Jesús y el endemoniado de Galilea (I)

Casuística de las sanidades de Jesús.

24 DE ENERO DE 2016 · 16:25

Jesús expulsa un demonio, de El Greco,
Jesús expulsa un demonio, de El Greco

Empezaremos nuestra casuística de las sanidades de Jesús por un acontecimiento terapéutico que se presenta en el Evangelio de Marcos 1: 21-28 y en Lucas 4: 31-37.

Para su análisis recogemos el suceso relatado en Lucas: “Descendió Jesús a Capernaum, ciudad de Galilea; y les enseñaba en los días de reposo. Y se admiraban de su doctrina (gr. enseñanza), porque su palabra era con autoridad.

Estaba en la sinagoga un hombre que tenía (en Marcos en lugar de decir `un hombre con espíritu inmundo´, dice `un hombre en espíritu inmundo; es decir un hombre en estado de conciencia alterado en relación al que consideramos normal) un espíritu de demonio (gr. dios, diosa, divinidad, espíritu, espíritu del mal, espíritu de los muertos) inmundo (gr. sucio, impuro, no purificado, no expiado, sin expiar y depravado), el cual exclamó a gran voz diciendo: Déjanos; ¿qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Yo te conozco quién eres, el Santo de Dios. Y Jesús le reprendió, diciendo: Cállate y sal de él.

Entonces el demonio, derribándole en medio de ellos, salió, y no le hizo daño alguno (prueba de que el estado intrapsíquico que padecía era de naturaleza psicógena). Y estaban todos maravillados (gr-y vino asombro=estupor, pasmo, suspensión) y hablaban unos a otros diciendo:¿Qué es esta palabra, que con autoridad y poder (gr. δυναμει) manda a los espíritus inmundos, y salen?

El estudio de esta acción taumatúrgica de Jesús nos lleva a realizar consideraciones de naturaleza psicopatológica y psicodinámica de la mayor importancia.

El personaje de Marcos 1 y Lucas 4 presentaba alteraciones mentales que los evangelistas no nos detallan; pero las alteraciones psicopatológicas que padecía, daban ocasión para que las gentes de su entorno tomasen conciencia de que no estaba en su juicio cabal.

A pesar de su quebrantada salud psíquica, mantenía la capacidad para discernir la Identidad de Jesús de Nazaret. ¿Cómo podía ser esto posible?

El análisis exegético de este caso y su interpretación psicodinámica nos lleva a considerar que el problema psicopatológico podría explicitarse así: el espíritu inmundo o espíritu del mal, que anidaba en el estrato más profundo de su ser interior, estaba constituido por contenidos (noéticos y afectivos) sucios, depravados, no purificados y sin expiar; generando sentimientos de culpa a nivel inconsciente, que querían ascender al YO, a la conciencia del enfermo, sin conseguirlo; porque el Superyó (la Conciencia del Bien y del Mal o Conciencia ética) se lo impedía.

Por consiguiente estos contenidos sucios, no redimidos y no expiados van creando una tensión inconsciente, que va in crescendo, con la consiguiente angustia que necesita descargarse, haciendo catarsis, y proyectarse sobre la esfera corporal o mental de la persona.

Así se crea la semiología clínica y psicopatológica correspondiente, que encuadra los trastornos en la nosología (clasificación de las enfermedades) psicopatológica correspondiente.

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