¿Por qué hay que leer a los puritanos?
Al cumplir cuatrocientos años desde el nacimiento de Richard Baxter, hoy comentamos 10 razones por las que es tan importante leer a los puritanos.
07 DE NOVIEMBRE DE 2015 · 20:50
Esta semana celebramos el 400 cumpleaños de uno de los pastores evangélicos más queridos de todos los tiempos. Se trata del predicador y escritor inglés Richard Baxter, el cual nació el día 12 de noviembre 1615.
Baxter formaba parte de un movimiento dentro del protestantismo conocido como el puritanismo. Surgió, a grandes rasgos, entre 1550 y 1700 y tenía la meta de reformar la Iglesia oficial de Inglaterra –conocida como la Iglesia anglicana- a la luz de las Escrituras.
Los puritanos, según Dr. Martyn Lloyd Jones, “empezaron a pensar que la Reforma en Inglaterra había sido incompleta, y que no bastaba con cambiar la doctrina y librarse de la falsa enseñanza católica romana. Había que reformar hasta sus últimas consecuencias: también en el terreno de la práctica. Surgió la opinión de que la Reforma se había quedado corta. Estas es, indudablemente, la nota más esencial y característica del puritanismo: el sentimiento de que no se había llegado lo suficientemente lejos reformando”.1
Conocí a los puritanos hace diez años mediante la lectura de un libro del celebrado evangélico Dr. J.I. Packer, Among God’s Giants [Entre los gigantes de Dios] mientras estudiaba en la Universidad de Queen’s (Belfast). La pasión de Packer por los puritanos me contagió y empecé a leerles por mi cuenta. Me acuerdo de cómo me fortalecían el alma como joven creyente.
Dr. Joel Beeke, el director de Reformed Heritage Books, ha comentado que el mundo anglosajón está experimentando un avivamiento de interés en los puritanos. Poco a poco, veo que algo parecido está sucediendo en España.
Por eso, en honor al legado del hermano Richard Baxter, quiero dedicar mi artículo semanal a daros a todos diez razones por las que hay que leer a los puritanos sí o sí. Y os recomiendo que consigáis su libro El pastor renovado, el cual es una auténtica perla de teología pastoral protestante.
Cuando entrevisté al pastor David Barceló a finales de agosto, me dio mucha alegría cuando me comentó que esta obra de Baxter es una de sus preferidas también.
Así qué, ¿por qué hay que leer a los puritanos? Aquí tenéis diez razones:
01.- Hay que leer a los puritanos porque estaban saturados de la Biblia
Es imposible leer un texto puritano sin encontrarte expuesto a la Palabra de Dios. Los puritanos edificaron sus vidas y ministerios sobre la roca de la Biblia. Para emplear una expresión de Charles Spurgeon, tenían “biblina” en su sangre. Leían la Palabra, creían la Palabra y exponían la Palabra. El movimiento puritano fue antes que nada un movimiento bibliocéntrico. La literatura puritana está repleta de enseñanza bíblica.
02.- Hay que leer a los puritanos porque tenían hambre de Dios
El corazón puritano anhela a Dios. Los predicadores puritanos como Baxter se caracterizaron por una intensa búsqueda de Dios. Creían en la importancia de la oración pública y privada considerándola como un bendito medio de gracia. Se gozaban en la comunión con Dios, dirigiéndose al Señor con reverencia y sencillez de corazón. Muchos de los puritanos publicaron libros y sermones sobre el tema de la oración. Eran más que académicos; moraban en la presencia del Señor Jesús.
03.- Hay que leer a los puritanos porque predicaban sana doctrina
Además de poseer una pasión indomable por la presencia de Dios, los puritanos eran teólogos de primer rango. Eran expertos en las doctrinas clave de la Reforma protestante y se aseguraron de que sus ovejas fueron bien instruidas en la teología evangélica.
En contraste con el espíritu evangélico de nuestros días, los puritanos no eran esclavos del pragmatismo ni de éxito numérico. Se centraron en la profundidad de sus ministerios permitiéndole a Dios que Él se encargase de su amplitud. Predicaron de manera constante sobre la Trinidad, la doble naturaleza de Cristo y su obra expiatoria, la salvación por la gracia a través de la fe, la vida eterna y la condenación eterna, etc.
04.- Hay que leer a los puritanos porque tenían convicciones profundas
A pesar de vivir en tiempos turbulentos (sobre todo a partir del Acta de Uniformidad en 1662), los puritanos se mantenían fieles a la Palabra de Dios. Tenían muchos adversarios pero no rebajaron las exigencias de las Escrituras para quedar bien con la sociedad ni con las autoridades eclesiásticas. Decidieron seguir a Cristo con todo lo que esto implicaba y estuvieron dispuestos a derramar su sangre, perder sus puestos ministeriales y ser echados de Inglaterra por amor a la Palabra.
Creían que la verdad importaba. Entendieron que la iglesia es una compañía de soldados fieles que pelean la buena batalla en el nombre de su Capitán celestial. Aprendieron que uno de los mejores maestros en la vida cristiana es el Dr. Adversidad.
05.- Hay que leer a los puritanos porque eran maduros
J.I. Packer ofrece una sola razón por la que hay que leer a los puritanos, a saber, su madurez espiritual. En sus palabras, “Los puritanos eran gigantes espirituales. Nosotros, sin embargo, somos enanos”. Con esto se refiere a su sabiduría teológica y práctica, su buena voluntad para con todos, su perseverancia y creatividad. Por medio de muchas pruebas, tenían el carácter moldeado y esto les ayudó a la hora de consolar los corazones de su pueblo a nivel pastoral. No vivían con grandes lujos ni afluencia como nosotros; no obstante, tenían riquezas verdaderas en el alma.
06.- Hay que leer a los puritanos porque creían en el uso de los catecismos
A nivel occidental, la iglesia evangélica lleva unos cien años sin tomar en serio los catecismos. Un catecismo es un método de enseñanza doctrinal mediante preguntas y respuestas. Cuando la Reforma protestante comenzó en Alemania y Suiza en el siglo XVI, había una explosión de interés en los catecismos protestantes. Los catecismos generaron una generación de doctos en la Palabra.
Los puritanos aprendieron esta lección de sus hermanos evangélicos en el continente e implementaron el mismo estilo de enseñanza en las islas británicas. Muchos hermanos y hermanas sabían recitar el contenido de El catecismo de Heidelberg o El catecismo menor de Westminster de memoria (por sólo nombrar dos ejemplos).
07.- Hay que leer a los puritanos porque creían en la adoración doméstica
La meta del marido puritano era convertir a su hogar en una pequeña iglesia donde adoraría al Señor con su mujer y sus hijos en el temor de Dios. Los padres se vieron a sí mismos como evangelistas y misioneros con el fin de inculcar en sus hijos un amor profundo por las cosas de Dios. El hogar puritano fue edificado sobre la lectura de la Palabra, las oraciones familiares y el estudio del catecismo.
Los padres cristianos no esperaron a que los líderes de jóvenes o los maestros de la escuela dominical se ocupasen de la enseñanza espiritual de sus hijos (ya que en aquél entonces tales ministerios ni siquiera existían); sino que ellos mismos entendieron que el Padre celestial les había llamado a ellos a nutrir a sus hijos en la fe. Los padres puritanos siempre estaban hablando gozosamente sobre las cosas de Dios.
08.- Hay que leer a los puritanos porque eran grandes pastores
Sin exagerar, Dr. Joel Beeke afirma que la teología pastoral desarrollada a lo largo de la edad puritana es la más rica y valiosa en toda la historia de la cristiandad. Los pastores puritanos sabían aplicar la doctrina de las Escrituras a los corazones y las mentes de sus oyentes de forma magistral. Los sermones de los pastores puritanos solían dividirse en dos partes: doctrina y aplicación.
No obstante, no se limitaron a subir al púlpito en el día del Señor sino que instruyeron a sus ovejas a lo largo de la semana mediante visitas pastorales. Baxter, por ejemplo, dedicó los lunes y los martes a visitar a las 800 familias que tenía en su congregación, probando su conocimiento del catecismo y analizando su bienestar espiritual.
09.- Hay que leer a los puritanos porque querían renovar la Iglesia
Los puritanos vivían según el lema protestante: Ecclesia reformata semper reformanda secundum verbum Dei. Quiere decir que la iglesia reformada siempre tiene que estar reformada según la Palabra de Dios. Los puritanos no creían que la Iglesia anglicana tuviese el derecho de imponer cargas extra-bíblicas sobre sus feligreses.
Querían volver a la sencillez del modelo bíblico de la iglesia, esto es, una congregación de los llamados con el fin de que la Palabra fuese predicada, los sacramentos celebrados (el bautismo y la Santa Cena) y la disciplina administrada. Creían firmemente en la libertad con la cual Cristo les había hecho libres, por consiguiente, atacaron cualquier tipo de exigencia anti-bíblica que no se podía justificar escrituralmente. La conciencia puritana, siguiendo las pisadas de Lutero, se tenía que sujetar únicamente a la Palabra de Dios.
10.- Hay que leer a los puritanos porque han influenciado a muchos siervos de Dios
Aunque el movimiento puritano desapareció alrededor del año 1700, sus escritos siguen hablando. En el siglo XVIII John Gill, George Whitefield y Jonathan Edwards se alimentaron de los puritanos. En el siglo XIX J.C. Ryle y Charles Spurgeon ejemplificaron los ideales de los puritanos en sus respectivos ministerios. El siglo pasado, los puritanos fascinaron a Dr. Ian Paisley en Irlanda del norte y a Dr. Martyn Lloyd Jones en Inglaterra.
Después de leer una biografía sobre Richard Baxter, Lloyd Jones comentó, “Desde aquel momento, un verdadero y vivo interés por los puritanos se apoderó de mí, y confieso francamente que todo mi ministerio ha estado gobernado por el mismo”.2 En nuestros días muchos de los grandes líderes evangélicos se han sentado a los pies de los maestros puritanos. Pienso en John Piper, John MacArthur, R.C. Sproul, J.I. Packer, Paul Washer, Joel Beeke, Mark Dever, etc.
Conclusión
No puedo acabar este artículo sin dejaros con algunos nombres de los autores puritanos más importantes. Así podéis descubrir por vosotros mismos el gran gozo que acompaña la lectura de la literatura puritana. Muchos de los nombres mencionados ya tienen tomos publicados en castellano, así que mi consejo para todos es: ¡a comprarlos y a devorarlos! Y si sólo podéis comprar uno, que sea El pastor renovado de nuestro cumpleañero Richard Baxter.
¡Feliz 400 cumpleaños hermano Ricardo! ¡Nos vemos pronto!
Aquí tenéis veinte nombres más en orden cronológico:
- Richard Greenham (1535-1594)
- William Perkins (1558-1602)
- Richard Sibbes (1577-1635)
- John Goodwin (1594-1665)
- Thomas Goodwin (1600-1680)
- Jeremiah Burroughs (1600-1646)
- William Bridge (1600-1670)
- Isaac Ambrose (1604-1664)
- Thomas Shepherd (1605-1649)
- Thomas Brooks (1608-1680)
- Thomas Gouge (1609-1681)
- John Owen (1616-1683)
- William Gurnall (1616-1679)
- Thomas Watson (1620-1686), por cierto, es mi puritano favorito.
- Thomas Manton (1620-1677)
- William Bates (1625-1699)
- John Flavel (1627-1691)
- John Bunyan (1628-1688)
- Stephen Charnock (1628-1680)
- John Howe (1630-1705)
1 LLOYD JONES, Martyn, Los puritanos: sus orígenes y sucesores (El estandarte de la verdad: Edinburgo, 2013), pp. 356-357.
2 Ibíd., p. 350.
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