El precio de ser un verdadero creyente de trasfondo musulmán

De entre los 90 millones de cristianos en China, sólo hay unos pocos miles de creyentes de trasfondo musulmán. Los que viven en China occidental son uno de los grupos más perseguidos.

06 DE NOVIEMBRE DE 2016 · 21:05

En la región de China occidental, ser cristiano implica doble persecución.,china puertas abiertas
En la región de China occidental, ser cristiano implica doble persecución.

Los pocos miles de cristianos de trasfondo musulmán (CTM) que viven en China occidental son el grupo más perseguido en este país, ya que enfrentan persecución tanto del Gobierno como de sus propias familias y comunidades.

A diferencia de los muchos cristianos chinos de la etnia Han, los CTM se enfrentan a más desafíos aún. Entre estos, destaca el matrimonio. Para poner en práctica el principio de 2ª Corintios 6:14, que dice “no os unáis en yugo desigual con los incrédulos”, hay que pagar un alto precio. Jess y Rena son una pareja cristiana de trasfondo musulmán de mucha fe, pero las cosas no son ya como solían ser.

 

ESPERANDO POR EL CORRECTO

Rena se convirtió a Cristo del islam con poco más de veinte años. Se trata de una mujer valiente, testigo de Cristo en su familia, a pesar de ser maldecida y expulsada por sus propios padres. La joven entendió que tenía que casarse con alguien que compartiera la misma fe, así que clamó a Dios y pidió un esposo piadoso cuando se sentía sola. La mayoría de sus amigas estaban casadas y eran madres. “Para ser francos, realmente quería estar casada para entonces. Después conocí a Jess”, dice Rena.

“Supe a primera vista que ella sería la elegida,” dice Jess, ruborizado. “Había algo en ella que me atrajo mucho”, añadió, pero Jess sabía que él tenía que creer en Jesús primero. “En realidad, no me importaba quien era Jesús. Todo lo que quería en ese momento era casarme con ella. Al fin y al cabo, soy diez años mayor que ella y no puedo darme el lujo de esperar”. Así, Jess visitó junto a Rena a un líder local de cristianos de trasfondo musulmán y pidió ser bautizado. “Me preguntó algunas cosas a las que respondí que sí de mala gana. Pensando en el día de nuestra boda, estaba dispuesto a decir que sí a cualquier cosa”, afirma. Jess y Rena sonríen.

 

¿FELICES PARA SIEMPRE?

El primer año fue un desastre. Se peleaban todos los días. Rena lloraba frecuentemente y se quejaba de que había sido engañada. Jess tomaba su máscara y rechazaba ir al estudio bíblico u otras reuniones con compañeros creyentes de trasfondo musulmán. Las cosas se pusieron aún peor cuando nació su primer hijo. “Rompimos muchos platos y vasos”, señala Rena, que mira a Jess y reconoce que “era muy joven para ser madre y no estaba preparada para entrar en el matrimonio”.

Jess, por su lado, trataba de huir de la tensión y de los conflictos en el hogar. Tiene un don para la música y es que aprendió solo a tocar el piano y la guitarra, además de componer. “Yo estaba ocupado asistiendo a diferentes concursos de talentos,” comenta Jess. “Soñaba con tocar en un gran estadio y escuchar los aplausos de la gente”, pero Jess no obtuvo buenos resultados, así que volvió a casa y continuó fingiendo ser feliz.

No obstante, un día, vio la Biblia en la cama y comenzó a leerla. “Era la primera vez que leía Biblia y no podía parar,” afirmó Jess. “Oraba para que un día, cuando leyera sus palabras, experimentara una paz interior inesperada que nunca hubiera experimentado antes”, reconoció. Algo está cambiando su corazón. “Jesús, por favor, ayúdame a amar a mi esposa. Restaura mi matrimonio si eres el verdadero Dios”, oraba Jess.

Después, Jess comenzó a ayudar a Rena en las tareas de casa y a cuidar del bebé. Rena notó la diferencia y, un día, Jess le dijo de ir al estudio bíblico semanal por la noche. Rena se volvió hacia Jess y le dijo: “Oro por ti todos los días. Dios respondió claramente mis oraciones”.

 

LLEVAR LA CRUZ

“Cuando pensé que la vida sería feliz para siempre, una feroz tormenta se estaba levantando”, asegura Jess. Cuando sus hermanos mayores descubrieron la nueva fe de Jess, lo consideraron una desgracia en una familia musulmana y le golpearon fuertemente en la cara. “Nunca me habían golpeado”, dice Jess, respirando profundamente. “No podía engañar a Jesús otra vez”, asegura. Como resultado, echaron a Jess, Rena y su bebé y les quitaron sus ovejas y caballos. No tenían dinero, ni suficiente ropa para ponerse, ni lugar donde dormir.

“Mis padres dejaron una casa abandonada en la montaña”, comparte Jess. Era su única opción. Debido a la dejadez, el techo tenía goteras y las ventanas estaban rotas. Además, la temperatura podía bajar dramáticamente en la noche en la montaña. Una ráfaga de viento frío les hizo tiritar fuertemente. Tampoco había agua ni electricidad. “¿Realmente vale la pena?”, preguntaba Rena mientras miraba alrededor. Jess la apretó en sus brazos y dijo, “Querida, Jesús vale la pena”.

 

En estas regiones remotas la pobreza también es un problema añadido para los cristianos.

Cada día Jess tenía que ir a un río cercano a por dos cubos de agua y utilizar velas en la noche. Sus hermanos fueron en una ocasión y le pidieron que se divorciara de Rena. “Ellos saben que eso es imposible. Nos dijeron que si volvíamos al islam construirían una casa grande y hermosa para nosotros, pero Jesús vale más que eso”, comparte Jess.

Sin ovejas ni caballos es difícil vivir, pero Jess encontró una manera de ganar dinero para su familia vendiendo medias, bufandas y correas en un mercado. La vida aún es difícil para ellos, sobre todo en invierno. Hace mucho frío y Jess debe ir lejos a buscar agua porque el río más cercano se congela.

Tras conocer la situación, Puertas Abiertas proveyó un pequeño fondo para potenciar las ventas de Jess y, así, ayudarle a sostener a su familia y permanecer en la comunidad. “Gracias por su ayuda, utilizaré los fondos sabiamente”, agradece Jess.

 

De entre los 90 millones de cristianos en China, sólo hay unos pocos miles de creyentes de trasfondo musulmán. Los que viven en China occidental son uno de los grupos más perseguidos. Por un lado, el Gobierno impone controles estrictos en esta región para defenderla de los ataques terroristas y consolidar su posición ante los extremistas islámicos. Por otro lado, los cristianos también enfrentan persecución de su familia, amigos y vecinos. La conversión al cristianismo es vista como una desgracia en una familia musulmana y una traición para la comunidad. Si los cristianos son descubiertos, corren el riesgo de ser deshonrados por sus familias y echados de sus hogares.

Puertas Abiertas en China sigue buscando a los grupos cristianos más perseguidos del país aun cuando la mayor parte de los cristianos en China han ido ganando libertad para practicar su fe en los últimos años. Puertas Abiertas fortalece la fe de la mayoría de los grupos perseguidos de cristianos de trasfondo musulmán en China proveyendo formación relacionada con la persecución y literatura cristiana, conectando a los que están aislados a otros grupos cristianos y ofreciéndoles microcréditos para su sustento.

Ante casos como el de Jess y Rena, que son una viva muestra de las dificultades que pasan los cristianos en diferentes zonas del mundo, Puertas Abiertas se ha implicado en la iniciativa Giving Tuesday. Se trata de una plataforma que quiere impulsar las buenas acciones creando un día especial para ello, que será el martes 29 de noviembre. Puertas Abiertas cree que las buenas acciones pueden cambiar el mundo, y es por ello que está recaudando fondos para ayudar y apoyar a personas que, como Jess y Rena, quieren seguir los caminos de Dios, a pesar de los obstáculos que puedan sufrir.

 

Puedes encontrar más información visitando nuestro proyecto de "Cristianos clandestinos" en GivingTuesday.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Clandestinos - El precio de ser un verdadero creyente de trasfondo musulmán