Estoy ofendido

La nueva forma de ganar un debate contra un cristiano.

02 DE ABRIL DE 2016 · 19:50

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¿Te has enterado de la nueva forma de ganar cualquier argumento? Está de moda y funciona de maravilla cuando te metes con los cristianos.

¿Y sabes lo mejor? Que para aprenderla:

  1. No tienes que estudiar nada.
  2. No tienes que ensayar en casa.
  3. No tienes que pagar ni un centavo.

Todo lo que tienes que hacer es decir las siguientes dos palabras: estoy ofendido.

Este argumento machaca a los creyentes porque nunca quieren ofender a nadie. Sólo procuran amar y por eso, el momento que ven que han ofendido a alguien, se arrepienten y dan marcha atrás.

Ahora bien, vamos a pensar un poco, si los primeros creyentes se hubiesen comportado como tantos cristianos actuales, ¿qué tendrían que haber dejado de predicar?

  1. El mensaje de que todos son pecadores (sean judíos o gentiles).
  2. El llamamiento al arrepentimiento.
  3. El anuncio de que Cristo resucitó corporalmente de entre la muerte.
  4. La verdad de que sólo en Jesús hay salvación eterna.

Estos cuatro ejes de la fe evangélica son cien por cien ofensivos. Pero esto no quiere decir que los discípulos no amasen a los incrédulos de su generación. Se dieron cuenta de que el amor y la verdad siempre andan juntos.

Para ilustrar esta diferencia entre los cristianos primitivos y los evangélicos del siglo XXI, te pongo dos casos.

 

Caso 1:

El famoso pastor Juan el Ungido acaba de predicar su mensaje dominical. Baja del púlpito y un hermano adinerado de la congregación le dice: “Tu mensaje me ha ofendido, pastor Juan”.

El pastor Juan el Ungido responde, “¿Estás ofendido? ¡Lo siento, lo siento! O, por favor, perdóname por meter la pata. No quise dañarte. No ha sido mi intención. No quise ser tan dogmático cuando hablé sobre la salvación que hay en Jesús y la necesidad de convertirnos al Señor. Te prometo que nunca volverá a pasar. Estoy acabando un curso sobre Cómo no ofender a nadie en tu iglesia y todavía me faltan un par de clases. Te ruego que no te marches de la iglesia. Te necesitamos aquí. Eres tan importante. Sin ti, la obra del Señor no podrá avanzar. Dios te necesita. Sin ti, el Señor se pondrá tan triste y deprimido. No te vayas, te lo suplico. Ten paciencia conmigo, hermano. ¿Me perdonas?”

 

Caso 2:

El famoso pastor Juan el Bautista acaba de predicar su mensaje dominical. Baja del púlpito y un hermano adinerado de la congregación le dice: “Tu mensaje me ha ofendido, pastor Juan”.

El pastor Juan el Bautista responde, “¿Estás ofendido? Me alegro. ¡Arrepiéntete ahora mismo!”

 

Reflexionando

Intelectualmente hablando, el decir “estoy ofendido” es tal vez el argumento lógico menos inteligente de toda la historia filosófica. Revela que la persona que lo emplea no sabe pensar ni controlar sus emociones. Con gente así, es imposible tener un debate medianamente racional. Se trata de un argumento vacío que no merece ser respetado en ningún contexto académico.

Así que te animo a seguir predicando la Palabra, querido lector. Tarde o temprano vas a ofender a alguien por amor al Evangelio. Y no te sientas mal cuando esto suceda. Es lo más normal del mundo. “Somos grato olor de Cristo en los que se salvan, y en los que se pierden; a éstos ciertamente olor de muerte para muerte” (2 Corintios 2:15-16). Si no ofendes a nadie cuando predicas, estás haciendo algo mal.

Por consiguiente, no tienes que hacer caso a los nuevos líderes posmodernos que se están levantando en nuestros días en Europa, los cuales no tienen nada que decirnos sino: “No es bueno ser dogmático” (frase, por cierto, bastante dogmática) o “No prediques nada que sea ofensivo” (frase, por cierto, que me resulta bastante ofensiva a la luz de lo que me han enseñado los profetas, los apóstoles y el bendito Señor Jesús).

No es malo ofender a los incrédulos con el mensaje de la cruz de Cristo. Y como dijo el bien amado John MacArthur: “No suavices el Evangelio. Si la verdad ofende, entonces deja que ofenda. La gente ha estado ofendiendo toda su vida a Dios”.

¡Ánimo y adelante!

Y si estás ofendido con lo que he escrito aquí, ¿qué te puedo decir?

Pues, estoy ofendido de que estés ofendido…

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Brisa fresca - Estoy ofendido