Supervivientes

Recuerda que al final de la línea de meta, te está esperando para calmar todo tu cansancio y esfuerzo, el que recorrió el camino mucho antes que tú.

16 DE DICIEMBRE DE 2017 · 22:55

Foto: Lucas Favre Unsplash.,
Foto: Lucas Favre Unsplash.

“No desesperaremos. No somos cobardes ni fatalistas; creemos que Dios ha puesto en nuestras manos los medios para nuestra supervivencia y vamos a sacarles el máximo provecho.” Mary Shelley

"Las situaciones más difíciles que has vivido, Dios las usará para sus más grandes propósitos” José, el hijo de Jacob.

Creo que a algunos les sorprendería la cantidad de personas de todo tipo y cultura, que son casi adictas a programas de televisión del tipo prensa rosa o cosas por el estilo, tales como programas tipo supervivencia.

Unos, realmente me dan vergüenza, todos descubriendo sus vidas, inventando las de otros. Algunos diferentes, tratando de sobrevivir ante lo que sea, y del modo que sea, con tal de ganar y llevar un premio; aunque sea bajo toda las malas artes pensables con el fin de llegar al final, y obtener el premio en cuestión.

Lo cierto es que no tengo demasiado tiempo para ver televisión, y cuando lo hago, procuro informarme, disfrutar de algún buen programa que me ponga al día..

Y si puedo, me encanta disfrutar de una buena película, es uno de esos placeres que me encantan, y lo digo sin ningún tipo de remordimiento. Es un verdadero placer para mi disfrutar de algo que no tenga nada de malo y me haga descansar y pasar un buen rato.

Hoy quisiera centrarme de un modo breve en programas y temas tipo supervivencia.

La palabra “supervivencia” proviene de las palabras del latín súper, que significa “Superior, extraordinario” y vivere, que significa “vivir”. Según tales sentidos, supervivencia es más que meramente sobrevivir, significa vivir al nivel más alto posible.

Hace tiempo leí acerca de uno estos programas, que tenía cierta gracia; no era de España y su título se traduciría como algo parecido a “Audacia extrema” Ese programa consistía en diez parejas reales que iban a otro país, en donde debían correr, utilizando lo que fuera necesario, trenes, autobuses, taxis, bicicletas… Y hasta si fuera necesario, correr a pie.

El tema realmente consistía en correr como fuera, y recibir las instrucciones para el siguiente desafío. La meta no dejaba de ser muy interesante, residía en que una de las parejas reales, llegara a alcanzar la meta antes que el resto de los participantes. El premio bien jugoso, consistía en ganar un millón de dólares.

Cuando leí esto, inmediatamente vinieron a mi mente y corazón las palabras del apóstol Pablo:

No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. Así que, todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos; y si otra cosa sentís, esto también os lo revelará Dios.Pero en aquello a que hemos llegado, sigamos una misma regla, sintamos una misma cosa. Hermanos, sed imitadores de mí, y mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros” Filipenses 3: 12-17

Las palabras citadas hace un momento del apóstol Pablo, enlazan a la perfección con el programa real televisivo, y ¡por supuesto! Con la vida cristiana, una carrera que continúa día tras día, en la que hay que seguir corriendo con tesón hasta llegar a la meta, y sin mirar en ningún momento hacía el más mínimo lado que nos pueda distraer del objetivo.

Eso era exactamente lo que hacía Pablo. No permitía que sus propios errores o fracasos del pasado, lo arrastraran o ralentizaran llenándolo de una culpa que Cristo ya había pagado por él, ni tampoco se erguía lleno de pavoneo o presunción por los logros del presente.

Y , ¡qué fácil es caer en alguna de estas cosas. El tema era y sigue siendo seguir avanzando sin dejar de correr y siempre con la mirada puesta fijamente en la preciosa y anhelada meta.

El mensaje central que he querido transmitir en este artículo, no es otro que nosotros mismos sigamos ese mismo ejemplo, tal como dice en otro lugar de la Escritura… “Corred de tal manera que lo obtengáis…” olvidando errores, fracasos, equivocaciones o éxitos. La recompensa no será de uno o varios millones de dólares, será muy superior; porque será eterna.

Tal vez te sientas desalentado, cansado, tentado a mirar atrás o a tirar la toalla. ¡No lo hagas nunca! Recuerda que al final de la línea de meta, te está esperando para calmar todo tu cansancio y esfuerzo, el que recorrió el camino mucho antes que tú.

Te invito a escuchar una preciosa canción que habla de este mismo pensamiento, es Marcos Yadoire cantando, Tu nunca me has dejado…. Tu siempre estás ahí…. Deseo que pueda ser un bálsamo para tu corazón, Beatriz.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Follas novas - Supervivientes