J.C. Ryle: Un campeón evangélico
Una entrevista con el pastor José Moreno Berrocal sobre el gran predicador protestante, J.C. Ryle (1816-1900).
18 DE JUNIO DE 2016 · 17:55
Hoy en Brisa fresca estamos con José Moreno Berrocal. El hermano Moreno está casado, padre de dos hijas y pastor en Alcázar de San Juan en el corazón de La Mancha. Ha escrito varios libros y es conferenciante.
Querríamos entrevistar al pastor Moreno después de leer uno de sus artículos recientes titulado ‘¡Feliz cumpleaños!’ en el cual conmemoró el legado del “mejor hombre que había en la Iglesia de Inglaterra” (Spurgeon), a saber, el predicador evangélico John Charles Ryle (1816-1900).
No hay duda de que los escritos de Ryle se están poniendo de moda en nuestros días. Cuando le hicimos una entrevista a Mateo Hill en marzo, nos comentó que los tres autores más vendidos actualmente en la casa editorial Peregrino son Charles Spurgeon, Martyn Lloyd-Jones y J.C. Ryle.
Pasemos a la entrevista.
Will Graham (WG): Gracias por estar con nosotros hoy, hermano José. Gracias también por su artículo evocando el legado de J.C. Ryle en mayo. ¿Por qué no comienzas comentándonos un poco sobre quién fue J.C. Ryle?
José Moreno (JM): Ryle es uno de los autores evangélicos más populares, tanto en su época como en nuestros días. Nos estamos acordando de Ryle en estos días porque nació un 10 de mayo de 1816 es decir, hace 200 años, en Macclesfield, Cheshire, Inglaterra. Su vida es la del siglo XIX, ya que murió en 1900 en Lowestoft, Inglaterra. Provenía de una familia pudiente y tuvo una educación esmerada.
Se convirtió a Cristo en 1837. Posteriormente, la ruina de la familia afectó profundamente su vida. Se casó tres veces y se quedó viudo otras tres. Fue pastor en varias localidades inglesas llegando a ser elegido obispo anglicano de Liverpool cuando tenía 73 años.
WG: Spurgeon llamó al obispo Ryle “un campeón evangélico”. ¿Qué es lo que le hace al hermano Ryle tan único?
JM: En su época defendió con claridad y valentía inusitadas las grandes doctrinas que definen a los evangélicos. Lo hizo en momentos difíciles para la fe evangélica, no solo dentro de la misma iglesia anglicana sino en el mundo evangélico en general.
WG: ¿Cuáles eran algunas de las grandes doctrinas que tuvo que defender en su generación?
JM: Hubo dos caballos de batalla principales. Por un lado, se enfrentó a la creciente influencia de lo que Ryle llamaba el ritualismo en la perspectiva de la llamada iglesia anglicana alta. Ryle creía que este ritualismo asemejaría a la iglesia anglicana a la de Roma y, esto, en su opinión, no podía ser. Los sacramentos tenían su lugar en la iglesia pero no eran lo principal de la misma.
Ryle creía que el ritualismo era una forma de cristianismo vicario, pensaba que no se podían poner por encima de la fe, la predicación o la oración. Por otro, se enfrentó al liberalismo teológico, como hizo también Spurgeon, que ponía en cuestión la plena inspiración de la Biblia. El liberalismo se infiltró en muchas denominaciones protestantes y causó mucha consternación.
Pero lo que hizo Ryle, y esto es para mí es lo más relevante, es que no solo deploró y mostró el error de esas influencias sino que ofreció una alternativa positiva y atractiva a esos dos movimientos. Algo que resultó ser muy popular, ¡por otro lado! Creo que, muchas veces, algunos evangélicos se centran en demasía en criticar pero no ofrecen, me parece a mí, a cambio, un modelo bíblico atractivo. O, por ponerlo de otra manera, no muestran que la alternativa bíblica es mejor, se quedan solo en la crítica.
WG: ¿Por qué piensas que sus libros siguen vendiendo tanto hoy?
JM: Creo que se debe al hecho de que, de alguna manera, un buen número de evangélicos saben que Ryle representa la auténtica esencia de la fe evangélica. Como pocos, define bien los contornos de esa fe y la influencia práctica que esa fe debía llevar en nuestras vidas.
Creo, además, que muestra la continuidad histórica de la fe evangélica desde la Reforma, pasando por los puritanos y el Gran Despertar Evangélico que comenzó en el siglo XVIII hasta su época. Esto hace que su posición enriquezca mucho nuestra postura evangélica actual al darle perspectiva histórica.
WG: ¿Qué importancia daba Ryle a la Palabra y al púlpito?
JM: Ya en su época Ryle lamentaba que se pudiera sustituir la predicación por otro tipo de actividades. Como muestra su práctica y los modelos que admiraba, Ryle creía en la predicación de la Palabra como medio de gracia supremo. Creía que una debilidad de su época radicaba en el descuido de la predicación. Por ello, Ryle era un predicador por encima de cualquier otra cosa. Sus escritos son, muchos de ellos, mensajes que había predicado.
JM: Hay un libro suyo titulado Sencillez en la Predicación de Peregrino. Es muy recomendable. Sus mensajes están siempre basados en textos de la Escritura. Están llenos de doctrina, son prácticos y además, retan constantemente, algo muy necesario, ya que la predicación no puede dejarnos indiferentes. Buscaba expresarse en un estilo muy llano, al mismo tiempo era directo, iba al grano.
WG: ¿Qué sabemos sobre su vida de oración?
JM: Podemos hacernos una idea muy adecuada de la importancia trascendental que le daba a la oración por el hecho de que alude a la misma una y otra vez en sus escritos. La oración privada para Ryle era la evidencia de poseer auténtica vida espiritual. Lo vemos también en el hecho de que constantemente advierte contra un cristianismo meramente externo. Hay muchos mensajes suyos que van en esa línea, por ejemplo Autenticidad y otro titulado Formalismo en un volumen titulado Cristianismo Práctico.
WG: ¿Era más bien un hombre de la Iglesia o un académico?
JM: A Ryle le molestaba mucho que acusaran a todos los evangélicos de anti-intelectualismo. Los hay, sin duda, pero lo que Ryle decía es que no son representativos de la genuina fe evangélica. Por ello, una y otra vez recordaba cómo, en los mismos orígenes de la iglesia anglicana, se encontraron eruditos de primera magnitud. Gente como Latimer, Ridley, Jewell u Owen por citar unos pocos. El mismo Ryle, era un hombre de una vasta cultura histórica y teológica. Ahora bien, este conocimiento no era un fin en sí mismo, sino el medio por el que Ryle pudo ser útil en su generación y en su Iglesia.
Al mismo tiempo, sus pastorados en diversos lugares de Inglaterra, así como su labor como obispo en Liverpool ponen de manifiesto que era un hombre con un corazón evangelístico y pastoral. De hecho, aprendió a expresar sus amplios conocimientos de una manera accesible y atractiva, precisamente por estar al pie del cañón con sus feligreses. Para Ryle no se puede contraponer el conocimiento y la práctica eclesial
WG: ¿En qué sentido piensas que Ryle podría ayudar a la Iglesia contemporánea?
JM: George Verwer, el fundador de OM escribió un pequeño y precioso libro cuyo título es Sed de realidad. Esta expresión, sed de realidad, serviría para resumir lo que creo que es el legado de Ryle más importante para nosotros hoy. Ryle nos desafía a ser realmente lo que decimos profesar. No podemos ser un alternativa creíble sino vivimos a la altura de lo que creemos. Ryle es un constante desafío a mostrar la gloria de nuestra gran fe evangélica en una vida ejemplar en la que se manifieste nuestra alegría por ser hijos del Padre, nuestra pasión por Cristo que nos ha salvado y la satisfacción que trae el ser el templo de su Espíritu. Si Dios está con nosotros, se tiene que notar.
Al mismo tiempo, Ryle era un gran defensor de la unidad evangélica, en un sentido muy práctico. Es decir, propugnaba que no se debía pasar tanto tiempo en luchas intestinas sobre tantos cuestiones secundarias y de matiz, sino más bien emplearlo en la comunión con Cristo, en la evangelización de los perdidos y en prestar atención a la influencia de la fe en la vida cotidiana, en casa, en el trabajo, en la universidad, y donde quiera que estemos, para que nuestro estilo de vida refleje a Cristo y así podamos ser sal y luz en el mundo. Me gusta mucho esta frase de Ryle: “el arquetipo escriturario del hombre santificado no es el hombre que se esconde en una cueva, sino el hombre que como señor y criado, como padre o hijo, en la familia y en la calle, en el negocio y en el trabajo glorifica a Dios.”
WG: ¿Cómo ha afectado Ryle a tu propia vida, hermano Moreno?
JM: La influencia de Ryle viene de lejos, desde mis mismos comienzos como creyente. Tal es así que todavía recuerdo, como si fuera ayer, los mensajes que leí de Ryle en aquel entonces. Por ejemplo, el volumen titulado Nueva Vida del Estandarte y, en particular el mensaje ¿Cuánto cuesta ser cristiano? O uno titulado ¿Oras? Estos y otros títulos creo que me hicieron tomarme en serio la profundidad y la responsabilidad de lo que significa ser cristiano.
También me acuerdo de una breve biografía de George Whitefield publicada por Clie en 1984, en una colección de mensajes de Ryle titulados El nuevo Nacimiento. No se me olvida porque para algunos de los jóvenes que por aquel entonces, mediados de los 80 del siglo pasado, pensábamos en ser predicadores, Whitefield representaba, y lo sigue siendo, un modelo a seguir.
Pocos saben que Ryle era un amante de la Historia evangélica, y que escribió mucho sobre algunos predicadores evangélicos. Ryle es uno de los que me enseñaron a apreciar a los evangélicos anglicanos, como el ya referido Whitefield, los hermanos Wesley o William Romaine. Ryle, es, finalmente, una de las razones por las que, posteriormente, escribí sobre una de las figuras más emblemáticas e influyentes en la iglesia anglicana: William Wilberforce, una excelente combinación de fe cristiana real y de compromiso social evangélico.
WG: Si podrías recomendarnos algunos libros de lectura obligatoria de Ryle, ¿cuáles serían?
JM: Además de los que ya he apuntado señalaría La Santidad: su naturaleza, obstáculos, dificultades y raíces, un libro que ayudó mucho a otro anglicano evangélico muy recomendable, John Stott. El Aposento Alto, Sendas Antiguas o sus Comentarios sobre los 4 evangelios. Para los que saben inglés Christian Leaders of the 18th Century y Knots Untied, una colección de mensajes extraordinarios (algunos de los que componen este volumen si están en castellano en un volumen titulado Avisos a las iglesias)
WG: Muchas gracias por su tiempo, hermano José. Hemos aprendido mucho. ¡El Señor siga avivando el legado de este gran campeón evangélico en nuestros días!
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