El relato de este explosivo crecimiento numérico de nuevos creyentes no es otra cosa que el cumplimiento de las maravillosas promesas de Dios a lo largo de las Escrituras. 

 

Todas las cosas en común

La multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma. Ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común. 

Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre todos ellos.  Así que no había entre ellos ningún necesitado, porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el producto de lo vendido  y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se repartía a cada uno según su necesidad. 

Entonces José, a quien los apóstoles pusieron por sobrenombre Bernabé (que significa ‘Hijo de consolación’), levita, natural de Chipre, vendió una heredad que tenía y trajo el producto de la venta y lo puso a los pies de los apóstoles.” (02)

Según la mayoría de comentaristas bíblicos José, perteneciente a la tribu de Leví y por ello servidor en el Templo, es el mismo Bernabé que se cita a lo largo del libro de Hechos colaborando con los Apóstoles al seguir a Cristo. Este varón vendió una propiedad y donó todo el dinero para ser usado según la voluntad de Dios. Un ejemplo maravilloso del obrar de la fe, de parte de quien llegó a ser uno de los principales ancianos de la iglesia en Jerusalén y compañero de misión del Apóstol Pablo (03)

La acción de Bernabé fue imitada por el matrimonio formado por Ananías y Safira (04), de quienes el NT no nos aporta más datos. Ellos vendieron una propiedad; pero, al entregar el dinero a los Doce, mintieron. Aparentaron obrar como Bernabé, pero retuvieron para sí una parte. El final que tuvieron revela el peligro de obrar en la iglesia solo para aparentar. Mentir es una ofensa a Dios, y nunca termina bien para quien lo hace (05).

La rápida intervención apostólica en este asunto incrementó inmediatamente el temor a Dios entre los miembros de la naciente iglesia. Rescatemos de este contraste histórico varias enseñanzas, las que invito a tomar en cuenta de aquí en más.

1. Es riesgoso prejuzgar, generalizar sacando conclusiones apresuradas: ni todos los creyentes son justos como Bernabé, ni todos deshonestos como Ananías y Safira. 

2. Juzgar por las apariencias es engañoso; y si bien es casi imposible distinguir la diferencia, en toda congregación hay dos clases de personas: las espirituales y las carnales (06)

3. Nadie puede esconderse de Dios, o esconder algo de su omnisciencia y omnipresencia.

4. Dios aborrece el pecado en todas sus formas.

5. Cuanto más conocemos acerca de la Gracia, más ofendemos a Dios cuando pecamos.

6. El temor a Dios es parte de nuestra adoración al Todopoderoso.

7. Muchas señales y maravillas siguen en aquellos que viven en comunión con Dios.

Como hemos visto, el efecto del libre obrar del Espíritu Santo en la comunidad de seguidores de Jesucristo tuvo dos efectos; contribuyó a galvanizar la unidad comunitaria puertas adentro; y trazó una invisible línea de separación hacia afuera. Ambos le dan plena significación al  término ‘iglesia’ en el sentido utilizado por Jesucristo.(07) 

 “Por la mano de los apóstoles se hacían muchas señales y prodigios en el pueblo. Estaban todos unánimes en el pórtico de Salomón, y de los demás ninguno se atrevía a juntarse con ellos; sin embargo, el pueblo los alababa grandemente. Los que creían en el Señor aumentaban más, gran número de hombres y de mujeres; tanto que sacaban los enfermos a las calles y los ponían en camas y camillas para que, al pasar Pedro, a lo menos su sombra cayera sobre alguno de ellos. Aun de las ciudades vecinas muchos venían a Jerusalén trayendo enfermos y atormentados de espíritus impuros; y todos eran sanados.” (08)

Como ocurre en todas las épocas, la formidable aceptación social del obrar Apostólico en el Espíritu, hizo mella en  los avaros que detentaban el poder en Jerusalén. Los celos y envidia, típicos de la clase política, salieron a relucir; y algunos de los Apóstoles fueron amenazados, perseguidos, encarcelados y azotados; pero, la valiente respuesta de ellos fue tajante:

 “Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres”. (09) Y siguieron predicando.

 

El servicio cristiano es paradigma de igualdad

Había creyentes judíos y griegos que ya representaban más del 10% del total de la población estable de Jerusalén. No es de extrañar que en esa multitudinaria comunidad comenzaran a producirse algunos roces a nivel cotidiano que podrían terminar en la formación de grupos enfrentados, pues había dos culturas que competían en la satisfacción de sus necesidades.

El servicio espontáneo no siempre es bien interpretado y, a veces, se hace con segundas intenciones, como vimos antes. Las viudas lo sufrían. Así lo describe Lucas:

En aquellos días, como crecía el número de los discípulos, hubo murmuración de los griegos contra los hebreos, que las viudas de aquellos eran desatendidas en la distribución diaria. Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron:

‘No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios para servir a las mesas. Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete hombres de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo. Nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la Palabra’.

Agradó la propuesta a toda la multitud y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, Prócoro, Nicanor, Timón, Parmenas y Nicolás, prosélito de Antioquía. A estos presentaron ante los apóstoles, quienes, orando, les impusieron las manos. La palabra del Señor crecía y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén; también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe.” (10)

Sabiendo que había mujeres llenas del Espíritu para hacer ese trabajo, posiblemente algunos preguntarán si hubo alguna razón especial para elegir un grupo formado por siete varones y no por varones y mujeres. 

En primer lugar, y para no caer en el error de conjeturar respuestas, rescatemos dos señales que sirven para vislumbrar el comienzo de organización de la iglesia que edifica Jesucristo: 

1. La asamblea - que era mixta - vio con agrado el consejo apostólico, eligió a los siete y los presentó a los Doce.

2. La autoridad apostólica se pone de manifiesto en la imposición de manos sobre los que llevarían a cabo tal ministerio comunitario y en la oración pidiendo la guía de Dios.  

En segundo lugar, como hemos recordado, las viudas eran mujeres que habían perdido el sustento y estaban expuestas al maltrato propio de una cultura machista ávida de poder (11)

Es un hecho realmente paradigmático que en los orígenes de la comunidad de fe los varones comenzaron a servir a las mujeres en obediencia al obrar del Espíritu Santo. 

En la próxima DM seguiremos analizando el rol de la mujer en los comienzos de la iglesia.

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Notas

Diaconía: La palabra diaconía viene de la palabra griega διακονία, que significa ‘ministerio’, ‘servicio’. Diaconía es el servicio que el cristiano está llamado a dar a su semejante en respuesta a Jesucristo, que nos amó primero. Es convivir con el que sufre, supliendo al Estado que maneja los dineros públicos y desvía con otros fines. Es ocupar lugares que nadie ocupa, brindando atención y cuidado, tiempo y afecto, bienes y trabajo; presencia silenciosa y  palabras de sabiduría. Es ‘llenar el hueco en el muro’ dañado por la avaricia, el egoísmo y el desamor reinantes.

01.  http://protestantedigital.com/magacin/44238/Dios_jamas_discrimina_a_la_mujer

02.  Hechos 4:32-37.

03.  Ibíd. 9:27; 11:22,25,30; 12:25; 13:1,2,7,43,46,50; 14:12,14,20; 15; 1ª Corintios 9:6; Gálatas 2:1.

04.  El nombre Ananías proviene del hebreo חנינא (Hananyah) y significa "Yahveh es piadoso", por lo que tiene el mismo origen que Juan (Yehohanan). Safira (nombre arameo que significa "hermosa, de gran valor").

05.  Hechos 5:1-11.

06.  El Apóstol Pablo afirma que en toda congregación cristiana hay creyentes carnales y espirituales.

07.  Mateo 16:18; ‘iglesia’ proviene del griego ἐκκλησία : ekklesía, que se usaba en Atenas como ‘Asamblea del Pueblo’ y era el órgano soberano por excelencia. Fue instaurada por Solón en 594 a.C. y podían pertenecer a ella todos los ciudadanos atenienses (que fueran hijos de padre y madre atenienses) mayores de 18 años. La igualdad de derechos y deberes (isonomía) y la soberanía popular eran la base del sistema político ateniense. Todos los ciudadanos de Atenas tenían los mismos derechos políticos y podían acceder a las magistraturas mediante sorteo. Antes del sorteo se realizaba una lista previa de candidatos y un examen  de su idoneidad para ocupar el cargo. Los elegidos tenían la obligación de rendir cuentas (responsabilidad jurídica y política). Esta herencia ateniense fue practicada en todo el vasto Imperio Romano, aunque con excepciones. La comunidad de creyentes en Jerusalén tiene esta manera de funcionar de manera incipiente.

08.  Hechos 5:12-16.

09.  Ibíd. 29.

10.  Ibíd. 6:1-7.

11.  Mateo 23:14; Marcos 12:40; Lucas 20:47. El lector puede ver artículos del autor ya publicados sobre las viudas:

http://protestantedigital.com/magacin/36746/Que_estamos_haciendo_con_las_viudas

http://protestantedigital.com/magacin/36821/defender_a_las_viudas_puede_ser_peligroso

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Agentes de cambio - El servicio cristiano es paradigma de igualdad