Escobar y Arana: congruencia y fidelidad

Su maestría hizo que fuera una reunión cálida entre cerca de 300 personas. Samuel Escobar y Pedro Arana lograron que la sesión matutina del segundo día para celebrar los 45 años de la Fraternidad Teológica Latinoamericana fuese como una conversación en la sala de una casa, o sentados a la mesa bebiendo café entre amigos.

Pedro Arana, participante en la fundación de la FTL en 1970, donde expuso la ponencia “La revelación de Dios y la teología en Latinoamérica”, compartió sobre los desarrollos de la teología pública y su implicación para las iglesias evangélicas. Arana afirmó que sin el nombre de pública la teología evangélica latinoamericana ha pensado la fe y su puesta en práctica en las condiciones realmente existentes del Continente. Si bien lo anterior solamente ha sido preocupación de un sector pequeño, ubicó antecesores que crearon escuela en sucesivas generaciones. Recordó los aportes de Gonzalo Báez-Camargo, Alberto Rembao, Erasmo Braga y Juan A. Mackay.

El peruano Pedro Arana tiene en su haber la autoría de Providencia y revolución; Progreso, técnica y hombre; Teología en el camino, Mi testimonio político, así como varios capítulos en obras colectivas publicadas por la FTL o por otras editoriales. En Perú estuvo muy involucrado en la defensa de los derechos humanos en el proyecto Paz y Esperanza. Fue integrante de la Asamblea Constituyente en 1978-1979.

A la participación de Pedro Arana le siguió la de Samuel Escobar, otro de los fundadores de la FTL. En 1970 expuso en el evento gestor del movimiento la conferencia “Una teología evangélica para Iberoamérica”. Escobar es de la generación fundadora de la FTL el más prolífico en cuanto a trabajos escritos y publicados. Desde muy joven tuvo la inquietud de tomarle el pulso a los tiempos, lector ávido de libros y de la realidad, conversador cautivante, siempre con oídos atentos a sus interlocutores, misionólogo y misionero, docente y maestro.

Los artículos, libros, predicaciones y conferencias de Samuel Escobar han nutrido la fe y el intelecto de varias generaciones de evangélicos hispanoamericanos. El conjunto de su producción es resultado de haber dedicado bastantes e intensas jornadas para dejar impresas sus reflexiones, sus hallazgos, sus retos para quienes buscaban una fe pensante y un intelecto incendiado por el seguimiento de Cristo en las heridas tierras latinoamericanas.

Samuel Escobar, como ningún otro teólogo e intelectual evangélico latinoamericano de su generación tomó muy en serio el oficio de escritor. Debió desarrollarlo en medio de múltiples actividades que no le permitían las mejores condiciones para sentarse a reflexionar y poner sus frutos por escrito. Ha combinado su cariz de activista evangélico, y evangelizador, con la difícil tarea de ser un intelectual en un contexto en el que se mira con sospecha, y hasta desdén, a los pensadores. Él es, en el mejor de los sentidos, un intelectual evangélico que ha sabido dialogar con el cambiante mundo que la ha tocado vivir.

El doctor Escobar Aguirre dio una charla en la cual se refirió a los flujos migratorios, tanto los forzosos como los voluntarios. Compartió sobre su experiencia como migrante en varios países, y dio más tiempo a las lecciones que le han dejado los recientes años de vivir en España. También valoró la producción teológica de distintas generaciones de la FTL, y mencionó que como anabautista valora la teología comunitaria del movimiento. Hizo referencia al panorama evangélico global y cómo de forma inesperada surgen iglesias vitales en distintos grupos y sociedades. No faltó su opinión sobre el protestantismo popular, el pentecostalismo con frecuencia desdeñado por sectores que les tienen por advenedizos, y estimuló al auditorio para considerar que la pluralidad de los pentecostalismos es al mismo tiempo un reto y una oportunidad de renovación para el conjunto del abanico protestante latinoamericano.

Arana y Escobar conmovieron a los presentes, me parece, porque hicieron lúcidas exposiciones respaldadas por sus respectivas trayectorias de congruencia y fidelidad a una agenda de vida y teológica, está, la agenda, para ambos ha sido el fruto de un llamado ministerial y vocación bien clara.

Después de las charlas de Pedro Arana tuvo lugar un momento muy emotivo. A los dos ya mencionados, se sumó en el estrado René Padilla. De la generación fundadora de la FTL, ellos son los presentes en la consulta por los 45 años del movimiento. Cada uno recibió palabras de reconocimiento y agradecimiento por su lid a favor de la construcción de una teología evangélica contextual. El ambiente se tornó cargado de emociones, en el batir de palmas muchos de los asistentes pusieron el corazón.