Confieso, soy un delincuente

Me siento valenciano, catalán de adopción y familia, profundamente español, pero sobre todo ciudadano del Reino de los Cielos.

29 DE OCTUBRE DE 2016 · 17:55

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Escribo recién llegado de la 64ª Convención de Iglesias Evangélicas Bautistas de España, celebrada en los pasados días del 20 al 23 de Octubre, y ello, cuando todavía no he escrito mi crónica sobre el evento y, digo: cuando una familia no discute es un clan. Una organización que no debate, una secta. Y una Convención que no se cuestiona, no es una Unión sino una tribu. Y esta Unión no es una tribu ni unos papeles. Los miembros de una Convención sana interiorizan las acciones de otros miembros. Se sienten orgullosos de su Jefe que dota de talentos para el trabajo, pero, al mismo tiempo, se avergüenzan de las malas prácticas de algunos. Y si por decir esto, cometo un delito; SOY UN DELINCUENTE.

Amo particularmente a España. He visitado y predicado en muchas de sus provincias e islas. No hay nación como la nuestra, pese a que sólo haya estado en tres Continentes. Soy de los que cantaba himnos de antaño, tales como “España para Cristo muy pronto quedará/Dios con abundancia la bendecirá” o el poético: “de frígido Pirene al Calpe nebuloso/Del tajo caudaloso al fértil Guadalaviar/Del Evangelio santo la dulce voz resuene/De paz y gozo llene España sin cesar” y no entiendo el afán de trocearla y mucho menos descuidarla para que deje de ser Romanista y sea Cristiana. Me siento valenciano, catalán de adopción y familia, profundamente español, pero sobre todo ciudadano del Reino de los Cielos. Y si por decir esto, cometo un delito; SOY UN DELINCUENTE.

A mí me gustan los juicios, y las películas de juicios. Cuando era joven, me gustaba ir al Palacio de Justicia que se encuentra frente a la Glorieta en Valencia, y si podía entraba en alguno de Audiencia Pública, claro que lo que veía y oía (muy igual en nuestros días), era cualquier cosa, menos parecerse a los de la serie “IRONSIDE” o a los famosos de “Núremberg”. Pero los de hoy, algunos de ellos se eternizan en favor de los abejorros de “Gürtel”, las langostas de los “eres de Chaves o Griñán” los zánganos que se llevan la pasta de las Alcaldías y Cajas o los Cuervos de grandes empresarios que les trincan el 3% del ladrillo y a quienes los fiscales no les permiten que declaren, ni clarifican bien el uso de las tarjetas negras. Profesionales que denuncian el hurto, pero no la lujuria, la avaricia, el perjurio, la mentira, la mundanalidad… y que al final marcan ciertas sentencias, pero nadie devuelve los millones. Y si por decir que todo esto es pecado sin arrepentimiento y por tanto cometo un delito; SOY UN DELINCUENTE.

Soy un amante de la naturaleza. Crecí entre huertas valencianas y orillas del Mediterráneo. Me encanta el campo, las tierras, las dehesas, aprecio los animales y me gusta pescar, y menos mal que los animalistas que se violentan ante los toros, no se han metido aún con los pescadores; pero desprecio a las ratas, que estando en contra de la Fiesta Nacional no se avergüenzan de herir en sus manifestaciones a policías y escribir basura contra un niño de ocho años, Adrián, quien pese a su cáncer, desea ser torero cuando sea mayor, y le twittean: “… si vas a morir”; son ratas de estercolero que vejan las infantiles ilusiones de un niño, que para estos animalistas vale menos que defender a un toro. Y si diciendo que tal perversidad es evidencia de una humanidad que tiene mentalidad de basurero, cometo un delito; SOY UN DELINCUENTE.

Y si soy amante “Desde el Corazón” de la Naturaleza, lo soy porque estoy convencido de que se debe a la creación de Dios. Ni creo en las teorías Darwinistas, ni en las de ciencia ficción del “Bing Bang” ni teoría alguna que aparte de la maravilla de esta Naturaleza, el poder, la sabiduría y la majestuosidad de su propósito al Diseñador Inteligente: Dios. Y si por decir esto, los intelectuales de turno, me dicen que proclamo un delito; SOY UN DELINCUENTE.

Soy Evangélico, Protestante, Bautista y, particularmente, Cristiano. Y aunque no está de moda hablar bien de la Iglesia, e incluso no pocos francotiradores la descuidan, la ridiculizan, la menosprecian y no pocos de ellos sólo aprecian lo que les reporta de ayuda económica; yo amo a la Iglesia. La amo porque hoy representa la paz, el amor, la reconciliación. Ha sido el Humanismo Cristiano que ella ha originado y defendido la que ha conquistado los derechos y la libertad de los más débiles. No hay interpretaciones varias del Evangelio como existen en el Corán y otras religiones hechas y defendidas por el hombre. La que ha mantenido la fe “dada una vez a los santos” y diez razones más del por qué es una Institución insustituible. No creo en las religiones que surgen en los últimos tiempos, ni en las que siguen ancladas en el Medievo y asesinan en nombre de su dios. Por esto mismo, no creo en el sincretismo religioso ni en el ecumenismo sin sentido y sin base bíblica. Y admiro en muchos aspectos al pueblo de Israel. Si por decir esto me dicen que son delitos; SOY UN DELINCUENTE.

Y como soy mucho más delictivo, dejo para un próximo “Desde el Corazón” algunos de mis otros delitos, que demostrarán que sigo siendo UN DELINCUENTE.  

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Desde el corazón - Confieso, soy un delincuente