Cartas de agosto (Sólo por hoy)

Me escribiré una carta que me recuerde que a los cristianos donde mejor se les reconoce es fuera del templo.

02 DE AGOSTO DE 2015 · 07:45

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Los buenos observadores, los que sin detenerse a estudiar la procedencia de la palabra observar, sea que venga el verbo de la composición de la preposición latina “ob” (por, ante) y el verbo “servo” (prestar atención, examinar algo atentamente y guardarlo para sí), habrán notado que he cambiado “Sólo por hoy ” el título general de mis artículos, de “Desde el Corazón” a “Cartas de Agosto” y es por este mes, no sé aún si todo él o Domingos del mismo, me voy a escribir algunas cartas, sí, sí, cartas para mí mismo, y que empezaré con unos inciertos destinatarios:

A QUIEN CORRESPONDA:

Puedo imaginarme que alguien me diga: “pero hombre, Agosto es el mes de vacaciones, no es el momento, ni el lugar de escribir cartas, con la posibilidad de descansar, rodeado de naturaleza, frente a un mar Mediterráneo… ¿dónde quedan los problemas, los atentados terroristas, los incendios, la enfermedad, la pobreza, las dificultades de tantos, los pecados de comisión y omisión de muchos, las falsedades y mentiras de los políticos, los silencios de las Iglesias ante las inmoralidades que se institucionalizan, mientras se entretienen en la entelequia de descubrir aún sus programas de testimonio?; ¿es que no puedes olvidarte de todo esto?, ¡qué fácil es escribir los Viernes en un despacho fresco y tranquilo!

Miro el mar que tengo delante, una lenta gaviota pasa, siento un poco de viento que llega a la terraza. ¿Es un buen momento o no?. El presente es siempre un buen momento, y aun no poseyendo mi tableta, ni textos para confrontar escritos, tengo mi pluma y papeles para escribir.

Una carta es un género muy personal. Y en esta ocasión, me serviré de frases generalmente breves, colocadas unas junto a otras en rápida sucesión, sin una concatenación elaborada ni una soldadura precisa. Los expertos creo que definen este procedimiento como parataxis, en oposición a la hipotaxis. Pongo un ejemplo “una Alcaldesa no elegida por el pueblo de forma directa, sino por los pactos de partidos afines, ordena quitar el busto de un rey del salón de plenos y gozándose” (hipotaxis). Otra forma “una alcaldesa ordena quitar el busto de un rey, de un salón y gozándose”, (parataxis); eso es todo.

No quiero escribir una circular, y mucho menos en vacaciones un sermón. Una carta, aunque sea “sólo por hoy” no de teología especulativa, sino práctica, que se refiera más a los comportamientos, las mentalidades y a la moral que a la doctrina abstracta. Unos pensamientos veraniegos que motiven la acción y la praxis del cristiano.

Una carta que me recuerde, la perseverancia en las pruebas, la solidaridad activa con el mundo que me sugiere que los cambios que desean muchos, deben entenderse que sólo con la ley se puede cambiar la ley, que sólo con la palabra se puede alcanzar el diálogo y que sólo con la Constitución, todas nuestra Autonomías disfrutan de las mayores de su Historia. Una carta que me recuerde la acogida al pobre, a la viuda, al extranjero, la coherencia y la unión entre la fe y las obras, aviso para cristianitos que sólo sienten la Iglesia en Navidad, ciertas festividades y en contadas ocasiones para “que no se diga” y encima proclaman exigencias de cómo la Iglesia debería ser para ellos. Una carta que ponga en alerta el uso correcto de la lengua, el discernimiento y el control de los deseos, la búsqueda y la posesión de los bienes materiales, el uso y el abuso de la riqueza, que mientras los que roban poco van a la cárcel, los que más han robado y de posiciones que deberían ser ejemplares, y teniendo buenos bufetes de abogados están de veraneo.

Una carta que me recuerde que a los cristianos donde mejor se les reconoce es fuera del templo, que obligue al creyente a salir de la capilla y lo ponga en la calle, mezclado con los demás; que es ahí donde queremos verlo, examinarlo, observarlo para comprobar su identidad, reconocer su rostro, verificar la calidad y la robustez de su planteamiento de fe.

Una carta que no tolera la disociación entre fe y vida, entre “decir” y “hacer” entre pensamientos y acciones, entre atención a Dios y sensibilidad con las necesidades del prójimo.

Una carta que sigue la tónica de otros mensajes del año, que haga pensar al cristiano no conformarse a las meras prácticas cultuales –ya muy mediocres en el tiempo, y agrandadas en el largo y cálido verano-. Que nos obligue a tomar posiciones en los conflictos sociales. La caridad buenista no es suficiente. A declarar la injusticia, la explotación en todos los órdenes. A controlar si finalmente el creyente se pone de parte de los ricos o si privilegia al pobre, o si está de parte del valor del mensaje profético o por miedo está a la moda de la ambigüedad, confusión y la ética de situación.

Paro y transcribo al ordenador el manuscrito, me salen 841 palabras y me digo: “lo que tenía que ser escrito, merece serlo, aun mal escrito”, pero Sólo por hoy.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Desde el corazón - Cartas de agosto (Sólo por hoy)