El contentamiento de cada día

¿Cuál ha sido una de las claves para conseguir el contentamiento en vuestro matrimonio?

30 DE JULIO DE 2017 · 08:20

Antonio y Lidia.,
Antonio y Lidia.

El año pasado recorté y guardé una noticia de una revista porque me llamó la atención su contenido: "Las uniones matrimoniales han descendido un 56 % desde 1965, mientras que en la Unión Europea han caído un 50 %, según datos de la oficina europea Eurostat. La edad media de los hombres que se casan es de 37 años y 34, las mujeres". Pero además había otra noticia alarmante: que el verano, concretamente las vacaciones, "pueden hacer retumbar los cimientos de una relación. De hecho, casi un tercio de las 125.000 demandas de separación y de divorcio que se interponen en España se producen justo después del verano".

¡Es decir, que una estación del año es una importante causa de los divorcios en un país!

En la noticia se explicaba que, durante el curso, gracias a las agendas cargadas de los cónyuges no surgían los conflictos por falta de tiempo para comunicarse o por ausencia de la pareja.

Y que, durante las vacaciones, se daba todo lo contrario, aumentaba el tiempo para una mayor convivencia, había más tiempo libre, el no hacer nada, la posibilidad de negociar para hacer alguna cosa; había más tiempo para dialogar... Pero que no se utilizaba para reforzar la comunicación, compartir gratos momentos, amar más... sino que todos estos privilegios más bien facilitaban el boom del 'ya no te quiero ver más'. La solución que daban los especialistas era dar un mayor tiempo en invierno para conciliar vida personal y laboral.

Inmediatamente pensé que podrían haber otras soluciones posibles. Y rebuscando en mi viejo baúl, entre tantos papeles me reencontré con los boletines de la iglesia a la que asisto, donde yo colaboraba con esta publicación, junto a otros, como equipo.

Allá por el curso 2008-2009 se me ocurrió crear una nueva sección en el boletín, llamada 'Objetivo: la familia', ya que el tema de la familia se incluyó en toda la programación de la iglesia prevista para ese periodo, tanto es que la revista SEMBRADORAS dedicó un especial a dicha temática.

Así, decidí preguntar a los matrimonios de la iglesia cuál era la clave para mantener el contentamiento en su relación de pareja. Debo decir que, anteriormente, Alfredo y yo habíamos respondido a una pregunta similar como parte de un reportaje organizado por una revista en Internet llamada 'Cristiana de Hoy', cuya directora era la periodista Elizabeth Clark, hecho que me pareció interesante y digno de imitar.

Al final, no todos participaron pero sí conseguimos una buena muestra. Gracias a Dios, al día de hoy todos los que respondieron permanecen unidos.

Y no es que no piense que hay casos en los que no queda más alternativa que la de la separación, como en situaciones de violencia y peligro de muerte, tan frecuentes en todos los tiempos. No obstante, en otros casos vale la pena luchar para no tirar la toalla fácilmente.

Ese sencillo reportaje se iniciaba con unas entradillas que copio a continuación:

Iniciamos una nueva sección del Boletín, donde la familia será nuestro objetivo. En esta primera etapa, algunos los matrimonios de la iglesia podrán opinar acerca del CONTENTAMIENTO conyugal. Y lo harán contestando a la pregunta: ¿Cuál ha sido una de las claves para conseguir el contentamiento en vuestro matrimonio?

No hablamos de emociones alcanzadas “si todo va bien”, sino de esa disposición a adaptarnos a las circunstancias, sean cuales sean; que no es más que el resultado de esa transformación interior que se ha operado en nosotros.

El apóstol Pablo es un gran ejemplo que nos permite entender lo que significa el contentamiento: “Sé vivir humildemente y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado… Fil. 4.12.

Todo lo puedo en Cristo que me fortalece (Fil. 4.13). Con estas palabras, el apóstol Pablo expresa su total confianza y dependencia en Cristo. Había llegado a ese nivel de aceptación en el que, como dice Pablo Martínez Vila, “el mérito último… no está en nuestro propio esfuerzo, sino en la Gracia de Cristo… Implica creer que Dios puede sacar provecho de cualquier situación para transformarla en un bien para su gloria o incluso para mi propia vida”.

Edificar una vida juntos, permanecer, contentarse... pienso que no es cosa sólo de dos, sino de tres. Asociarnos con Dios es la decisión más sabia que podemos tomar. "Un cordel de tres hilos no se rompe fácilmente" (Ec. 4.12).

Conseguirlo implica mantener una comunicación estrecha con ÉL... y dejar que su amor nos llene por completo; alguien que está lleno del amor de Dios puede amar a su cónyuge como a sí mismo, puede ser fiel, honesto, comunicativo, amigo...

Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido (1Cor. 13.1).

Está clarísimo, él y ella deben abastecerse constantemente de ese AMOR de Dios (Ágape), para que sepan honrarse, amarse, someterse voluntariamente, respetarse... Para que se alimenten de su Palabra, oren juntos, se comuniquen, compartan sueños, rían juntos, se promocionen, se complementen, disfruten en la relación física, luchen juntos, se perdonen, sean sinceros, se confronten con amor y misericordia... En fin, ¡sean un matrimonio como Dios manda!

La llama se apagó, matamos la ilusión..., decía la letra de una canción que escuché el otro día. Es algo que oímos con bastante frecuencia en la sociedad que nos rodea. Y es que las relaciones, ya desde su nacimiento, se fundamentan en el individualismo, el egoísmo, en la falta de compromiso.

Las expresiones "una sola carne", "amar como Dios nos ama", "perdonar" o "sacrificarse por el otro" resultan obsoletas, utópicas o "muy espirituales" para quienes las oyen. ¿Existe la tendencia al acomodo por nuestra parte? ¿Debemos volvernos más light?

¿Hacer un balance de nuestro matrimonio cada cierto tiempo? Obviamente. Como cualquier proyecto que se está ejecutando, necesito de un seguimiento, observar si los objetivos propuestos se están cumpliendo. ¿Estáis invirtiendo en la vida de vuestra pareja más que en la vuestra, para que sea feliz, se sienta protegida, pueda cumplir sus planes, crezca espiritualmente...? ¿Estáis comprometidos al 100% con el proyecto, de modo a poner en él una gran suma de tiempo, dedicación, amor, sacrificio y entusiasmo?

De alguna de las charlas de David Burt, durante el Retiro de matrimonios del 13 de junio (2009) pude concluir contundentemente: ¡No a las luchas de poder en el matrimonio! Y es que esta actitud nos hace perder el norte, nuestra diana, que no es otra que "correr nuestra carrera aspirando a un trofeo imperecedero", y, para ello, no podemos darnos el lujo de "correr a ciegas, ni luchando como quien da golpes al aire".

Digo sí al orden establecido por Dios. Sí a una balanza justa. Digo no a posturas radicales... No quedemos descalificados por mirar más a nuestros intereses personales, desvalorizando a mi pareja, estar por encima de, imponiendo mi voluntad, siendo dos en vez de uno, siendo oposición en vez de promoción, siendo un lastre en vez de provecho, diciendo no al diálogo, velando sólo por mis derechos... Con este abanico de elementos citados, no vamos a ser vencedores, sino perdedores por partida doble.

Seguro que casi todos, al casarnos, pensamos en ese "felices para siempre". Para conseguirlo sería necesario que nuestras circunstancias externas siempre fueran las mejores; sin embargo, después de las celebraciones, luna de miel... nos damos cuenta que la vida matrimonial es todo un reto: la convivencia, los problemas... ¿Y qué podemos hacer para estar contentados a pesar de...?

En tres entregas publicaremos las opiniones que nos dieron 18 parejas en aquella época:

Antonio y Lidia

Respuesta de Lidia: "En primer lugar la comunión con el Señor, la lectura de la Palabra, el  respeto mutuo, la comunicación y el cariño".

Respuesta de Antonio: "Todo lo que dice Lidia". Y estar convencido de que ella es la mujer que Dios puso para ser mi "media naranja", mi "ayuda  idónea", mi compañera en el viaje de la vida, mi socia, LA MADRE DE MIS HIJOS. Tener conciencia que somos "una sola carne", es decir, en el terreno práctico, que los dos somos iguales en derechos y deberes. Mis deseos deben ser los suyos y los suyos los míos. ¡La clave para todo es tener presente la voluntad de Dios bien expuesta en su Palabra!

José Alberto y Rebeca

"Antes Que El Sol Se Ponga". Sólo llevamos 10 años de casados, muchos o pocos según se vea. Han sido 10 años en los que hemos vivido muchas situaciones, buenas y malas. De esos 10 años, 6 hemos estado solos, con nuestros buenos y malos momentos. Durante los últimos 4 años han nacido nuestros 2 preciosos hijos: Mateo, Miguel, y David que viene en camino.

En todos estos años en los que hemos vivido, en los buenos, y, sobre todo, en los malos momentos, hemos hecho nuestro el versículo de Efesios 4:26 "Airaos pero no pequéis, no se ponga el sol sobre vuestro enfado". No dejamos más que un día sin que hayamos hablado y resuelto nuestros problemas; es nuestro lema y hemos comprobado 100% que funciona.

 

José Alberto y Rebeca.

Florentino y Soledad

La clave principal para conseguir el contentamiento en nuestro matrimonio es como sigue: El amor y respeto entre ambos. La ayuda mutua, ya que durante los tres primeros años de nuestro matrimonio trabajamos juntos (en el servicio doméstico). En el cuarto y quinto año, respectivamente, nos convertimos al Evangelio de nuestro Señor Jesucristo.

El amor de Dios empezó a reinar en nuestro corazón y vida. Él es el dueño y Señor en nuestro hogar. Florentino dice: Los maridos no deben olvidar que el amor a sus esposas es un mandamiento en la Palabra de Dios. Ef 5.25; Col, 3.19.

 

Florentino y Soledad.

Alfonso y Flori

A lo largo de 54 años no han faltado dificultades por el paso del tiempo, pero hemos mantenido el compromiso que un día hicimos público ante los acompañantes y ante la Iglesia (en este caso la Católica). Cuando han llegado momentos de tristeza por pérdidas personales, se ha dado el apoyo mutuo para superarlas; cuando hemos tenido que tomar decisiones, a pesar de las discrepancias hemos cedido para elegir la mejor; cuando hemos pasado dificultades económicas no nos culpamos el uno al otro sino que buscamos la mejor solución.

Aunque haya habido distanciamiento por unos días, reflexionamos acerca de que eso es una carcoma que corroe y volvemos a la normalidad. Y cuando ya estamos entrando en la recta, final trataremos que el apoyo mutuo no desmaye para conseguir la meta según los propósitos divinos. Siempre nos quedaremos cortos frente a las exigencias de la Palabra, pero como Pablo dice: 'Prosigo a la meta". Intentaremos avanzar en esa dirección. Efesios 5 25.

 

Alfonso y Flori.

Manuel y Gloria

Aunque cuando nos conocimos todavía no éramos creyentes, hoy en día estamos seguros que el Señor nos puesto a uno en el camino del otro, y así nos enseñó a amarnos. A pesar de que tuvimos dificultades y también algún tropiezo, el Señor en su paciencia fue limando asperezas, dándonos un corazón dispuesto a ayudarnos mutuamente, intentando comprender el uno los problemas del otro, y aun cuando no todo es de color de rosa, tenemos seguro que el que nos ayuda en el día a día es nuestro Dios, y a Él le damos las gracias. En conclusión, la clave de nuestro matrimonio después de 33 años de convivencia ¡es el Señor en nuestras vidas!

 

Manuel y Gloria.

Luipi y Loida

En estos diez años que vamos a hacer de casados no tenemos ningún versículo en especial, pero sí sabemos que tenemos roces continuos por ser distintos totalmente. A pesar de ello, sabemos que al hacer las cosas como Dios quiere, y no dejarlo en mera teoría, estos problemas se solucionan (aunque haya veces que no nos demos cuenta de que estamos haciendo lo que Dios manda). También continuamente hacemos cosas para avivar nuestro matrimonio y no caer en la rutina y el aburrimiento.

 

Luipi  y Loida.

En la próxima entrega conoceremos otras opiniones.

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