La sulamita

Es significativo que el nombre de la sulamita . en hebreo, correspondería al vocablo “Sulamit”, que es, exactamente, el femenino de Salomón.

03 DE SEPTIEMBRE DE 2017 · 07:25

Foto: Scott Webb. Unsplash.,
Foto: Scott Webb. Unsplash.

El libro de Cantar de los Cantares es un libro lleno de símbolos e imágenes, e incluso, hasta los nombres tienen una simbología y un significado.

Cualquier persona que lo lea se da cuenta de que existen dos personajes centrales o protagonistas: el esposo y la esposa. Si nos ceñimos a la interpretación literal del libro, éste habla de la relación entre esas dos personas.

Reconociendo que el autor del libro fuera Salomón, el nombre del esposo sería éste, y el nombre de la esposa, lo encontraríamos en el capítulo 6:13, como la sulamita: “vuélvete, vuélvete, oh sulamita; vuélvete, vuélvete, y te miraremos”.

Lo interesante de esta cita es el nombre de la esposa. Si recurrimos a una traducción literal de los nombres, nos encontramos que en hebreo Salomón significa “el pacífico” y se pronunciaría como “Selomo”.

Es significativo que el nombre de la sulamita (traducción al castellano), en hebreo, correspondería al vocablo “Sulamit”, que es, exactamente, el femenino de Salomón.

Pero no siempre que hay una pareja (varón/mujer) el nombre de la esposa es el femenino del esposo.

Este detalle es de gran importancia; es tan significativo, que nos lleva al principio de la realidad onto-antropológica de la génesis del ser.

Tenemos que preguntarnos: ¿Cómo empezó la historia humana? ¿Qué ocurrió cuando Dios creó la primera pareja (Gen 1:26-27) e instituyó lo que nosotros llamamos el matrimonio?

Es muy importante destacar que el nombre del esposo sea, exactamente el masculino del de su mujer. Esto nos conduce y orienta al origen de la primera pareja humana, tal y como Dios la concibió en el principio y como se explicita en Génesis capítulo 2:

“Y de la costilla, que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer y la trajo al hombre. Dijo entonces Adán: esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne, esta será llamada Varona porque del Varón fue tomada”.

Varona es el femenino de varón; en hebreo se emplean los términos Ish para varón y Ishshah para varona.

En el Cantar de los Cantares, en mi opinión, tenemos una concepción de la realización de la pareja tal y como Dios la concibió en el principio, y no tal y como llegó a ser como consecuencia de la caída (desestructuración amártica del antropos ADAN por la entrada del pecado).

Por eso pienso que este libro nos lleva más allá de las realidades emocionales y psicológicas del amor humano, por muy sublimes que estas sean; y en todo caso, sí que nos apunta a discernir la pareja y su relación tal y como el Sumo Hacedor la creó al principio.

Por consiguiente la pareja de Cantar de los Cantares es un paradigma; es decir, es el ideal donde mirarse, y en este sentido, simbólicamente, se pueden sacar muchas deducciones útiles para la praxis amorosa de dos personas en su devenir existencial.

Volvamos a la sulamita. Existen varias interpretaciones en torno a esta figura. Una de ellas, intenta investigar a qué mujer de las que amó Salomón se refiere.

Dado que Salomón tuvo relaciones con muchísimas mujeres, esto no resulta fácil. En este mismo libro vemos que tenía muchas esposas, concubinas y doncellas.

Pero hagamos un inciso: el significado del término concubinas aquí, no es el que se le ha dado a través de la historia como esposas de segundo grado o de menor categoría.

El número de esposas que tenía estaba dentro de las normas legales y jurídicas de la época. Para tener tantas esposas había que cumplir ciertas normas.

Aquí se distingue a una de las esposas reinas, respecto de las otras, porque se afirma de ella que era perfecta.

En cuanto a su identidad, una de las teorías que existen sobre la sulamita, afirma que podría tratarse de una mujer que apareció en los últimos días de vida del Rey David; así en 1º de Reyes capítulo 1, existe un bello relato que dice:

“Cuando el rey David era viejo, y avanzado en días, le cubrían de ropas pero no se calentaba. Le dijeron por tanto sus siervos, busquen para mi señor, el rey, una joven virgen para que esté delante del rey y lo abrigue y duerma a su lado, y entrará en calor mi señor, el rey. Y buscaron una joven hermosa por toda la tierra de Israel y hallaron a Abisag, sunamita y la trajeron al rey, y la joven era hermosa, y ella abrigaba al rey y le servía, pero el Rey no la conoció.”

Si realizamos un análisis serio del libro de Cantar de los Cantares no podemos obviar que todos los símbolos que aparecen hablan a la vez de realidades trascendentes en la relación de dos personas.

Y aunque en el libro no se expresa de forma explícita las relaciones sexuales de los dos esposos, existen pasajes en el mismo, que no dejan lugar a dudas de la existencia de este tipo de relaciones.

Como hemos visto en 1º de Reyes, la mujer que aparece atendiendo al Rey David y dándole calor con su cuerpo, no pudo ser la esposa del Cantar de los Cantares, dado que las relaciones íntimas con el rey estaban excluidas.

Tenemos que tener presente que el amor del que se habla en esta obra no es un amor desexualizado, sino más bien, todo lo contrario. La realización sexual está implícita en el libro.

Y haciendo un inciso respecto del amor en una pareja, analizaremos en el próximo capítulo hora, los tres términos que se utilizan en la Biblia para amor.

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