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Grandes místicos españoles ante el Cantar de Cantares

¿Por qué los llamados místicos escogieron el Cantar de los Cantares para que a través de él alcanzar una realización espiritual?

20 DE ENERO DE 2018 · 13:00

Estatua de Fray Luís de León en Salamanca.,
Estatua de Fray Luís de León en Salamanca.

San Juan de la Cruz, para algunos expositores bíblicos sin prejuicios, está considerado como un teólogo del siglo XXI, porque hace observaciones sobre el Cantar de los Cantares que la investigación teológica actual aún no se ha atrevido a resaltar.

Las apunta de una forma sencilla y a la vez profunda, en el corazón de alguna de sus composiciones poéticas.

Hablando de la Encarnación, asevera que Dios se hace (gr-egeneto: llega a ser) hombre “para que los hombres puedan llegar a ser dioses”. Pero para realizar esta afirmación, que gravita en la mente de muchas personas, hay que tener una fe profunda y una infraestructura espiritual muy sólida que la sustente.

El mismo pensamiento se gestaba, a nivel noético, en Fray Luis de León, pero nunca se atrevió a manifestarlo de manera tan clara y abierta. Lo que si afirmaba Fray Luis es que jamás conoció a nadie con la autoridad y profundidad en el campo de la exégesis y hermenéutica cristiana como San Juan de la Cruz.

Abarcando su afirmación, a dieciséis siglos de historia, incluidos todos los grandes maestros y doctores que la Iglesia había tenido durante ese periodo de tiempo.

Teniendo en cuenta las cuestiones claves del artículo anterior, se plantean estos interrogantes: ¿Será una casualidad que los creyentes que formaron parte de los llamados místicos –que habían renunciado a una manera de vivir normal como los demás seres humanos– creyentes o incrédulos, escogiesen el libro de Cantares para que a través de su lectura, estudio y la introyección de sus contenidos pudiesen llegar a alcanzar una realización espiritual que colmaba todos sus deseos de eternidad (o de la vivencia trascendente del tiempo indefinido), demandados desde lo más profundo de su corazón?

Creo que no, creo que no se dan casualidades en el ámbito de lo trascendente, sino causalidades.

Fijémonos en Orígenes, el padre de la interpretación alegórica. Este padre de la Iglesia realiza una interpretación histórica, alegórica y mística de Cantares. Se trata de una persona convertida a los 18 años.

Siendo muy joven, Orígenes se castra, al aplicarse literalmente un texto del Nuevo Testamento que dice: “y hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos” (Jesús de Nazaret)

¿Qué supone la castración? Renunciar a la realización sexual, tanto en el sentido de la procreación como en el de satisfacer las demandas de la realización del principio del placer.

Esta acción la realiza un hombre profundamente inteligente. Su comentario del Cantar de los Cantares está considerado como su obra más valiosa; es aquí donde despliega su dimensión más mística.

Pasemos a comentar algo sobre la vida de Teresa de Jesús. Teresa de Jesús pasó una segunda infancia y una juventud bastante “movida” por su conducta un tanto inadecuada para las costumbres de su familia y de su tiempo.

Es por esta razón que sus padres la encierran en un Colegio de monjas, en contra de sus sentimientos volitivos.

Pero en un momento determinado de su devenir existencial, algo ocurre en su vida que la inclina a “vivir según las demandas más profundas y trascendentes de su corazón y no según sus apetitos más epitúmicos (concupiscentes) que todo ser guarda en lo más recóndito de su alma”.

Buscando la etiología de sus cambios de carácter y de conducta, nos encontramos que la Biblia es el agente responsable de la nueva manera de vivir su vida. Dentro del marco de la Revelación bíblica, el libro qué más la impresiona, la conmueve y la inspira, es el Cantar de los Cantares.

San Juan de la Cruz y Fray Luis de León buscan un sentido a sus vidas, sumergiéndose en las aguas y corrientes profundas del Cantar por excelencia para encontrar una satisfacción al deseo de eternizarse que realiza una demanda acuciante desde la centralidad trascendente de su ser.

Y mi pensamiento es: ¿no será que acuden al libro de Cantares para satisfacer inconscientemente su deseo de eternidad y poner en funcionamiento la sublimación del instinto sexual reprimido, y así liberarse de la angustia existencial que todo ser experimenta ante la realidad insoslayable de la muerte?

No estoy afirmando nada, sólo haciendo una propuesta hermenéutica como se podría interpretar desde el punto de vista de la psicología profunda de naturaleza psicoanalítica.

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