Cuando sea grande quiero ser como Baltazar García

Fue un gran privilegio celebrar la vida de un hombre que tocó la vida de tantas personas.

17 DE JUNIO DE 2017 · 21:34

Baltazar García.,Baltazar García
Baltazar García.

El día 17 de junio me tocó predicar el servicio fúnebre de un mentor y colega en el ministerio, Baltazar Walter García. Fue un gran privilegio celebrar la vida de un hombre que tocó la vida de tantas personas.

Conocí a Baltazar García cuando yo era un joven pastor en una comunidad latina en el centro de California. Baltazar le abrió la puerta a este joven pastor que venía de afuera y no era conocido entre los pastores del área. Me apoyó en el desarrollo de mi liderazgo dentro de las iglesias latinas de los Hermanos Menonitas. Y aunque era joven y recién casado él y su finada esposa, Gloria, me invitaron a predicar en el culto de celebración de sus 25 años de matrimonio. 

El Rvdo. García tenía sus raíces en la comunidades latinas de Texas, como yo. Después de graduarse del Seminario Bautista Hispano-Americano en Los Angeles, California en 1958 se dedicó a servir a las comunidades latinas de trabajadores migrantes. Siendo yo hijo de trabajadores migrantes que también más tarde se dedicaron a servir a trabajadores migrantes, allí también encontré un punto de conexión. Cuando lo conocí yo acaba de aceptar el pastorado de una iglesia comenzada entre trabajadores agrícolas, así que me ayudó a entender como ministrar en este tipo de comunidad.

Como Wesley, el mundo era la parroquia de Baltazar. Pero la parte clave de ese mundo eran las comunidades latinas campesinas. Dio su vida por las personas que servían y sufrían en el campo.

Baltazar era amante de la Biblia y de la proclamación pública de la Palabra, siempre con el compromiso de que el pueblo sencillo y con poca educación la pudiera entender. Pero nunca olvidó que la Palabra también tenía que hablarle a los hijos de los campesinos que estaba yendo a la universidad. Y por eso también predicaba de forma bilingüe. 

Prácticamente murió con las botas puestas. Predicó su último sermón el 4 de junio. Entró al hospital dos día más tarde y falleció el 9 de junio. Aun en sus últimas horas de vida estaba estaba orando por otros y proveyendo acompañamiento pastoral. Murió haciendo lo que Dios le llamó a hacer y que tanto amó, servir a otros en el nombre de Cristo. 

Sé que Baltazar me estaría diciendo “sigue adelante” y desde su lugar ante la presencia del Señor alcanzo a escuchar sus palabras de aliento y reto. Gracias, hermano Baltazar. Cuando yo sea grande yo quiero ser como usted.

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