Diálogo y espiritualidad en el mundo hispano
Es un hecho conocido que el desarrollo del protestantismo de origen misionero en el mundo hispano acentuó los contrastes con el catolicismo predominante.
03 DE DICIEMBRE DE 2016 · 19:27
Iniciamos el tercer capítulo del libro De la Misión a la Teología (1998), de Samuel Escobar, donde el teólogo, a través de otros autores, lleva a cabo un interesante análisis, que vale la pena leer de una forma objetiva. Lo titula: 'El diálogo entre la espiritualidad evangélica y la católica'. (La obra de dos maestros evangélicos)
Empieza Escobar este capítulo comentando que las profundas diferencias que separan a católicos y protestantes en el mundo hispano se han puesto de relieve en los últimos años, debido a acontecimientos tales como el crecimiento explosivo del protestantismo popular y la reacción católica ante este aumento. Sin embargo, es un hecho que las relaciones entre católicos y protestantes en el mundo hispano de Estados Unidos y Canadá se ven menos afectadas por las diferencias tradicionales, y parece mayor la posibilidad de un entendimiento mutuo. Un campo que se ha venido explorando, en la búsqueda de diálogo, de cara al futuro, es el de la espiritualidad, y aquí se destaca el trabajo de Eldin Villafañe. Para este estudioso pentecostal, que ha sistematizado sus observaciones sobre la espiritualidad hispánica en general, y la pentecostal en particular, se puede hablar de una espiritualidad hispana. Al definirla Villafañe trasciende las barreras denominacionales.
Y dice que la definición de Villafañe, con alguna nota tomada de Unamuno, es un excelente punto de partida y referencia para nuestro estudio: "Hablar de la espiritualidad hispánica es hablar de una respuesta particular de los hispanos al 'mysterium tremendum'. Es hablar de un particular 'estilo', forma y esencia de la adoración y de la obediencia a la fe. Es hablar del modo hispano de actuar y de ser ('hacer y ser') como 'homo religiosus' y hombre de pasión (Unamuno).
Recalca Escobar que lo que haya de ser la espiritualidad hispánica, en especial la espiritualidad cristiana en el ámbito hispánico, tendrá que tomar en cuenta todas las formas de espiritualidad con que el pueblo hispano de la península respondió al hecho central del Evangelio, y ello incluye tanto la herencia católica como la protestante. También tendrá que tomar en cuenta que, como señala Soto Fontánez, la cultura de los hispanos de Estados Unidos, en cuanto es 'hispanoamericana', incluye el amalgamiento de lo hispano, lo indígena y lo africano.
Resalta que en el presente trabajo quieren llamar la atención a la obra de dos protestantes puertorriqueños que se acercaron al tema de la espiritualidad católica del siglo de oro español, y cuya obra corresponde a dos formas de aproximación que tienen vigencia pese a sus limitaciones. Se trata de Ángel M. Mergal y Santiago Soto Fontánez, quienes exploraron de manera creativa la espiritualidad hispánica del siglo 16, a partir de su postura evangélica.
En primer lugar, dice, haremos una breve descripción de la espiritualidad protestante, luego presentaremos a los autores estudiados, y finalmente examinaremos el aporte de cada uno.
La postura polémica del protestantismo y la reacción católica, en el marco de la confrontación entre catolicismo y liberalismo en los siglos 19 y 20, no dejaron lugar para una consideración más detenida del bagaje teológico común a protestantes y católicos, que hubiese podido servir de base a un acercamiento ecuménico. En este punto cabe plantear la posibilidad de un diálogo fructífero que pudiera abrir el acercamiento mutuo por el camino de la espiritualidad, y en particular de la espiritualidad hispánica del siglo de oro, en figuras como San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Jesús y Fray Luis de León. Esta espiritualidad, que los católicos hispanos hoy consideran parte importante de su herencia y su tradición, ha sido también tratada con profunda simpatía por muchos de los pensadores evangélicos, especialmente aquellos que se han preocupado por una interpretación global del significado de la presencia protestante en el mundo hispánico. Antes de pasar a considerar en forma específica los aportes de Mergal y Soto Fontánez en ese sentido, es necesario considerar brevemente la espiritualidad evangélica del mundo hispano.
Añade que en un segundo momento en Hispanoamérica se hacen presentes dos corrientes más. Son ellas, por un lado, los movi mientos de santidad en comunidades como la Iglesia del Nazareno, los Peregrinos de Santidad, la Alianza Cristiana y Misionera y, por otro, las iglesias pentecostales. Estas corrientes comparten con el pietismo anterior la primacía de la experiencia sobre la creencia, y de la fe personal por encima de la confesión corporativa. Una nota nueva de estas corrientes, que deriva de su trasfondo wesleyano, es el énfasis en una segunda experiencia de la gracia, posterior a la conversión, que otorga energía espiritual para vivir una vida disciplinada y aun ascética. La corriente pentecostal aporta además la presencia de carismas visibles y extraordinarios como resultado de la experiencia espiritual, y un estilo de culto participativo marcado por las notas de la cultura popular. Han empezado a aparecer trabajos críticos de esta espiritualidad tradicional que plantean hipótesis globales de interpretación, pero todavía no hay un adecuado análisis de fuentes y experiencias que compruebe dichas hipótesis.
A fines de la década del sesenta, comenta Escobar, nuevos factores entran en juego en el protestantismo hispanoamericano: la radicalización política en los sectores ecuménicos, que se conecta con las teologías de la liberación, y el surgimiento del movimiento neocarismático, diferente del pentecostalismo clásico. La primera corriente opta por seguir la espiritualidad católica de la liberación, sin hacer ningún aporte específicamente protestante en el campo de la reflexión teológica sobre la espiritualidad. En cambio en el campo litúrgico ha hecho un rico aporte contextual con la producción poética de personas como Federico Pagura y Mortimer Arias, y el trabajo de creación musical de la Escuela de Música de ISEDET en Buenos Aires. La corriente neocarismática de origen latinoamericano, representada por personas como Juan Carlos Ortiz, ha sido muy productiva en el campo de la música. Puede decirse que a estas dos corrientes, tan diferentes entre sí, le debe mucho la renovación de la himnología evangélica hispana en dirección a una verdadera contextualización, que alcanza a la música y la letra. Todas estas corrientes se entrecruzan hoy en día, ofreciendo un mosaico variado pero indefinido.
En la próxima entrega iniciaremos el apartado en el que Escobar hace referencia a 'Dos estudiosos puertorriqueños de la mística española'.
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