El muro de la muerte: la inscripción de Thanatos

El autor de Efesios hace hincapié en que en Cristo se destruyen tanto las barreras entre Dios y la humanidad como las barreras artificiales que han levantado las personas entre sí.

  · Traducido por Joana Morales

17 DE FEBRERO DE 2018 · 22:05

La inscripción de Thanatos, en el museo arqueológico de Estambul. /  Marc Madrigal,
La inscripción de Thanatos, en el museo arqueológico de Estambul. / Marc Madrigal

En 1871 Charles Clermont-Ganneau descubrió una inscripción en Jerusalén que databa del período del templo herodiano. Era un aviso inscrito en una losa de piedra en griego, el idioma internacional en la época de Jesús.

La inscripción dice así:

“Ningún extranjero puede entrar en el patio y el recinto que rodean el templo. El que sea capturado en el interior será responsable de su propia muerte, que sucederá inmediatamente”.

Esta inscripción formaba parte de una serie de avisos colocados en los patios del templo. Los patios del templo se dividían en varias secciones. El patio exterior era conocido como el patio de los gentiles.

El patio interior estaba dividido en tres: el patio de las mujeres, el patio de Israel (reservado para los hombres) y finalmente el patio de los sacerdotes. Dentro del patio de los sacerdotes estaba el santuario, con el lugar santo y el lugar santísimo.

Sin duda, acercarse a Dios era un proceso altamente estructurado por clases. Los no judíos no podían ir más allá del patio de los gentiles, y la advertencia de muerte se aseguraba de que esto se cumpliera.

En el Libro V de “Las guerras de los judíos”, el historiador judío Flavio Josefo nos da detalles de este patio y la inscripción de sí mismo:

“Los claustros [del patio más exterior] tenían una anchura de treinta codos, mientras que su perímetro era de seis estadios incluyendo la torre de Antonia. Los patios completos que estaban expuestos al aire se cubrieron con piedras de todo tipo. Cuando cruzabas uno de estos [primeros] claustros, hacia el segundo [patio del] templo, había una partición hecha de piedra en su totalidad, de construcción muy elegante, cuya altura era de tres codos. Sobre ella reposaban pilares equidistantes entre sí que tenían inscrita la ley de la pureza, algunos en griego y otros en letras romanas, que dice que ningún extranjero debe entrar en ese santuario. Ya que ese segundo [patio del] templo se llamaba el santuario”. (Las guerras e los judíos, libro V, capítulo 5:2)

Aunque no se mencionan directamente en el Nuevo Testamento hay dos pasajes en los que este muro de división juega un papel de forma implícita.

El primer pasaje es Hechos 21:27-29.

Una turba iracunda acusó a Pablo de llevar a Trófimo, amigo de Éfeso de Pablo, en los patios del templo interior. Esto resultó en la detención de Pablo y su eventual cuarto viaje que terminó en su detención en una casa romana:

“Pero cuando estaban para cumplirse los siete días, unos judíos de Asia, al verle en el templo, alborotaron a toda la multitud y le echaron mano, dando voces: ¡Varones israelitas, ayudad! Este es el hombre que por todas partes enseña a todos contra el pueblo, la ley y este lugar; y además de esto, ha metido a griegos en el templo, y ha profanado este santo lugar. Porque antes habían visto con él en la ciudad a Trófimo, de Éfeso, a quien pensaban que Pablo había metido en el templo”. (RVR1960)

El segundo pasaje que hace mención a esta pared se encuentra en Efesios 2:14-16:

“Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades”. (RVR1960)

La pared intermedia de separación parece ser una alusión a las paredes del patio del templo. El autor de Efesios hace hincapié en que en Cristo se destruyen tanto las barreras entre Dios y la humanidad como las barreras artificiales que han levantado las personas entre sí.

Cristo es el que reconcilia a los individuos entre sí, y también es el que reconcilia a las personas con Dios.

En Cristo se crea una nueva humanidad. Como dice Pablo en Gálatas 3:28, “Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús”. (RVR1960)

En nuestro mundo del siglo 21 a menudo olvidamos lo radicales que eran estas declaraciones. La sociedad romana tenía una estructura de clases muy rígida. Las mujeres tenían derechos limitados y los esclavos no tenían ciudadanía alguna. Creer en la igualdad de todos los individuos en Cristo, independientemente de su sexo, clase u origen étnico, es absolutamente revolucionario. En Cristo, todos tienen acceso al lugar santísimo.

Y sin embargo la historia de la iglesia está llena de capítulos oscuros en los que se han construido muros una y otra vez: muros de nacionalismo, de racismo o de denominacionalismo, por nombrar unos pocos. A veces estos muros se construyen por instinto de conservación, a veces para crear un ambiente “más santo que los demás”.

Sean cuales sean las razones, parece que somos propensos a recaer en las formas judías a la hora de acercarnos al templo. Y aunque los hombres se ocupen de construir muros de muerte, Dios se ocupa de derribarlos ofreciendo vida a través de Cristo.

Marc Madrigal es pastor de la Fundación Iglesia Protestante de Estambul en Turquía.

 

BIBLIOGRAFÍA

Clyde E. Fant; Mitchell G. Reddish. Lost Treasures of the Bible: Understanding the Bible through Archaeological Artifacts in World Museums (Kindle Locations 4209-4210). Kindle Edition.

Pasinli, Alpay. Istanbul Archaeological Museums. A Turizm Yayinlari. Istanbul, 2012.

Whiston, William; M.A. The Genuine Works of Flavius Josephus The Jewish Historian. London, 1737. http://penelope.uchicago.edu/josephus/war-5.html

Nota del Editor: la referencia a las obras de Flavio Josefo se puede encontrar en castellano aquí: https://www.imperivm.org/cont/textos/txt/flavio-josefo_las-guerras-de-los-judios-lvi.html

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