Misioneros españoles en el mundo: Joan Bel Martín

Una entrevista con el misionero español Joan Bel en Bolivia.

07 DE FEBRERO DE 2016 · 11:20

Joan Bel y su familia,
Joan Bel y su familia

Joan Bel Martín está en el campo misionero con su familia desde hace 15 años.

Casado con Carmen desde hace 23 años, la pareja tiene cuatro hijos y ahora mismo se encuentran sirviendo al Señor en Bolivia. Antes de ubicarse en Bolivia, estuvieron dedicados a la obra en Perú.

Explica Bel, “Servimos primero en Perú por algo más de ocho años, donde levantamos un hogar para niños, comedores populares, una guardería y programas de prevención contra el abuso sexual en niños”.

¿Y ahora qué hacen? “Ahora estamos en Bolivia, trabajamos con infancia en riesgo, creando proyectos sociales para atender necesidades básicas como alimentación, educación y sanidad, preparamos líderes y plantamos iglesias, para ello hemos levantado un programa diurno para niños de la extrema pobreza, una guardería en una de las zonas más pobres de la ciudad de Santa Cruz, trabajamos en el Hospital oncológico para niños y estamos empezando las campañas de prevención de abuso sexual en escuelas públicas y privadas”.

Además de todo el trabajo realizado, iniciaron una iglesia hace cuatro años para la gloria de Dios.

Nos ha dado mucho gusto poder entrevistar al hermano Bel para Protestante Digital con el fin de informar a los españoles acerca de la gran obra que está realizando este siervo de Dios en Latinoamérica.

Así que, sin más, pasemos a la entrevista. ¡A disfrutar!

WG: ¿Hermano Joan, cuándo empezaste a sentir pasión por las misiones?

JB: Siempre supe que ayudaría a las personas, pero no fue hasta mi llamado como misionero que empecé a trabajar y ayudar para las misiones primero desde mi país y luego en el campo misionero.

WG: ¿Y cómo sabías que Dios te estaba llamado adonde estás ahora?

JB: En el año 2000 visité Perú para ayudar a construir un comedor para niños de extrema pobreza en mi tiempo vacacional. Yo siempre había creído que Dios me llevaría a África, pero fue en Perú donde el llamamiento se concretó.

WG: ¿Y cómo se concretó exactamente?

JB: Cuando llegué me alojé en casa de unos pastores la familia Méndez, a los que estaré agradecido siempre. Un día cuando salimos a comer una ensalada de frutas con yogurt, coincidimos con una misionera que meses antes empezó a orar a Dios por un matrimonio de misioneros que trabajara con niños.

Al principio sólo hablamos amistosamente, pero de repente ella dijo con lágrimas en los ojos, “ya sé quiénes sois, vosotros sois los misioneros que Dios trae para trabajar con niños”.

Esa fue el primer indicio que tuvimos; unos días después de haber percibido que Dios nos estaba llamando a Perú asistí a una reunión de iglesia, en el momento de la alabanza hice una simple oración le dije a Dios “Señor me pongo delante de ti como Moisés con mis manos levantadas para que seas tú quien venza toda situación y hagas tu voluntad”.

Esta oración la hice interiormente. Cuando el predicador de turno salió a predicar me miró y me dijo: “Tú eres como Moisés volverás a tu casa y verás la gloria de Dios”. Unos días después volví a mi casa y previo viaje de mi esposa a Perú, nuestra Iglesia nos reconoció como misioneros y nos envió todo ello en 8 meses.

WG: Después de tantos años dedicados a la obra del Señor, ¿cuáles serían algunas de las características más importantes para ser misionero?

JB: No hay duda de que un misionero debe ser alguien que esté dispuesto a dejar todo atrás, que tenga facilidad para transculturizarse, que esté dispuesto a quedarse sólo en los peores momentos, a dar su vida por amor a Dios y al prójimo y que finalmente si así Dios lo quiere y tenga que regresar a su país deberá aprender de nuevo a vivir en su país, con aquella familia que dejó atrás y que seguro cambió tanto que deberá volver a buscar su lugar en ella.

WG: ¿Podrías comentarnos algo sobre vuestras mejores y peores experiencias en el campo?

JB: Lo mejor es ver el fruto del trabajo misionero por años, ver vidas cambiadas, saber que Dios de alguna forma que no comprendes, a pesar de tu inutilidad te usa como instrumento.

Lo peor que tu esposa enferme de cáncer y que para garantizar un buen tratamiento tenga que volver al país, esa separación fue muy difícil para mi familia; no poder viajar más a menudo por las limitaciones económicas y poder estar en todas sus quimioterapias, fue lo más duro que he hecho en mi vida. Gracias a Dios salimos fortalecidos.

WG: ¿Qué es lo que te motiva a seguir adelante en la obra?

JB: Dios.

WG: Amén. ¿Cuáles son las grandes necesidades espirituales y sociales en el país donde estás?

JB: Supongo que como en todos conocer a Dios, es la gran asignatura pendiente; por otro parte hay muchas familias desestructuradas, mucha pobreza, falta de infraestructuras, mucha corrupción, mucha ilegalidad, así que el evangelio es una respuesta espiritual y social para este país.

WG: Si alguien quiere ponerse en contacto contigo o apoyarte económicamente, ¿cómo puede hacerlo?

JB: Mediante la página del www.demade.org o escribiéndonos a [email protected].

WG: Ok. Muchas gracias por tu tiempo, hermano Joan. Un abrazo fuerte y adelante en el Señor como siempre. Saludos para los tuyos en el amor del Salvador.

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